EL VOCERO / Archivo

Por Angel González, abogado

El ambiente de violencia en nuestro país se ha estado incrementando desde hace varios años. No es asunto del último año. Es suficiente recordar aquella campaña que se presentó en los medios en la que se mostraban actos de hostilidad, de incomprensión y de tolerancia entre todos. Se repetía muchas veces:  ¿Qué nos pasa Puerto Rico?  Aun cuando tuvo un gran impacto positivo, lamentablemente, al envolvernos como pueblo en otros problemas de carácter político y fiscal descuidamos el problema de convivencia.

Es imperativo recordar que la sana convivencia nos permitiría evaluar y trabajar con los problemas de nuestra Isla, que son los que hoy día tienen la mayoría de los países del mundo de manera sosegada y más clara.

La solidaridad y comprensión de unos con otros nos podrían presentar la manera de afrontar esas situaciones. Cada cual podría hacer sus aportaciones de conformidad a sus capacidades. No pretendemos que estas aportaciones representen fórmulas mágicas; pero canalizando correctamente las mismas se puede llegar lejos. Se trata de cosas pequeñas. Podemos tener de referencia el pensamiento de un gran religioso que predicó que la santificación la podríamos alcanzar en el  cumplimiento del trabajo ordinario de todos y cosas pequeñas pero bien hechas. No se trata de grandes cosas.

Veamos algunas de las cosas o actitudes que debemos asumir: escuchar a aquellas personas que han sido nuestros líderes religiosos, cívicos y políticos y dirigentes de nuestra sociedad. Es importante darles la oportunidad de aclarar nuestras dudas. Obviamente hay que reconocer que hay personas que tienen sus especialidades y pueden explicar cada asunto mejor que otro que no la tiene. Debemos ser humildes y no autoproclamarnos expertos en todas las áreas del conocimiento.

Es menester controlar la costumbre de estar criticando negativamente todo lo que presenta o propone otro que no piensa como uno. Tenemos que saber lo que leemos y escuchamos, considerando quién dijo y quién escribió. La mayoría de las expresiones que tenemos para leer y escuchar pueden estar motivados por intereses particulares y solo en contadas ocasiones las expresiones se hacen en beneficio del pueblo y desinteresadamente.  En ocasiones, las medias verdades logran confundir a muchos y en lugar de ayudar, lo que generan son controversias, sin sugerir soluciones factibles.

A muchos les satisface la constante crítica negativa y sin fundamentos, a las determinaciones que se toman en asuntos de toda índole por aquellos que fueron seleccionados por el pueblo para legislar y gobernar. Aun cuando en algunos casos les asiste la razón, es menester canalizar adecuadamente las mismas.

Sabemos que los medios de comunicación difunden toda esa críticas, sin el debido control, tal vez pretendiendo ser neutrales en las controversias, lo que han provocado daños a la imagen de nuestra Isla a través de mundo. Con esa actitud podrían estar lesionando aun más nuestra economía, que tiene una industria turística muy importante, al desalentar la visita a nuestro país.

Otro aspecto que debemos cuidar es el vocabulario en nuestra vida diaria y así evitar el uso de palabras que puedan ofender la sensibilidad y dignidad de los otros. Palabras soeces; infamantes, despectivas, degradante, vulgares e hirientes no deben prevalecer en nuestro diario vivir. En cuanto a la comunicación, sabemos que en la radio se producen programas que permiten la participación de la ciudadanía y que en los mismos se escucha ese vocabulario denigrante, sin control por parte del moderador. En ocasiones, los moderadores intentan controlar, pero cuando lo hacen, ya las “palabras” han salido al aire. Ese tipo de comunicación en nada ayuda a resolver los problemas. Por el contrario, provoca la discusión a niveles muy bajos y en casos pueden generar eventos de agresión.

Relacionado al tema de la campaña de publicidad que mencionamos a principio, hay un detalle que interesamos traer nuevamente porque consideramos esencial para la sana convivencia: la cortesía

No cuesta esfuerzo adicional. ¿Por qué cuando estamos conduciendo un vehículo por nuestras calles y carreteras  lo hacemos en forma tan descuidada y agresiva? ¿Por qué no consideramos a los peatones y aquellos que van en bicicleta? Consideración y tolerancia Es muy importante estar conscientes de que esa actitud de descuido e intolerancia afecta adversamente a nuestro país cuando por ello cusamos daños a otros y por ende a nuestro país.

En fin, entendemos que una de las mejores muestras de cómo se siente nuestra gente en estos momento y de lo que es capaz es una esquela que pudimos leer. Se trata de una señora que dejó redactada y pagada la esquela que refleja su descontento por la calidad de vida que tenemos. La señora realza los buenos ejemplos y exhorta dar los buenos ejemplos. Entendemos que ese también es un llamado muy valioso que debemos considerar en el diario vivir.

En los pasados días de la Semana Santa, pudimos ver cómo un gran número de nuestra gente se mantuvo en recogimiento y también acudieron a los diferentes servicios religiosos que se celebraron en los templos .Estamos conscientes de que nuestro pueblo es de mucha fe, bondadoso y solidario y como tal debe actuar.

Los aspectos que hemos mencionado son solo algunos que se pueden enumerar, que son pequeños, que hacen la diferencia y con los que podríamos obtener grandes logros.

Si hacemos un pequeño esfuerzo podríamos ayudar, aunque sea un poco a sanear el ambiente en el que estamos viviendo. Así como en una sala de operaciones se desinfectan todos los instrumento antes de  comenzar una operación, es preciso limpiar y mejorar el ambiente del país como paso inicial para lograr los objetivos de un buen pueblo. Evaluemos lo que estamos haciendo y actuemos con prudencia. Evitemos las situaciones de hostilidad y violencia en respeto a los derechos humanos de nuestros conciudadanos y así estaremos haciendo patria.