Las Mentiras de Cuchín – Una Constante PPD

Las Mentiras de Cuchín – Una Constante PPD

El Plebiscito y la recuperación económica

«Las estrecheces y privaciones que nos impone la situación que atravesamos traerá frustraciones, conflictos y tensiones que continuarán poniendo a prueba al Partido Popular como partido de gobierno».
estadidad

EL VOCERO/Archivo
Por Rafael Hernández Colón – 4:00 am

Alejandro García Padilla y la Legislatura popular están bregando con una situación dificilísima. Siendo gobernador, yo, también, me enfrenté a una recesión muy seria y logramos superarla al cabo de dos años. Eso no va a pasar ahora. Aquella recesión fue ocasionada por el aumento súbito y descomunal en los precios del petróleo: un factor externo. Para aquella época el PNP no había aumentado los costos de producción con el salario mínimo federal, y no habían entregado la 936. Teníamos mejores instrumentos y un mayor campo de maniobra para impulsar la recuperación de la economía.

{Falso: RHC como ha sido la costumbre del PPD desde el 1965, quebró a Puerto Rico por sus Izquierdismos Economicos Anti-Libre Empresa y subió los intereses y el desempleo al 22%, quien logró sacar a Puerto Rico del Desastre PPDS fue CRB y el PNP en el 1977. Como Popular vuelve a criticar el que los empleados ganen salarios decentes, porque el PPD Siempre ha Beneficiado a su Club de los 600 y perjudicado a la Gente, y Miente al decir que fue el PNP quien quitó las 936 cuando fue el Congreso, y hasta LAF fue al Congreso con RHC para evitar que las cambiaran, ademas fue cuando RHC estaba en la Gobernación que las cambiaron. RHC ganó en el 1973 saboteando y con mentiras sobre la Obra de LAF, cuyos nietos son ahora los principales Enemigos de la Estadidad por intereses personalistas, como Oligarquía Criolla, mezquinos.}

La presente recesión obedece a causas internas. Es una recesión auto infligida por las políticas equivocadas y el desgobierno del PNP.  Se perdió el motor que impulsaba la economía: la 936; se elevaron los costos de producción: mediante el salario mínimo federal, se acumuló un déficit en el presupuesto a lo largo de cuatro administraciones – dos de ellas populares- y un endeudamiento en la Administración de Fortuño que superó el producto bruto de la economía.

Eso no se resuelve en dos años.  Ni totalmente en un cuatrienio. Pero, si podemos esperar que con las bases que se están sentando este país se mueva adelante aunque no se resuelvan todos los problemas. Lo que no se puede permitir, para evitar que este país eche para atrás, es que vuelva al gobierno el partido que creo todos estos problemas con sus decisiones equivocadas pretendiendo gobernar al Estado Libre Asociado como si fuéramos un estado de la Unión.

Las estrecheces y privaciones que nos impone la situación que atravesamos traerá frustraciones, conflictos y tensiones que continuarán poniendo a prueba al Partido Popular como partido de gobierno. Para enfrentar este reto será necesario, firmeza y valentía en nuestras decisiones y determinación de convertir en realidad los valores que inspiran a este partido en su servicio a Puerto Rico. Si las circunstancias nos ayudan a los puertorriqueños a libertarnos de las cadenas del consumo innecesario, si nos ayudan a compartir las riquezas y el ingreso del país para lograr una sociedad más justa, si abren el campo a nuestras potencialidades para reemprender frente a toda adversidad un progreso bien dirigido por políticas de gobierno fundamentadas en nuestra realidad, no en aspiraciones ideológicas, llegaremos a una nueva etapa en el desarrollo del pueblo puertorriqueño y a la alborada de un nuevo país.

La continuidad de políticas de desarrollo económico basadas en nuestra realidad y no en consideraciones ideológicas requiere que el pueblo de Puerto Rico tome una decisión sobre su estatus político. El Congreso y el Presidente de los Estados Unidos han actuado para que tomemos esa decisión. En el pasado han surgido muchas controversias en el Congreso sobre si nuestras propuestas de estatus están de acuerdo con la Constitución de los Estados Unidos.  El Congreso y el Presidente han establecido un procedimiento para lograr un entendimiento entre ellos y nosotros sobre las propuestas de status para que podamos proceder a tomar la decisión definitiva sobre el estatus que tendrá Puerto Rico. Estamos ante lo que en inglés se denomina un (defining moment), un momento definitorio. Se plantea por el Congreso y el Presidente un plebiscito para definir el futuro del país.

