Dr. Héctor A. Ríos Maury – Catedrático UPR Rio Piedras
Como en la guerra, las luchas políticas se manifiestan en batallas. Frecuentemente, el desenlace final es distinto a los episodios intermedios. No sería propio negarle méritos a la coalición Popular- Nacionalista- Separatista – Socialista, cargada por El Nuevo Día, periódico que maquiavélicamente, y aun cuando ya nadie crea en sus sondeos, impulsó el no, luego de por medio de una encuesta fatula desmovilizar a los electores del si anticipándole una arrolladora victoria. ¡Enhorabuena!
La alianza logró persuadir a la mayoría de los participantes. Aparentemente tuvo una ayudita de muy alto nivel: “El señor está con nosotros” dijo fervorosamente el militante Cura don Pedro Ortiz, durante la legítima celebración del pasado domingo en la sede del Colegio de Abogados, en la que los grupos de izquierda se abrazaron a los independentistas de Lay Away (soberanistas) de la Pava. ¡Con razón ganaron! Hasta allí llegó, saliendo del closet soberanista, Cox Alomar. En plena algarabía se rumoró que llegaría Alejandro, buscando perdón supongo. No hubiera sido extraño; los códigos éticos del peculiar senador García Padilla son… flexibles. Eso explica que surrealistamente, la noche del 19 se autoproclamó ganador y “para variar” culpó a Fortuño de la derrota del si. ¿De verdad? ¡Es lastimoso! Parece que el inexperto candidato no se ha percatado de que en el balance de la consulta fue el máximo perdedor. Para la victoriosa coalición y la base de su partido quedó como un débil traidor; y frente al resto del pueblo se coronó como un irrelevante oportunista sin carácter ni liderato.
De cara a noviembre será definitorio que el PNP optimice su capacidad movilizadora y logre capitalizar sobre la recuperación socioeconómica que ha propiciado Fortuño, y las ventajas de la Estadidad. No debe subestimar a sus adversarios, que aunque divididos, tal y como exitosamente dijeron que controlar criminales significa quitarle derechos al pueblo, seguirán culpando al gobernador por todos nuestro males y afirmarán que somos muy pobres para ser estado, que la igualdad política implicará la perdida de la identidad puertorriqueña y más contribuciones; y que la Estadidad nunca será concedida. Todo falso y demagógico, pero, la política se relaciona más con la astucia y el poder, que con la justicia.
Por supuesto, los religiosos militantemente anti estadistas continuarán prendiendo velas y tratando de reclutar a Dios. En secreto temen que en la batalla final Alejandro y la Pava sean arropados por la máxima de Sun Tzu… perdón de mi abuela: “No se vistan, que no van”.
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