El miércoles, 21 de noviembre de 2012, en la tercera ronda de vistas del Comité de Transición, el alto comando del nuevo gobierno sorpresivamente arrastró la agenda del Grupo Ferré-Rangel a las vistas del cambio. Dirigidos por el licenciado Salvador Antonetti y en el turno de los informes del Departamento del Trabajo, colaron la diatriba anticompetencia de El Nuevo Día, a pesar de que no era tema de interés público señalado en la agenda. Los inquisidores de AGP cuestionaron la legalidad de fondos del Departamento del Trabajo asignados a suplementar la nómina de las compañías que distribuyen EL VOCERO. Coetáneamente el Grupo Ferré-Rangel, por conducto del bufete popular Fiddler González & Rodríguez, P.S.C., había radicado el día antes en el Departamento de Justicia una querella de investigación criminal en contra de este periódico, que les fue convenientemente filtrada a los miembros populares del Comité de Transición. La querella donde se pretende amordazar y castigar a este periódico, le fue entregada la noche antes a la presidenta del Comité de Transición, Maggie Oronoz, al licenciado José Andreu Fuentes y a otros miembros de la delegación popular con el libreto de los perros de presa.
Las amenazas jaquetonas contra este periódico vertidas en la campaña por Irving Faccio, Alejandro García Padilla, Miguel Hernández Agosto, Víctor Suárez, Ángel Rosa, los hermanos Hernández Mayoral y Carmen Yulín Cruz se habían materializado de forma oficial. A nombre y en defensa de los intereses de nuestros competidores de El Nuevo Día y Primera Hora, el gobierno electo carpeteaba, marcaba y fichaba a este diario por su trabajo fiscalizador. Nuestra libertad de prensa sería severamente castigada y perseguida y nuestra línea editorial puesta bajo amenaza de ser criminalizada y destruida.
Lo que no le dijeron los conspiradores de este burdo operativo al resto del País, es que el bufete de Fiddler González & Rodríguez –que gestionó la investigación en el Departamento de Justicia a nombre del Grupo Ferré-Rangel– tiene un craso conflicto de interés ético por haber sido representantes legales de la corporación matriz de EL VOCERO, tan reciente como el año pasado. Tampoco dijeron los conspiradores, que el licenciado Salvador Antonetti fue socio y está atado como consejero legal de ese bufete. Lo que plantea otro conflicto, ya que la Ley de Transición le prohíbe a los miembros de un comité, utilizar la información privilegiada obtenida en el proceso de cambio de gobierno para avanzar los intereses de sus clientes.
Con este escándalo mayor entra al ruedo público la nueva administración del gobernador electo, Alejandro García Padilla. Nunca antes en la historia, una empresa había manipulado un gobierno electo, so color de autoridad de ley, para destruir a su competencia. Nunca antes gobierno electo había utilizado las vistas de transición para realizar un ataque tan burdo a las libertades de opinión, información, palabra y prensa. Nunca antes se había plasmado una conspiración tan perfecta entre el sector privado y el público, para violar a mansalva derechos constitucionales fundamentales y críticos a la sobrevivencia de nuestra democracia. Nunca antes se había visto una coordinación tan obvia entre las estrategias y tácticas políticas y los intereses particulares de un imperio mediático y un partido colonial en la búsqueda, uso, abuso y explotación del poder económico y político para destruir a sus enemigos comunes.
Esa es la historia detrás de la historia que el periodismo hipócrita de este País no quiere que se relate, se relacione, ni se cuente. La conspiración de los guaretos inquisidores apenas comienza. La tercera mordaza ha sido develada sin pudor ni recato. En nuestra próxima columna, analizaremos las repercusiones de política pública y Derecho público que conlleva esta peligrosa faena y teatro de feria…
El rastro lo ha dicho todo. La secuencia de eventos y de coincidencias entrelazadas entre las movidas de los periódicos Ferré-Rangel y las expresiones y acciones de los candidatos y funcionarios públicos electos por el Partido Popular, no da margen de duda sobre la conspiración fraguada para castigar, criminalizar y destruir el periódico EL VOCERO.
