Las declaraciones de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, son una clara brújula de lo que pretenden hacer los militares en los próximos días. Específicamente el año que viene, aunque nada descarta que pueda ser antes. Si Chávez siempre ha tenido fijación infinita por el poder, sus sucesores, todos golpistas del 92 con algunos civiles arrimados, no tienen ninguna intención de dejar la manguangua mil millonaria de la que se han apoderado.
Tomemos algunas líneas de los dichos por Cabello y se podrá configurar el cuadro de lo que ya tienen planificados los herederos de Chávez y los poderes públicos chavistas. Veamos.
«Hugo Chávez no está obligado a acudir el 10 de enero a la Asamblea Nacional para tomar posesión de su nuevo mandato como jefe de Estado».
«No es necesaria la declaratoria de falta absoluta, ni el reemplazo del mandatario por quien ocupe la presidencia del Poder Legislativo y tampoco la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales en un plazo menor a 30 días, tal como lo señalan los artículos 231 y 233 de la Constitución».
«La oposición cree que si el Presidente no va, pues entonces abandonó. En la Constitución hay un puntico que indica que si éste no puede tomar posesión el 10 de enero por razones sobrevenidas se juramentará ante el Tribunal Supremo de Justicia. ¿Cuándo?, no dice cuándo ¿Dónde?, no dice dónde. Pero él seguirá siendo siempre nuestro presidente».
«El 10 de enero es un día como cualquiera. Si el presidente Chávez no está aquí será el TSJ. Esto lo vamos a defender rodilla en tierra y fusil al hombro y bayoneta calada».
«Tengo fe y esperanza en que el jefe del Estado va a recuperarse pronto y que la fecha del 10-E no servirá para llamar a nuevas elecciones. Olvídense de esa fecha».
«A menos que el Presidente decida voluntariamente estar. Bájense de esa nube. Que el Presidente se tome su tiempo y regrese cuando quiera. Su período va del 2013 al 2019».
«Si la oposición está sacando cuentas esperando que Nicolás y yo peleemos, van a tener que esperar 200 años».
De esa sucesión de declaraciones, algunas más altisonantes que otras, se desprende que la cúpula chavista es capaz de dejar a Chávez en Cuba eternamente esté como esté, sacar a la Fuerza Armada para la calle, mostrar las armas y los tanques, apoyarse en sus propios poderes públicos para obtener decisiones que favorezcan la tesis del golpe seco y montarse en el coroto a la brava. Sin llamar a elecciones. No será Maduro. Eso es seguro. Los militares golpistas asumen que ellos son los dueños del país, que arriesgaron sus carreras cuarteleras y sus vidas por alcanzar el poder y que no lo cederán a nadie diferente al clan golpista y menos a un civil arrimado.
Muy mal pinta todo esto. La salud de Chávez, aunque afirmen que está en proceso de recuperación progresiva, es el detonante para toda esta desesperación chavista. La oposición, no sabemos si prudentemente, guarda silencio. Aunque las amenazas golpistas de Maduro no deben pasar por debajo de la mesa. O de la MUD.
Chávez lo sabía desde hace algún tiempo. Incluso, él mismo se lo comunicó a varios gobernantes amigos. Su muerte inminente, o a corto plazo, era una noticia demasiado importante para callarla. Les pedía discreción a sus colegas, pero los políticos no se caracterizan por ese rasgo. Guardar secretos es cosa de curas, urólogos y notarios, no de presidentes. O presidentas.
Chávez, tenía, claro, una esperanza vaga en el milagro. Es un fenómeno que suele sucederles a las personalidades narcisistas que rebasan ciertos obstáculos difíciles. Que Chávez estuviera sentado en Miraflores al frente del estado venezolano era tan improbable como el nacimiento de una jirafa bicéfala y, además, albina. Como todos los caudillos mesiánicos, había interpretado su suerte como el signo inequívoco de haber sido escogido para cumplir un destino superior. Era invulnerable.
Max Weber explicó muy bien los tres orígenes de la legitimidad política. La tradición era el más antiguo. Los reyes, las dinastías y los linajes derivan de este fenómeno. Al rey y al duque se les obedecía porque así había sido siempre. Era la costumbre y se aseguraba que el mandato estaba vinculado a la voluntad divina.
