Hace unos meses Rosa Díez, la líder de Unión Progreso y Democracia, se pronunció en el Parlamento español sobre el asunto de la independencia de Cataluña. La argumentación demoledora de las palabras de Rosa Díez tienen pertinencia en la discusión política de Puerto Rico referente a su actual condición política.

Según Rosa Díez, el discurso nacionalista de los catalanes es a favor de las fronteras. O sea, separar a Cataluña del resto de España utilizando muchas veces más sentimientos que argumentos. Para esto cita a la Premio Nobel de literatura Hertha Müller: “Las fronteras no tienen nada de fascinantes y mucho de aterrador.”

En su radiografía sobre el secesionismo en Cataluña, la líder de UPyD dice algo que también nos sucede: “Los ciudadanos no nacionalistas viven oprimidos. No es opresión del estado, sino que la opresión es porque no piensan igual.” En Puerto Rico el movimiento estadista ha sido objeto de hostigamiento por parte de independentistas, populares y algunos actores de la Prensa que militan o figurean con ambos movimientos políticos.

Igual que en Puerto Rico con los estadistas, que son tildados de malos puertorriqueños, catalanes y vascos son tildados también de malos catalanes y malos vascos por el hecho de discrepar de los que creen en la independencia. La intolerancia política del nacionalismo se manifiesta igual en cualquier espacio geográfico. Por eso, no nos debe sorprender que esa intolerancia que los no independendistas viven en Catalauña la vivamos los estadistas en Puerto Rico de parte de los que creen en alguna forma de separar a Puerto Rico de los Estados Unidos; sean populares o independentistas bona fide.

Rosa Díez hizo énfasis en que la Democracia es también respetar las leyes, las normas y las sentencias de los tribunales. Lo dijo en referencia a los líderes independentistas de Cataluña, como Artur Mas, que no han querido respetar las decisiones de los tribunales españoles y del Parlamento español sobre el asunto de la independencia de dicha región autonómica. En Puerto Rico sucede lo mismo; el Partido Popular y sus satelites independentistas no han querido reconocer que el Puerblo votó en 2012 encontra de la colonia, por un lado, y a favor de la Estadidad, por el otro.

Para esta distuinguida líder española, “lo que importa son los derechos de los ciudadanos en un plano de igualdad.” Sobre esto en particular, hemos visto al Partido Popular ufanarse de la igualdad para los miembros del grupo LGBTT y olvidarse por completo de la igualdad para el resto de la sociedad. La Igualdad para el puertorriqueño es en los derechos que ahora no disfrutan.

Los ciudadanos españoles que viven en Cataluña y que se oponen a la independencia de dicha región han visto como la demagogia se ha apoderado del discurso independentista. Igual que en Puerto Rico se plantea que la independenciaq es una ley histórica de los pueblos. Algo absolutamente falso. Por lo general, los movimientos independentistas a través de la historia surgen por un grupo de líderes que, a su vez, ve al Pueblo como una masa a ser dirigida.
Distinta a las demás, la Estadidad es la única alternativa ausente de conceptos, dirigida principalmente a los problemas concretos y vitales del puertorriqueño. En la Estadidad, el ciudadano de carne y hueso sería el actor principal.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.