El plebiscito se llevará a cabo con definiciones de las fórmulas dispuestas por la Asamblea Legislativa de Puerto Rico que serán sometidas por la Comisión Estatal de Elecciones al Departamento de Justicia Federal para que este determine si las definiciones están de acuerdo con la Constitución y las leyes y las políticas de los Estados Unidos.

De esta forma nuestro pueblo tendrá la seguridad de que la decisión que tome es una decisión sobre la cual el Congreso puede y debe actuar. No significa que el Congreso esté legalmente obligado a aceptar nuestra decisión.  Significa que hay un acuerdo previo entre el pueblo de Puerto Rico y el Gobierno de los Estados Unidos sobre la propiedad constitucional legal y política de la decisión que se va a tomar. Y significa que el Congreso y el Presidente tienen la obligación moral y política de responder a la voluntad del pueblo de Puerto Rico.

Este compromiso moral y político que contrae el gobierno de Estados Unidos es el mayor compromiso que puede lograrse respecto a la decisión que tome Puerto Rico. Se trata de una toma bilateral de decisiones, no unilateral. Las alternativas de Estado Libre Asociado, la estadidad, o la libre asociación requieren que los Estados Unidos tome su propia decisión una vez conozca la alternativa que quiere el pueblo de Puerto Rico. Esta es una decisión de gran envergadura política para los Estados Unidos, sobre todo cuando una de esas alternativas es la estadidad. No hay manera que los Estados Unidos se comprometan de antemano que van a conceder la estadidad.  Por eso nunca han estado dispuestos a reconocer un plebiscito con opciones autoejecutables. Ya eso lo vivimos en el proceso más extenso y complejo que se ha llevado a cabo en el Congreso sobre legislación para resolver el estatus político de Puerto Rico. Este proceso fue promovido por mí siendo gobernador. Luego de más de dos años de intensa brega por los tres partidos políticos de Puerto Rico se rechazó el plebiscito, porque el Congreso no estaba dispuesto a comprometerse con la estadidad.

La legislación aprobada por el Congreso nos coloca en un momento definitorio y el PNP lo sabe y está maniobrando para aprovecharse del mismo para encausar al país de una manera definitiva hacia la estadidad; para iniciar el proceso que eventualmente conduciría a ella.  Esto se me hizo evidente cuando leí en la prensa las declaraciones del presidente de esa colectividad reaccionando a la decisión de la Junta de Gobierno de nuestro partido de llevar a cabo el plebiscito de acuerdo con la propuesta del Congreso y del Presidente. A pesar de que felicitó al Congreso y al Presidente cuando estos aprobaron la medida plebiscitaria, el presidente del PNP rehusó declarar que el PNP participaría en el plebiscito. Dijo que había que esperar a ver si los populares aprobaban el proyecto en la Legislatura.

¿Por qué esta actitud de Pierluisi?  Porque Pierluisi sabe que la estadidad no puede competir con el Estado Libre Asociado. Por eso es que en el plebiscito del ‘98 el PNP lo sacó de la papeleta y nos obligaron a votar por ninguna de las anteriores.  Por eso es que el Estado Libre Asociado desarrollado que ganó el plebiscito del ‘67 con el 60% de los votos no apareció en la papeleta del plebiscito trucado que nos impuso el PNP en las elecciones de 2012. Pierluisi no quiere que la Legislatura del Partido Popular establezca las definiciones de las alternativas de estatus en la papeleta para que el PNP, si gana en el 2016, vuelva a excluir al ELA para darle el triunfo a la estadidad. Esa es su estrategia.

Pierluisi sabe un triunfo de la estadidad en el plebiscito que ha propuesto el Congreso se entendería por el Congreso, por el Presidente, por los medios de comunicación de los Estados Unidos, por los círculos académicos, por la comunidad financiera y por la opinión pública americana que Puerto Rico ha trazado de manera definitiva el curso hacia la estadidad y que es cuestión de tiempo en que nos convirtamos en el estado 51. Pierluisi sabe que el Estado Libre Asociado, quedaría en un limbo político.  Este es el objetivo del PNP que sabe que el plebiscito propuesto por el Congreso nos coloca en un momento definitorio.  Su estrategia para definir el futuro del país hacia la estadidad consiste en evitar que la Legislatura popular apruebe el plebiscito durante este cuatrienio.