La relación de hechos irrefutables plasmada en mis cuatro columnas anteriores deja el siguiente balance:
1) El fenomenal relanzamiento de EL VOCERO como un periódico gratuito a principios de agosto de este año, representó un ascenso meteórico en circulación y ventas que en el libre mercado mermó sustancialmente las ventas y circulación de la competencia del Grupo Ferré-Rangel (GFR).
2) Tanto EL VOCERO como los periódicos del GFR son feroces competidores en el campo comercial de anuncios, con líneas editoriales opuestas.
3) La tirada expandida de EL VOCERO gratuito, produjo un ataque encolerizado por parte de la competencia por paga.
4) En el mismo mes en que la competencia inició sus ataques contra EL VOCERO, uno de sus reporteros le escribe un texto confidencial al hoy presidente electo del Senado, para que le obtuviera datos confidenciales e información en posesión de agencias gubernamentales que pudieran ser explotadas para atacar a EL VOCERO.
5) La información confidencial solicitada a Eduardo Bhatia y otros documentos confidenciales de empresas allegadas a EL VOCERO, llegó a manos de El Nuevo Día durante la campaña electoral.
6) Coetáneamente a principios de octubre, todo el alto liderato del Partido Popular desató una campaña de ataques, amenazas y descrédito contra este rotativo.
7) Esa campaña del hoy oficialismo electo fue coordinada y seguida inmediatamente por una andanada de artículos de nuestra competencia, en los que se tildaba a este periódico de corrupto.
8) Los artículos estaban basados en la información confidencial sustraída de los archivos del gobierno.
9) Cuando EL VOCERO ripostó, su competencia suspendió los ataques amenazando en un editorial con una ulterior investigación.
10) Durante toda la campaña, la línea editorial de los periódicos del Grupo Ferré-Rangel estuvo dirigida a atacar el gobierno del PNP y a elegir a Alejandro García Padilla y sus candidatos del PPD.
11) El apoyo y el padrinazgo editorial de El Nuevo Día fueron críticos e indispensables en elegir por siete décimas de un punto al hoy gobernador electo del PPD.
12) Los ataques y amenazas a EL VOCERO durante y después de la elección, vinieron de las más altas autoridades del oficialismo electo, incluyendo al gobernador electo, su director de campaña, la nueva alcaldesa de San Juan, sus asesores más cercanos, su secretario de partido y prominentes miembros de sus comités de transición.
13) Los ataques de los funcionarios electos, estuvieron inspirados y anclados en las historias publicadas por el Grupo Ferré-Rangel.
14) Está documentado que el material del ataque le fue provisto a END por agentes, funcionarios y allegados del PPD.
15) El día que salieron publicadas las historias, el más alto liderato del PPD solicitó investigaciones criminales contra EL VOCERO.
16) El patrón de los ataques del PPD y los periódicos del GFR, calcaba y copiaba un patrón similar de ataques contra este periódico fraguado por el director de campaña Irving Faccio en la campaña del año 2000.
17) Las historias publicadas del trabajo investigativo de la periodista Beatriz de la Torre, sobre los negocios del GFR, dejaron claramente establecido que las empresas allegadas al GFR obtuvieron durante los últimos 12 años en exceso de $400M en contratos, ventas y beneficios de los distintos gobiernos.
18) Quedó establecido también que los periódicos del GFR obtuvieron en contratos, ayudas y beneficios del gobierno, una cifra aproximadamente cuatro veces mayor que lo que obtuvieron las compañías que distribuyen EL VOCERO.
19) Cerrada la elección y electa la plantilla del PPD, el fichaje y carpeteo contra el periódico EL VOCERO incrementó.
20) El día 20 de noviembre de 2012, el GFR por conducto de un bufete que había sido representante legal de EL VOCERO, radicó en secreto una querella en el Departamento de Justicia solicitando la intervención de los fiscales del Estado Libre Asociado en contra de EL VOCERO.
