Ese refrán se utiliza, por ejemplo, para describir la conducta de aquellos que se beben o juegan el salario en el bar, pagan los tragos a los amigos, pero en su propia casa no cumplen con sus responsabilidades. Esa fue la imagen que invadió mi mente cuando vi al Presidente de los Estados Unidos durante la VII Cumbre de Las Américas en Panamá.
Barack Obama habló de nuevas soluciones, pasar la página, nuevas actitudes y de la posibilidad de desbloqueo para Cuba. Habló del futuro para el resto de América Latina. Hay varias citas importantes del Presidente en esa Cumbre. “Hemos demostrado que podemos pasar página”, pero en Puerto Rico llevan 117 años en la misma página del colonialismo. “No me interesan las discusiones teóricas, me interesa presentar soluciones tangibles”, pero para Puerto Rico el Presidente y el Congreso de lo único que hablan es de teorías legales, constitucionales, estudios, informes, comités, vistas y nada resuelven. “Estados Unidos mira hacia el futuro.
No queremos estar atrapados en la ideología. O yo, por lo menos, no lo estoy”, pero con relación a Puerto Rico, los Estados Unidos y usted, Señor Presidente, se mantienen atascados en el pasado, en la ideología colonialista. “Después de mantener inalterada la política de Estados Unidos hacia Cuba era hora de intentar algo nuevo”, pero a los ciudadanos americanos de Puerto Rico no les ofrecen nada nuevo y menos soluciones a los graves problemas que enfrenta esta colonia. Para mí, la cita más importante es una admisión de Obama: “Los Estados Unidos no siempre ha estado a la altura de lo que predicaba”.
Señor Presidente, la palabra correcta no es “predicaba” es “predica” porque nuestra nación continúa hablando de igualdad, derechos, desarrollo y democracia para todo el mundo, menos para los ciudadanos americanos de Puerto Rico. Al día de hoy su Administración y el Congreso continúan ignorando el mandato plebiscitario anticolonialista que este pueblo emitió con sus votos en el 2012. Mientras tanto, todos los estados de la Unión progresan y esta colonia se arrastra dentro la peor crisis socioeconómica de su historia moderna.
El colonialismo que está destruyendo nuestra economía y sociedad nunca fue por consentimiento de los puertorriqueños. Han sido 117 años de manipulación washingtoniana y del otorgamiento de dadivas o migajas presupuestarias para una isla que fue la “Casa Pobre del Caribe”.
Una isla que durante décadas podía conformarse con menos derechos que el resto de los ciudadanos americanos. Antes, cualquier cosa que viniera del Tesoro federal era buena, pero ya no. Los tiempos, las necesidades y las aspiraciones cambian en Puerto Rico, al igual que en todos los estados de la Unión.
Como parte de la manipulación colonial nos acostumbraron a vivir al estilo americano, pero recibiendo menos de la mitad de los fondos federales que recibe un estado con nuestra misma población y necesidades. Para tratar de empatar esa aspiración de vida como ciudadanos americanos, la colonia se vio obligada a tomar préstamos que ahora la asfixian y lo peor está por venir.
Si al estado que el Presidente Obama representó como senador federal, Illinois, durante los últimos diez años le hubieran privado de los $130 mil millones en fondos federales que nunca llegaron a esta colonia por no tener igual derecho que los estados; le hubieran privado de su poder político con el voto presidencial, la representación congresional y de todos los demás derechos que implica la igualdad como ciudadanos americanos, estarían en igual o peor situación que Puerto Rico.
Señor Presidente, no basta con lavarse las manos como Pilatos asignando $2.5 millones en el presupuesto federal para otro proceso plebiscitario a sabiendas de que el actual desgobierno colonialista de Puerto Rico va a hacer NADA. Como si el mandato de 2012 no existiera. Cuántos mandatos más necesita usted del pueblo de Puerto Rico para hacer valer la democracia dentro de la casa americana. Acaso el voto de los ciudadanos americanos de esta Isla vale menos que el derecho a la libertad de expresión, reunión y prensa de los disidentes dentro de Cuba.
Llegó el momento de actuar. Puerto Rico está en una crisis insostenible debido a su condición colonial. El Presidente de los Estados Unidos tiene la obligación de encauzar afirmativamente la solución urgente del problema colonial que tanto daño le está haciendo a este pueblo y que representan una espina en la frente de nuestra nación. Delegar en que un aguajero como Alejandro García Padilla decida cuándo se dará el próximo paso hacia esa solución es un acto de irresponsabilidad y un menosprecio al voto de los ciudadanos americanos de Puerto Rico. Qué se puede esperar de un gobernador que se paró frente a la Asamblea Legislativa a decir que en agosto de 2014 presentaría legislación para atender el problema del estatus político y todavía anda con pies en polvorosa.
Qué buena fe puede expresar los Estados Unidos para el resto de América Latina, cuando casi cuatro millones de ciudadanos americanos en esta isla de origen latinoamericano votaron en un Plebiscito “NO a la colonia” y en Washington DC se hacen de la vista larga. De qué desarrollo económico puede hablar los Estados Unidos como socio de América Latina, cuando Puerto Rico, dentro de la misma casa americana, sufre y padece la quiebra socioeconómica que nos ha impuesto el colonialismo.
Todo parece indicar que el Presidente Obama prefiere salir de la Casa Blanca sin cumplir la promesa que le hizo a este pueblo en 2009, de acabar el problema colonial antes de 2012, cuando necesitaba los votos de los puertorriqueños en su primaria con Hillary Clinton. Vamos por el 2015 y Obama se hace de la vista larga.
Obama está descansando en la inacción del actual desgobierno “pitiyanqui” del Partido Popular porque sabe que “pitiyanqui” es el colonialista sumiso que le acepta la bandera, las leyes, las migajas y la ciudadanía a la metrópolis, pero se conforma con menos derechos.
Con los estadistas, es otro cantar. Exigimos la igualdad como ciudadanos americanos en obligaciones, en derechos y sentimos la convicción de protestar y denunciar para que nuestra nación y Puerto Rico cada día sean mejores lugares para vivir la verdadera democracia. A partir de enero de 2017 actuaremos con firmeza histórica para lograr la igualdad. Tal vez el Presidente se vaya como candil de la calle, oscuridad de la casa. Ojalá que no.
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