La vida del prócer es mostrada a través de las voces de cuatro historiadores de los lugares donde vivió y desarrolló su pensamiento: Puerto Rico, República Dominicana, Cuba y Francia. En alternancia con los eruditos comentarios de los historiadores se presentan ilustraciones y citas del caborrojeño. Conocemos al Betances médico y científico, al Betances abolicionista, al Betances romántico, al Betances independentista revolucionario y al Betances solidario con las causas de las hermanas Antillas.
En una de las partes del documental se entrevista a transeúntes y conductores en distintos puntos de Puerto Rico: en avenidas y calles que llevan el nombre del abolicionista, frente a una casona que fue su residencia y cerca de un busto con su imagen en la Universidad de Puerto Rico. La pregunta era: ¿Usted sabe quién fue Betances? Las respuestas eran la mar de ingeniosas para encubrir que no conocían la obra y pensamiento del gestor del Grito de Lares. La más patética la dieron dos jóvenes universitarios que, en pleno campus, justificaron su ignorancia sin sentir ningún grado de vergüenza. Adujeron con cierto aire de orgullo que como eran estudiantes de Ciencias Naturales, era lógico que aparte de su conocimiento sobre ‘ciencias, matemáticas y cosas sistemáticas’ fueran analfabetas en otras áreas del quehacer humano.
La culpa no la tienen los entrevistados. Ni siquiera se puede echar en cara que dos alumnos de la primera universidad del país, que sin duda mañana serán prominentes profesionales en ‘cosas sistemáticas’, desconozcan la figura más importante de nuestra vida como pueblo. En las colonias, la enseñanza de la historia se distorsiona. Es parte del proyecto político mantener cierto nivel de enajenación que permita la admiración a la metrópoli y un falso sentido de desvalimiento sobre nosotros mismos. Los héroes son los colonizadores y las gestas patrióticas se minimizan y hasta se criminalizan. No es mera casualidad que las avenidas principales del país se le hayan dedicado a personajes de los imperios que nos colonizaron: Ponce de León, Roosevelt, Kennedy.
Necesitamos conocer nuestro pasado. Como el sistema de educación no provee ese espacio, hay que utilizar coyunturas como la del documental ‘El Antillano’ para hacer como Fray Luis De León, y ‘alejados del mundanal ruido’ que proveen los arrestos de los Mr. Cash o las sucesiones incestuosas en las alcaldías, rendir tributo a los grandes de la patria. No solo estaríamos felices de celebrar a nuestros verdaderos héroes, sino que nuestra autoestima colectiva ascendería tanto.
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