La sequía de creatividad e intelecto al servicio del Pueblo producto del racionamiento forzoso de la “partidocracia” criolla hace estragos. Puerto Rico se arropa por la nube de la incompetencia y mediocridad partidista que opaca la luz de la sabiduría. El mapa general trazado de dónde están las fuentes de dinero para hincar los pozos para extraer impuestos onerosos, adrede excluye los salideros del despilfarro de uso indebido de fondos públicos.
Debemos despertar del estupor de la parálisis colectiva ante la realidad del asalto al Pueblo. El Pueblo se lleva a la guillotina criolla para ser “decapitado” en masa, mientras nuestros verdugos hacen fiesta con dinero ajeno. El “poder” al servicio de “pillos” se manifiesta. El país sigue cargando con los “errores” o más bien “robo” de administraciones anteriores de la cual ésta se hace partícipe. No toman paso alguno para procesarlos criminalmente a todos, tanto los(as) del pasado, como en el presente. La confabulación entre quienes han administrado la colonia-territorial es igual. No se salva ninguno de los dos partidos políticos principales que se han distribuido el dinero del Pueblo, elevando la deuda pública a aproximadamente $73 mil millones, sin fuente de repago en el horizonte que no sea el aumento a impuestos. Justificar una tasa alta del impuesto que sea, llámese IVU, IVA, arbitrio en el muelle, o cualesquier otra medida de recaudo, sin rendir cuentas de un cuadro prístino y auditado del desembolso del uso de cada centavo de la deuda emitida, es pedir un cheque en blanco al Pueblo que no podemos dar.
En el mundo de privilegios pagos con fondos públicos en que viven políticos(as) electos parecen enajenarse de la realidad precaria económica de sus constituyentes. Un aumento de un 7% a 11.5% en el IVU es una tasa que podrá pagar gente con fondos ilimitados, pero no se ajusta al cuadro de pobreza en Puerto Rico. El 29% de la población en Puerto Rico sobrevive con menos de $10,000 anuales. Si le sumas el 11.4% que vive con una entrada entre $10,000 a $14,999, 40.4% vive con menos de $15,000 anuales. (US Census Bureau, Puerto Rico Community Survey, 2012). Ni hablar de cómo se afectará la población dorada con recursos limitados de aproximadamente 62,596 personas que sobrevive la edad de 85 años o más en que las mujeres casi duplicamos a los hombres (23,305 hombres vs 39,291 mujeres) (Censo de EEUU, 2010). Datos de 2012 reflejan un aumento en dicha población de 85 años o más a 68,299 personas, entre las cuales hay 25,385 hombres vs 42,914 mujeres. El cuadro desolador de enfermedades crónicas propias de la edad que acarrea gastos médicos exorbitantes, mientras sobreviven en la precariedad económica matizado por la desigualdad por género, se agudizará con la imposición de un alza en impuestos en sus gastos básicos.
El debate público se enfrasca en el porciento de la tasa del IVU, o se dramatiza de forma surrealista al golpe a la canasta de alimentos que ha desatado una “guerra santa” entre dueños de restaurantes y supermercados, o el efecto electorero de las medidas impositivas antipáticas de cara a la contienda electoral del 2016; mientras el país observa estupefacto con la avalancha que le arrasará su bolsillo. Otros levantan la voz de alerta en torno al efecto detrimental sobre potenciales inversionistas por la incertidumbre de una medida “temporera” de nueve meses, para dar tiempo para aclimatarnos a un IVA o revertir, a lo que en el pasado no funcionó del arbitrio en el muelle o un híbrido mal-formado.
En el “tajureo” legislativo en que político(as) se piensan por encima del Pueblo para extirparnos de lo que no queda en nuestras alcancías a nombre del “bien común”, no se toca fondo con la raíz del problema. Existe un vacío en torno a la elaboración de estrategias para impulsar el desarrollo económico. Debemos salir de la pesadilla en que el gobierno se ha convertido en la fuente de empleo en Puerto Rico, ya sea entrando en la filas del “servicio público”, como contratista, o como “organización sin fines de lucro” que subsiste de fondos públicos. La raíz del “gigantismo gubernamental” como fuente de empleo directa o indirectamente, no se extirpa con la premura que se requiere. Para salir de la crisis fiscal del gobierno, hay que fomentar la producción al margen y a pesar del gobierno. Hay que salir del atolladero en que la elite política nos mantienen como rehenes de su mezquindad para proteger su propia salvación electoral. ¡Basta ya de robarnos, so color de impuestos!
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