21) Esa querella no fue divulgada a los medios de comunicación. Sin embargo, misteriosamente, al día siguiente la denuncia apareció en manos de los miembros del Comité de Transición del gobernador electo, entre los cuales se encontraba un exmiembro y allegado del bufete del GFR.
22) A pesar de no estar en la agenda de discusión para el día de vistas que le correspondía al Departamento del Trabajo, los delegados del PPD en el Comité de Transición dedicaron su tiempo a hurgar y a cuestionar a la Secretaria del Trabajo sobre los suplementos salariales asignados por ese departamento a empresas que distribuyen este periódico.
23) La voz cantante de la inquisición la llevó el allegado al bufete del GFR y dos miembros considerados para secretarios de Hacienda y de Justicia.
24) Al día siguiente de este sainete, El Nuevo Día reseñó en una historia las declaraciones de los miembros del PPD en el Comité de Transición, insinuando la ilegalidad de los incentivos.
25) El miembro considerado para la Secretaría de Justicia pidió investigar la querella criminal radicada por el GFR contra su competidor.
26) Las amenazas vertidas por el más alto liderato del PPD se habían convertido en realidad y en política oficial del gobierno entrante.
27) El GFR había cobrado su factura. El gobierno entrante le haría el trabajo sucio contra EL VOCERO.
Es contra este incuestionable trasfondo de actos entrelazados y orquestados por nuestra competencia y el gobierno Popular electo, que debemos analizar sus implicaciones de política pública y constitucional. Continuará…
Los guaretos inquisidores – Parte VI
“Nada que sea moralmente malo, puede ser política, comercialmente o legalmente correcto”
¿Qué pasa cuando en una frágil democracia con visos coloniales y autoritarios un poderoso conglomerado empresarial, comercial y mediático apadrina, carga, compra y elige un gobierno y luego cobra y lo utiliza para criminalizar y destruir a su competencia periodística?
Esa pregunta fundamental surge a raíz de la secuencia y relación de eventos que he venido relatando en esta serie, sobre la condición de las libertades de expresión y prensa en Puerto Rico en los tiempos en que se derrumba la colonia y que sube remolcado el gobierno agapitense. Decía Arthur Sulzberger, el finado y legendario editor del New York Times, que: “El buen juicio de un pueblo depende en última instancia de la información en que se base. Omítale al pueblo información vital o preséntele noticias incompletas, falsas y tergiversadas, con periodismo ignorante, chapucero, malintencionado y prejuiciado y con propaganda y mentiras deliberadas, y usted ha destruido todo su proceso de razonamiento y ha sido devaluado como persona”. Eso precisamente es lo que pasa. Nada que sea moralmente malo, puede ser política, comercialmente o legalmente correcto.
Cuando se compra un gobierno para hacerle daño a tu competencia y esa compraventa proviene de las más altas esferas del periodismo mesiánico y redentor, la democracia y la justicia se reducen a vendettas de chacota. El complot fraguado entre el Grupo Ferré-Rangel y el gobierno electo del Partido Popular para investigar, criminalizar, llevar a la ruina y desaparecer el periódico EL VOCERO, es el más grande escándalo que jamás se haya perpetrado en contra de las libertades de expresión, información y prensa en este país. Esas marometas solo son posibles en la política inmunda de esta cochina colonia.
Como cuestión de política pública y sana convivencia, esta conspiración viola las más sagradas libertades constitucionales. La investigación que ha solicitado el GFR como botín del corsario por su apadrinamiento del PPD, es intolerable e impermisible en Derecho. No solo porque se pretende explotar las herramientas del gobierno para destruir un competidor, sino porque también se abusa de los instrumentos de la justicia para castigar una línea editorial que ha indagado, cuestionado, expuesto, confrontado, fiscalizado e informado sobre el sector político que salió triunfante en los comicios. Nuestros enemigos han pretendido utilizar de pretexto para su inquisición, un programa de subvención de nóminas a empresas en dificultades económicas, que solo ha venido a beneficiar a los humildes empleados y familias de la distribuidora de este taller periodístico. Cuando con la excusa de objetivos fabricados se castiga y se atenta contra la libertad de prensa, se ponen en peligro todas las demás libertades.