Cuando se debilitó esa fuente de autoridad compareció la legitimidad racional. El absolutismo fue sustituido por las Constituciones y la regla de la mayoría. Así se gobiernan las democracias maduras del planeta y algunas autocracias de mano dura como China o Irán, que descansan en otro tipo de racionalidad: burócratas ideologizados y santones religiosos.
Pero la legitimidad más vistosa era la tercera: el carisma. Los caudillos eran obedecidos por los rasgos de su personalidad. Una parte sustancial de la sociedad, a veces la mayoría, delegaba en ellos la facultad de pensar y decidir. Podían saltarse a la torera las reglas y las instituciones. El papel de las personas era aplaudir y repetir consignas: “lo que usted ordene y cuando lo ordene, Jefe”.
El gran problema del caudillo carismático es que no puede transmitir su poder. Pueden designar herederos, pero la relación entre éstos y los gobernados es muy diferente. El previo endiosamiento del caudillo sustituido pesa como una losa sobre la imagen del delfín.
En Argentina nadie ha podido calzar las botas de Perón, aunque todos invocan su santo nombre en vano, y en Cuba Raúl Castro sufre la constante comparación con su hermano Fidel. En voz baja y con mala leche le llaman el “Mínimo Líder”.
Esto viene a cuento del caso venezolano. Aunque Nicolás Maduro es el candidato seleccionado por Hugo Chávez y por los Castro, deseosos de mantener viva esa inmensa vaca lechera que es Venezuela, proveedora de un subsidio total calculado en diez mil millones de dólares anuales por la investigadora Vanessa López del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami, el ex sindicalista tiene muy pocas probabilidades de consolidar una zona indiscutible de autoridad dentro de las filas del chavismo.
Tiene fuertes retadores. El reciente exvicepresidente Elías Jaua, sociólogo y profesor universitario, cree que está intelectualmente mucho mejor equipado para ocupar el puesto. Francisco Arias Cárdenas, exmilitar con mando, golpista junto a Chávez y político exitoso, supone que él debe ser el sucesor natural del Caudillo bolivariano. Diosdado Cabello, también exoficial y constructor del PSUV, gran operador político y presidente del Parlamento, piensa lo mismo. Y está el hermano Adán, quien le enseñó a Hugo las primeras letras del radicalismo colectivista, algo así como el toilet training ideológico, y hoy gobierna el estado de Barinas. ¿Por qué, si Hugo es tan castrista en todo, no escogió la fórmula dinástica de Fidel-Raúl como sucedió en Cuba? (El secreto es que los Castro, que lo tuvieron en la Isla de embajador, no confían en él o no creen en sus condiciones de líder, pero Adán no lo sabe).
Si hay alguna moraleja en esta triste historia, es que el mesianismo y los caudillos carismáticos son tremendamente perjudiciales para las sociedades. No hay sustituto para el poder racional arraigado en las instituciones, la subordinación a la ley, la meritocracia, la competencia, la rotación ordenada de los mandatarios y la cordialidad cívica con el adversario. Es así como se gobiernan las treinta naciones más exitosas del planeta. No es así como se gobierna Venezuela. Por eso, después de Chávez, es probable que sobrevenga el diluvio.
Periodista y escritor. Su última novela Otra vez adiós.
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NR – El futuro de Puerto Rico depende de lo que esta sucediendo en Latinoamérica Con muy poca inversion Hugo Chavez ha logrado no solo infiltrar al PPD, sino controlarlo con agentes en las mas altas posiciones, lo que el Tio Sam ya sabe.
Impresionante, profunda despedida de Nancy Iriarte Díaz a su ex esposo Hugo Chávez, publicada en uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación “El Universal”. La publicamos para equilibrar la balanza y demostrar que no todos son alabanzas en torno al dictador venezolano, que perece.
“Algunas consideraciones sobre tu muerte: No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal… porque el fin de los tiempos no era contigo.
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu “ciclo vital” se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.
Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.
Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado… dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.
¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?… debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces… sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.
Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario… inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura… el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan… ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.
Bueno, me despido, solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a los más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad nos hace humanos.
El Socialismo solo funciona en dos lugares: en el Cielo, donde no lo necesitan, y en el Infierno, donde ya lo tienen”
Nancy Iriarte Díaz
Pueblos Hispánicos en 03:36
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