En las pasadas semanas, el Pueblo de Puerto Rico tuvo nuevamente la oportunidad de observar cómo la actual administración del Partido Popular utiliza la falta de transparencia para justificar su desgobierno.

El más reciente cantazo al Pueblo de este desgobierno—un nuevo aumento de 68% al arbitrio sobre el petróleo y sus derivados, conocido como ‘la crudita’—le fue ‘cocinada’ a los ciudadanos utilizando mentiras, culpas, conjeturas falsas, miedos y amenazas. El principal actor en la trágica farsa, el Gobernador Alejandro García Padilla, demostró que todavía cree que faltar a la verdad puede justificar los medios utilizados para aprobar otro impuesto más. El rechazo de la mayoría del Pueblo a esa iniciativa y a otras tomaduras de pelo de la actual administración, ha sido más que evidente, extendiéndose incluso al propio liderato del Partido Popular que mantiene “en la cuerda floja” la credibilidad de García Padilla como líder de su partido.

Con el propósito de provocar presión ciudadana sobre la Legislatura, el Gobernador les mintió al Pueblo y a los funcionarios electos con una fatula amenaza de cierre de los servicios de la AMA y del Tren Urbano si no se aprobaba el nuevo impuesto ese mismo día, pero no le funcionó. Posteriormente, trató de jugar a la política con medias verdades sobre la aprobación y los supuestos alivios de una reforma contributiva que todavía no existe, pero tampoco le funcionó. De hecho, vimos cómo un legislador de su propio partido no le compró la teoría y al final terminó votándole en contra al proyecto.

Del mismo modo, tampoco le funcionó al Gobernador en el Capitolio el haber hablado con poca claridad sobre la situación fiscal del Banco Gubernamental de Fomento. Ya en el Senado, sus legisladores de mayoría, encabezados por el presidente del Senado, Eduardo Bhatia, y el presidente de la Comisión de Hacienda, el senador Nadal Power, tampoco le creyeron y establecieron límites a las facultades del Ejecutivo para poder utilizar los ingresos de la “crudita” como garantía para nuevos préstamos gubernamentales. Tampoco le funcionó al Gobernador su intención de meter a escondidas en el nuevo impuesto un ‘escalador’ de 1.5% al año, que equivaldría a un 6% por cuatrienio de ajuste en el arbitrio, sin informarlo cuando se radicó el proyecto como si esperara que el abusivo aumento automático pasara sin que nadie se diera cuenta.

Por último, Garcia Padilla tampoco fue claro con el Pueblo cuando decía que no sabía si firmaría o no el proyecto aprobado por su mayoría legislativa y que trabajaría para ‘mejorar’ la crudita sin poner otro impuesto adicional, cuando sabemos que ‘mejorar la crudita’ para él significa meterle la mano más a fondo al bolsillo del Pueblo.

El tiempo sigue pasando y la única verdad aquí es que la crisis económica que atraviesa Puerto Rico continúa agravándose y deteriorando nuestra calidad de vida y las posibilidades futuras de crecimiento. En un buen gobierno, el elemento de la transparencia es fundamental para lograr el apoyo en la toma de decisiones difíciles. La coyuntura historia y social que enfrentamos requiere unir voluntades, pero para que eso ocurra hay que hablar con la verdad y ejercer liderato con claridad y transparencia.

El Pueblo reconoce que hay que tomar decisiones difíciles. Pero el Pueblo también está claro en que la mentira no funciona.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.