“No faltan los consabidos chivos expiatorios, cacerías de brujas y supuestos responsables del incumplimiento con los requisitos de la National Science Foundation”

El cuadro que pinta El Nuevo Día sobre la situación imperante en la Universidad de Puerto Rico no solo es totalmente sesgado, extremadamente maniqueo y distorsionado, sino que sirve de caldo de cultivo para entronizar una cultura no intelectual, nacionalista, populista y antiuniversitaria en nuestro primer centro docente.

La versión estilizada y romántica que se quiere proyectar de nuestra Universidad por dicho periódico consiste en el siguiente libreto: la Universidad como el último bastión de la resistencia nacional y popular al embate antipuertorriqueño y procapitalista del anexionismo y el neoliberalismo en Puerto Rico representado por los gobiernos del PNP, los cuales violan vilmente la autonomía universitaria al controlar burocráticamente la Junta de Síndicos y nombrar los altos funcionarios universitarios (el presidente y los rectores) sin consultar la mayoría de la comunidad universitaria representada y autogestionada democráticamente por la APPU, la HEEND, el Sindicato de Trabajadores, la Unión de Juventudes Socialistas (UJS), la Organización Socialista Internacional (OSI) y el Consejo General de Estudiantes (CGE).

Dicho libreto maniqueo reivindica el rol de las huelgas estudiantiles como genuinos mecanismos democráticos y participativos de resistencia a la supuesta embestida neoliberal de sobrecargar con excesivos costos de matrícula a la mayoría de los estudiantes con el vil propósito de vedarles el acceso a la educación universitaria. Se completa el caricaturesco libreto con el supuesto rol salvador y restaurador de la autonomía y el cogobierno universitario de la actual Administración de Alejandro García Padilla, al disolver la Junta de Síndicos y establecer una nueva Junta de Gobierno compuesta exclusivamente de personas afectas al PPD y comprometidas con la agenda de afirmación nacional, el cogobierno universitario y la eliminación de la cuota estudiantil.

Como todo libreto burdamente maniqueo no faltan los consabidos chivos expiatorios, cacerías de brujas y supuestos responsables del incumplimiento con los requisitos de la National Science Foundation (NSF) con los informes de tiempo y esfuerzo de los investigadores: Miguel Muñoz y Manuel Gómez; dos probados universitarios que han engalanado a la institución con sus distinguidas aportaciones a la academia y a la investigación científica. Acusación desmentida en el primer caso categóricamente por el actual presidente interino de la institución, José Lasalde, quien en unas declaraciones que tuvieron poca exposición mediática (y en una muestra de clara falta de balance periodístico ninguna exposición en El Nuevo Día) exime de responsabilidad a Miguel Muñoz de la tardanza en el cumplimiento con los requisitos de la NSF y responsabiliza por ello a los cierres forzosos o conflictos huelgarios.

Mientras se echa lodo sobre la trayectoria y prestigio de serios y distinguidos universitarios, se presentan como héroes y ejemplos a seguir a los que encabezaron a los grupos de encapuchados que cerraron la Universidad recurriendo a la violencia, quemaron una biblioteca, destruyeron facilidades universitarias, agredieron profesores, estudiantes y hasta la rectora del recinto de Río Piedras. ¡Muerte a la inteligencia! Parece ser la consigna de esta versión maniquea de la Universidad.