Los actos de ‘bullies’ que he enumerado, constituyen un atentado y una conspiración, so color de autoridad de ley, para violar los derechos civiles más fundamentales de este periódico, de sus empleados y sus lectores que confían en nosotros para llevarles una visión informativa y una verdad alterna. El espionaje, la obtención ilegal de datos confidenciales del contribuyente, las amenazas y la intimidación, la explotación de recursos públicos como el Comité de Transición y la Fiscalía para perseguir competidores y enemigos, viola las secciones 1983 y 1985 de la Ley Federal de Derechos Civiles. Se pretende usurpar el poder investigativo del Estado, so color de autoridad de ley, para amordazar nuestros derechos fundamentales protegidos por las Cartas de Derecho de ambas constituciones y complacer un empresario benefactor.
Las acciones concertadas entre nuestro competidor y su gobierno títere del Estado Libre Asociado, violan además las leyes federales y estatales antimonopolísticas. El contubernio para utilizar el ELA como verdugo para destruir un competidor, es una práctica depredatoria deleznable no permitida por ley. Aparte de que son delitos constitucionales por parte de los funcionarios que se presten a tales pretensiones.
Por otro lado, estas amenazas de investigación, constituyen por sí solas una violación al Código Político, que impide que se coarte o se castigue la libertad de palabra, prensa y publicación de todo lo que le plazca y sobre cualquier asunto. Viola además, el derecho a utilizar el medio para llevar quejas y agravios a los que han sido investidos de los poderes de gobierno. Ultraja además, el derecho a la propiedad y a la igual protección de las leyes que impiden el discrimen por ideas y por opiniones políticas.
En esta corte de canguros demencial, se han violado derechos de privacidad y de intimidad y se ha utilizado el poder público para fichar y carpetear a un medio de comunicación por sus ideas editoriales. No debe pasar desapercibido, que esta secuencia de acciones privadas y públicas violan los principios más elementales de la Declaración de Chapultepec de la Sociedad Interamericana de Prensa. Constituyen una censura, una restricción y un atentado en contra de la misión informativa y la línea editorial de EL VOCERO. Como dice la Declaración, ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder público. El explotar el poder coercitivo del Estado para favorecer un competidor sobre otro, destruyendo una empresa rival, es la privatización del Ministerio Público para servir intereses mezquinos empresariales y privados.
He dedicado toda una vida profesional a la defensa de las libertades de expresión, palabra, opinión, información y prensa. En los 35 años que llevo defendiendo esos principios en el periodismo y en mi otra profesión del Derecho, jamás había visto un ataque tan burdo, tan totalitario y tan abusivo como el que se está dando en contra de este periódico. En esas cuatro décadas de labor me he caracterizado por ser un analista de hechos y de datos concretos. Los hechos que he vertido para récord dibujan la verdad cronológica de esta controversia. Una verdad con el peso de la razón. La peor pesadilla para nuestros inquisidores. Porque como decía Jacinto Benavente: “El enemigo solo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón”.
Los enemigos de la democracia deben saber que durante la última década de vacas flacas, los empleados, periodistas y editores de EL VOCEROhemos luchado contra viento y marea para mantener a flote, con orgullo y decencia, este taller de trabajo. Nuestra incesante fe y lucha continua ha mantenido abierto y vibrante esta atalaya de ideas. Sí, hemos pasado la salsa y el guayacán y en ocasiones hemos visto la plaga y la peste de los bajones económicos y las prácticas desleales y depredatorias de la acaparadora competencia. Sí, lo hemos visto todo y nos hemos sacrificado para recuperarnos y practicar la vocación que amamos. Nada nos ha detenido. La fe en nuestro trabajo nos ha sostenido y Dios nos ha bendecido.
Eso sí. Sepan los ‘bullies’, que podrán carpetearnos y perseguirnos, pero jamás podrán detenernos, ni destruirnos. No nos intimidarán. Nuestra misión continúa mientras estemos ahí para nuestra fiel lectoría y buena clientela.
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