El momento que vivimos es único, pues el Congreso ha aprobado una ley para que determinemos nuestro futuro político. Lo hace el PPD o lo hace el PNP, si puede. Arriesgarse a que lo haga el PNP no es opción porque eliminarán el ELA de la papeleta. Esta coyuntura y el hecho de que las definiciones tienen que ser aprobadas por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos condiciona lo que el PPD puede plantear porque tiene que asegurarse que las definiciones se aprueban y el plebiscito se celebra… No hay margen para especular con medidas que nos suenen bien, si no estamos seguros que pasan el escrutinio constitucional.  El PPD tiene que celebrar y ganar ese plebiscito. Esto nos permite fortalecer el Estado Libre Asociado para enfrentar la crisis económica. Debemos recabar del Congreso, a través del mandato plebiscitario enmiendas a leyes federales como las siguientes: enmiendas al Código de Rentas Internas Federal para proveer el equivalente a la 936; a la ley tarifaria federal para permitir que Puerto Rico fije impuestos a las importaciones de productos agrícolas no producidos en Estados Unidos al igual que se hace ahora en cuanto al café; enmiendas a la ley de cabotaje o a su reglamento; enmiendas a las leyes de aeronáutica para que Puerto Rico determine el origen y destino de los vuelos de aviación comercial; enmiendas a las leyes o reglamentos de aRafael Hernández Colónsistencia social incluyendo el PAN para estimular el trabajo sin perjudicar los beneficios; enmiendas a las leyes que tratan a Puerto Rico desfavorablemente para igualar nuestra participación a la de los estados, mediante un pareo equivalente a lo que los contribuyentes en Puerto Rico hubieran contribuido al programa en particular si fuéramos un estado.

El Partido Popular no va a rehuir la cita con nuestro destino que plantea el plebiscito a que nos convoca el Congreso. El mismo nos brinda la oportunidad de obtener los instrumentos y establecer las reglas del juego que han de prevalecer para optimizar nuestra recuperación económica. Una cosa es levantar el país con un Estado Libre Asociado fortalecido con enmiendas a las leyes federales que propicien nuestra recuperación económica y otra cosa es levantar al país como un estado con el peso de las contribuciones federales sobre nosotros los puertorriqueños y sobre las corporaciones que hacen negocios aquí. De la victoria de un Estado Libre Asociado fortalecido en el plebiscito depende la recuperación económica y el futuro del país.

   Ex gobernador de Puerto Rico

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PARA USO DEL LIDERATO, COMUNICADORES Y  ESCRITORES DEL PNP E IGUALDAD

 

AGP y RHC, en la convención reciente de su partido pipular, se lamentaron de que la puertorriqueñidad peligra ante la Estadidad. O sea, que, según ellos, hay que seguir siendo ciudadanos americanos desiguales e inferiores dentro de esta colonia, ELA, para retenerla.

Así no hablan líderes; así hablan mamaos.

Llevamos más de 100 años siendo territorio colonial de Estados Unidos y aún retenemos nuestro lenguaje español y nuestras hermosas costumbres. Lo que esos pipulares llaman puertorriqueñidad. ¡Cuánto mejor la retendremos, siendo Estado, con todos los poderes que la Constitución Federal otorga a cada Estado sobre sus asuntos locales! ¡Eso está bien claro para que todo el que sepa leer inglés……. hasta AGP con su inglés goleta bochornoso!

Los ejemplos de costumbres locales y lenguaje distinto al inglés que son la vida diaria en varios Estados Federados son numerosos. Un pronombre típico del Sur, “Y’all” (Ustedes) sigue en uso contínuo y diario desde Virginia hasta Mississippi. El alemán, así como costumbres alemanas, son típicos en los Estados del Noroeste. En Manhattan, en el vecindario llamado cariñosamente Little Italy, lo que se oye y se come es italiano de pura cepa. En Louisiana hay vecindarios dónde el francés y la cocina francesa son de uso diario. Desde que ingresaron como Estados, en el sur de California, así como en Nevada, New Mexico, en Arizona y Texas, el español, la cocina Mex-Tex, hasta las serenatas abundan. De Florida ni se diga. Y cantidad de costumbtres prevalecen junto a la religión en ellos imperante, Católica. Y todo esto viene ocurriendo desde años largos y hasta desde que la Radio y TV trans-nacional entra en sus hogares, con los locutores con su inglés neutral.

Este non-issue de “la pérdida de la puertorriqueñidad” con la Estadidad hay que enterrarlo bien enterrado. Es de cobardes el temor de perder lo que es tan parte del ser y para cuya retención el Estado Soberano de Puerto Rico, USA tendrá plenos poderes para regir todos sus asuntos locales. Bajo nuestra Constitución Nacional, la de la nación de la cúal somos ciudadanos…. una realidad que, según nuestra Constitución Estatal, es factor determinante en nuestra vida (Préambulo),

 

Ing. J. Raymond Watson                           Guaynabo City          

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