EL VOCERO / Archivo

Cadetes y empleados uniformados y civiles de la Academia de la Policía se reiteraron en que en esa institución escasearon los alimentos por más de un mes y que no fue hasta temprano en la mañana del viernes que llegó una compra tras la primicia de EL VOCERO de las denuncias de los que allí se preparan para convertirse en agentes.

En una de varias cartas enviadas por los cadetes se señala que “hacemos constar también, que algunos periodistas entraron a la hora del mediodía a tomar fotografías al almacén del comedor en donde milagrosamente encontraron provisiones. Claro por qué no les enseñaron las facturas de entrega y la hora de la misma, para que vieran que toda esa compra llegó de madrugada y durante la mañana de hoy viernes.  Es intolerable de como manipulan al ciudadano poniendo en duda la palabra del cadete, del agente y del personal civil que labora en la Academia de  la Policía de Puerto Rico.  Son estas acciones las cuales se llevarán los futuros agentes del orden público a la calle”.

Mientras se denuncia la fatula presentación de los alimentos colmando el almacén, crecen las lluvias de denuncias y el monitor designado por el Tribunal Federal, Arnaldo Claudio, estuvo desde el jueves hasta el sábado entrevistando cadetes y empleados, señalándose que está totalmente enterado de lo que allí ocurre.

Además denunciaron en la carta que el inspector Reinaldo Santiago reunió a la clase 223 en la formación en la cancha de la Academia, en donde se dirigió a ellos en forma inusual les indicó que “hoy (el viernes) sería su último día, comenzó a llorar y se retiró del lugar”.

Según fuentes el inspector habría recibido algún tipo de reprimenda en la que medio el monitor Claudio.

Agrega una de las cartas que “minutos después, el Company Commander de la clase 223 el cadete Pérez, se dirigió a la clase y les indicó que harían una carta circular para que los cadetes la firmaran, la cual diría que los cadetes de la clase 223 deseaban que el Inspector Santiago se quedara en la Academia y que pasaría por los salones de cada grupo para que la firmaran,  todo esto en un tono autoritario.

Una vez los cadetes se retiraron a sus respectivos salones, el Company Commander el Cadete Pérez, se dirigió salón por salón para que los cadetes firmaran la carta.  Que luego de la hora de almuerzo, nuevamente el Inspector Santiago reunió a la clase en donde trató de justificar las acciones tomadas denunciadas en la comunicación de la prensa”.

De otra parte, EL VOCERO corroboró que grupos de activista LGBTT se habían reunido con Claudio, quien tomó acciones ante las denuncias de discriminación contra cadetes gays.

“Hacer ver al pueblo de Puerto Rico que el cadete es mentiroso es una deshonra y un asunto muy serio, porque nos encontramos en una etapa que el ciudadano tiene que confiar en el agente.  No quiero ver como el ciudadano verá a estos nuevos agentes en la calle.  Las acciones que ha tomado la administración es un atentado en contra de los millones de dólares que se han invertido y se invertirán para los nuevos agentes, ya que el esfuerzo para recuperar la confianza del pueblo se ve afectado con estos actos” denuncian los cadetes.

EL VOCERO pidió a la relacionista pública de la Academia, Gel Marie Llop, una relación en la compra de alimentos y dijo que esa información no la manejaba la Academia, que ahora era asunto del Cuartel General. La petición se hizo al sargento Alex Valencia, encargado de la Oficina de Prensa del Cuartel General, sin resultados hasta ayer.

Claudio también escuchó los reclamos de los instructores de tiro que viajan a diario desde las 13 Áreas Policíacas rindiendo en ocasiones jornadas de hasta 16 horas. Algunos de ellos denunciaron que si no llevaban platos y cubiertos no le servían alimentos y que apenas podían descansar.

Las áreas policíacas carecen en este momento de instructores adiestrar a los agentes en las nuevas armas asignadas.

La superintendente auxiliar a cargo de la Academia Michelle Hernández atendió a los instructores, pero las quejas han quedado en nada.

EL VOCERO procuró en horas de la tarde de ayer una reacción del superintendente José Luis Caldero López y no respondió a la llamada telefónica. Tampoco respondió a las llamadas el sargento Valencia.