Las universidades, especialmente las que enfatizan las actividades de investigación, constituyen las bases sobre las cuales se construye el futuro de los pueblos.

Las universidades, especialmente las que enfatizan las actividades de investigación, constituyen las bases sobre las cuales se construye el futuro de los pueblos. En esas instituciones de educación superior se desarrollan las nuevas ideas y los descubrimientos que cambiarán el curso de los tiempos. En ellas se educan también las personas que se encargarán de que esas ideas y esos descubrimientos se traduzcan en mayor desarrollo económico y en una mejor calidad de vida. Cuando las universidades se debilitan, se socavan con ellas las sociedades de las que forman parte.

Así lo reconocieron importantes líderes del Congreso de Estados Unidos quienes, en el año 2009, se percataron de que algunas de las acciones tomadas para lidiar con la crisis económica y fiscal debilitaron las universidades y, por consiguiente, pusieron en peligro la competitividad de la nación americana. Para evitar eso, le solicitaron un estudio al Concilio Nacional de Investigación (National Research Council o NRC, por sus siglas en inglés). Como parte de ese estudio, les pidieron que contestaran la siguiente pregunta: “¿Cuáles son las 10 acciones prioritarias que deben tomar el Congreso, el Gobierno federal, los gobiernos estatales, las universidades y otros para asegurar la habilidad de las universidades americanas de mantener la excelencia necesaria en la investigación y la educación a nivel doctoral para ayudar a Estados Unidos a competir, prosperar y alcanzar sus objetivos nacionales en las áreas de salud, energía, ambiente y seguridad en la comunidad global del siglo 21?”

El NRC, de la Academia Nacional de las Ciencias (National Academy of Sciences), la Academia Nacional de Ingeniería (National Academy of Engineering) y el Instituto de Medicina de las Academias Nacionales (Institute of Medicine of the National Academies), fue establecida en 1863 por el Congreso de Estados Unidos para asesorar al gobierno en asuntos relacionados con las ciencias y la tecnología. El 14 de junio de 2012, el NRC emitió los resultados de su estudio en un escrito que lleva por título ‘Research Universities and the Future of America: Ten Breakthrough Actions Vital to Our Nation’s Prosperity and Security’. Las 10 recomendaciones que esbozó el NRC como parte de ese estudio se resumen a continuación:

El gobierno federal debe adoptar políticas estables y efectivas, incluyendo el proveer fondos para actividades de investigación y educación a nivel graduado en las universidades. De esa forma se contribuye a que la Nación continúe teniendo un flujo de nuevos conocimientos y de personas con la preparación necesaria para guiar nuestro futuro y garantizar la prosperidad y la seguridad de todos.

Proveerle mayor autonomía a las universidades públicas, y restaurarle las asignaciones presupuestarias necesarias, para que puedan operar al mismo nivel que las mejores universidades a través del mundo.

Fortalecer las alianzas entre las universidades y el sector privado.

Las universidades deben mejorar su eficiencia y productividad, entre otras cosas, ejerciendo un mejor control sobre sus costos.

El gobierno federal debe crear un programa de inversiones estratégicas que le asigne fondos a iniciativas universitarias que adelanten la educación y la investigación en áreas consideradas prioritarias.

El gobierno federal y las demás instituciones que proveen fondos para proyectos de investigación en universidades deben cubrir la totalidad de los costos de estos, de forma consistente y transparente.

Los gobiernos, a nivel federal y estatal, deben reducir o eliminar la reglamentación excesiva.

Los programas de estudios graduados deben aumentar su capacidad de atraer los mejores estudiantes mejorando sus procesos.

Mejorar la coordinación entre las escuelas (niveles K-12) y las universidades para garantizarle una mejor educación en Ciencias, Matemáticas, Ingeniería y Tecnología a todos los estudiantes, particularmente los provenientes de grupos minoritarios o desaventajados.

Asegurar que las universidades en Estados Unidos continúan atrayendo estudiantes y profesores de otros países.

Ese estudio, y sus recomendaciones, son muy relevantes para Puerto Rico, donde nuestro principal centro docente continúa siendo la universidad del Estado, o sea, la Universidad de Puerto Rico (UPR).

De acuerdo a la visión que sirvió de base para ordenar ese análisis, y que sustenta el mismo, la UPR es una de las instituciones públicas de mayor valor para el pueblo de Puerto Rico. En sus más de 100 años de desarrollo, se ha constituido en el centro cultural y científico más dinámico de Puerto Rico y en el mejor vehículo de acceso a una educación de alta calidad para todos los grupos de nuestra sociedad.

Con toda su importancia, las personas a ambos extremos del espectro ideológico no han sabido defender a la UPR y protegerla, particularmente en esta época de crisis. Para propósitos de esos ideólogos de posiciones extremas, y por limitaciones de espacio, me parece importante concentrarnos en dos de las recomendaciones antes citadas.

Por un lado, en términos de lo que se le exige a los gobiernos estatales, creo que es necesario resaltar la recomendación que indica que se le debe proveer “mayor autonomía a las universidades públicas, y restaurarle las asignaciones presupuestarias necesarias, para que puedan operar al mismo nivel que las mejores universidades a través del mundo”. Eso es imprescindible para que no se continúe erosionando la calidad académica del principal centro docente de Puerto Rico que tan adversamente se ha afectado por los recortes presupuestarios de los últimos años.

Por otro lado, para los que piensan que los recursos son ilimitados y que todo se resuelve protestando y gritando duro, me parece pertinente subrayar la recomendación que señala que “las universidades deben mejorar su eficiencia y productividad, entre otras cosas, ejerciendo un mejor control sobre sus costos”.

Lo anterior lo dice un estudio serio realizado por una organización académica de prestigio. ¿Podremos escucharlos y hacerles caso? El futuro de la UPR y, por consiguiente, de todo Puerto Rico, depende de que así lo hagamos.

Presentación Carlos Colon de Armas

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