(horizontal-x3)
Robert Goodlatte expresó su intención de ampliar el examen sobre la medida. (AP)

WASHINGTON – Una larga cena en La Fortaleza concluyó el jueves en la noche sin que el congresista republicano Robert Goodlatte (Virginia), presidente del Comité de lo Jurídico de la Cámara baja estadounidense, se comprometiera a llevar a votación el proyecto 870 que permitiría a empresas públicas de Puerto Rico acogerse al capítulo 9 de la ley federal de quiebras.

Goodlatte, sin embargo, expresó su intención de ampliar el examen sobre la medida, que fue objeto de una audiencia pública el pasado 26 de febrero en la  subcomisión de Reformas Regulatorias, Derecho Comercial y Antimonopolio, que está adscrito al Comité de lo Jurídico.

“Tuvimos unas muy buenas conversaciones con él, le aclaramos algunas dudas que tenía y quedamos en proveerle cierta información adicional de aspectos financieros y otros temas. No era cuestión de llegar a acuerdos pero más de reafirmar la importancia del capítulo 9 para Puerto Rico”, indicó ayer la presidenta del Banco Gubernamental de Fomento (BGF), Melba Acosta Febo, quien ha sido la principal voz en este debate a nombre del gobernador Alejandro García Padilla.

En la cena, invitados por el gobernador García Padilla, estuvieron Goodlatte; otros  seis congresistas; el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi;  Acosta Febo; el presidente del Senado, Eduardo Bhatia; el presidente de la Cámara baja, Jaime Perelló; el secretario de Justicia, César Miranda; y el secretario de la Gobernación, Victor Suárez.

“La cena sirvió para que los congresistas vieran con sus propios ojos que aquí hay unidad de propósito en el asunto del capítulo 9”,  comentó, por su parte, el comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, quien acompaña a Goodlatte como parte de una delegación del Congreso que estará más tarde en el fin de semana en Suramérica, donde la agenda incluye dos países, antes de ir también a dos naciones centroamericanas.

El viaje de la delegación legislativa que encabeza Goodlatte está centrado en temas de narcotráfico, por lo que hoy se tiene prevista una visita a las oficinas del Departamento Estadounidense Antidroga (DEA) en San Juan, además de recorridos por zonas de Culebra y Vieques.

Junto a Goodlatte y Pierluisi son parte de la delegación – y estuvieron el jueves en la noche en La Fortaleza -, los congresistas republicanos Tom Marino (Pensilvania), presidente del subcomité de Reformas Regulatorias; Jason Smith (Misuri); Mike Bishop (Michigan); Barbara Comstock (Virginia); y los demócratas Gregory Meeks (Nueva York) y Sheila Jackson Lee (Texas).

Del grupo, Smith, Comstock y Meeks son los únicos que no pertenecen al Comité de lo Jurídico, que tiene a su cargo decidir el próximo paso en torno al 870, que está en medio de un fuego cruzado que incluye a firmas de inversiones que representan bonistas de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y se oponen a la legislación, por un lado, y a las autoridades gubernamentales de Puerto Rico por el otro.

Pero, el republicano Smith es miembro del Comité de Recursos Naturales, que tiene jurisdicción primaria sobre los asuntos de Puerto Rico y cuyo subcomité de Asuntos Insulares tiene previsto celebrar una audiencia en torno al status político de la Isla a finales de junio.

Goodlatte ha dicho al gobierno de Puerto Rico que utilizar el capítulo 9 es una medida que puede tener grandes consecuencias económicas, por lo que el 870 debe ser objeto de un examen a fondo.

Pero, aunque no estuvo en la audiencia del 26 de febrero, entonces circuló una declaración escrita en la que validó las preocupaciones de las firmas de inversiones Franklin y Oppenheimer con el hecho de que la medida pueda representar un cambio de reglas para bonistas que adquirieron sus bonos bajo la premisa de que el capítulo 9 no aplicaría.

Justo el día en que viajaron a la Isla, el grupo conservador de jubilados Asociación 60 Plus publicó un nuevo anuncio en Político, a toda página, para insistir en que ofrecerle a las corporaciones públicas de Puerto Rico el capítulo 9 significa un rescate financiero de $164,000 millones, al sumar el total de la deuda de $73,000 millones, la deuda de los sistemas de retiro y los intereses.

Pero, en el mismo mensaje publicitario indican que es falso que el capítulo 9 sea el salvavidas de las finanzas de Puerto Rico, pues indican, correctamente, que “solo aplicará a una fracción de toda la deuda”.

La Asociación 60 Plus, que representa 7.2 millones de jubilados, se involucró en la guerra de relaciones públicas de la medida – con argumentos similares a las firmas de inversiones opuestas a la legislación-, después de que se creara la Coalición para la Estabilidad Fiscal de Puerto Rico, que ha pautado anuncios a favor del proyecto y es dirigida por el presidente de la firma republicana de cabilderos Navigators Global, Phil Anderson.

En una carta a los miembros de la Cámara baja federal, el presidente del grupo “Citizens Against Government Waste”, Thomas Shatz, resaltó que el gobierno de Puerto Rico pide la inclusión en el capítulo 9 después de que un juez federal le invalidó su propia ley local, argumentando que ese mecanismo solo puede ser provisto por una ley estadounidense.

El acceso de las empresas públicas puertorriqueñas en el capítulo 9 “permitirá a deudores y acreedores llegar a acuerdos sin afectar a los contribuyentes estadounidenses y proveerá a Puerto Rico un camino hacia la recuperación y estabilidad económica”.

“Cada día es más obvio que los pocos fondos y bancos que se oponen al 870 – afirmó el comisionado Pierluisi-, lo hacen para adelantar sus propios intereses a costa del bienestar de nuestro pueblo y del resto de los bonistas y acreedores de nuestras entidades gubernamentales. Seguiremos en pie de lucha hasta lograr el trato que Puerto Rico se merece».