¿Igualdad o hipocresía del Tribunal Supremo Americano? – Por Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado –

¿Igualdad o hipocresía del Tribunal Supremo Americano?

En el plebiscito de 2012 los ciudadanos americanos de Puerto Rico colocamos el pie en ese primer escalón hacia la igualdad de derechos, poderes, responsabilidades y beneficios
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EL VOCERO / Archivo
Por Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado

El jueves pasado, en este espacio, les dije que “Los derechos a la igualdad están ahí, de frente a todos los ciudadanos bajo la bandera americana. Quien quiera igualdad tiene que lucharla, exigirla y defenderla.” Veinticuatro horas más tarde, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos anunció su decisión catalogando como inconstitucional la prohibición al casamiento legal de las parejas del mismo sexo que prevalecía en trece estados de la Unión y en el territorio colonial de Puerto Rico.

Soy de los que piensa, con buena fe, por razones religiosas y hasta culturales, que el único matrimonio posible es entre el hombre y la mujer. No discrimino por la preferencia sexual de nadie y defiendo con firmeza el derecho a la intimidad de todos los ciudadanos y ciudadanas. Son muchos y muchas personas de la “comunidad gay” los que han trabajado conmigo o me brindan su amistad y pueden dar fe de eso. Reconozco, sin embargo, que mi opinión tiene límites y que su certeza no es absoluta. Otros ciudadanos pensaban distinto a mí, pues consideraban que la imposibilidad de legalizar su relación de pareja constituía un discrimen y vulneraba la igualdad de sus derechos. Independientemente de la opinión que tenga cada cual y de los cientos de argumentos que hay a favor o en contra, esta decisión del Supremo federal es el resultado de un proceso judicial que debe ser respetada. Vivimos en una sociedad de ley y orden. Las iglesias, por su parte, podrán mantener sus respectivas posiciones sobre este asunto, pues esta decisión judicial en nada afecta su libertad de culto. Unas podrán oficiar estos casamientos y otras no lo harán, según lo prefieran. Las iglesias, como entidades religiosas, están separadas del estado por mandato constitucional, pero su colaboración con el gobierno y aportación positiva en aspectos sociales, educativos y morales son incuestionables. Por lo tanto, lo que todos debemos hacer es armonizarnos, en lo que sea posible, y adaptarnos civilizadamente a los derechos de cada cual. La realidad jurídica tras la decisión del Tribunal Supremo Americano, nos impone la obligación, a los que diferimos de la misma, de ser más efectivos aún, en inculcar en nuestros hijos e hijas los principios y valores en los cuales creemos.

Durante muchos años, esos ciudadanos americanos utilizaron los mecanismos de la protesta y los tribunales. Lucharon, exigieron y defendieron lo que a su entender era y hoy es, su derecho. Esa lucha fue perseverante y se desarrolló con el reclamo del derecho a la igualdad. Así lo entendió el Supremo al fundamentar su decisión en “la igual protección de las leyes” que cobija a los ciudadanos americanos bajo la 14ta Enmienda, entre otras disposiciones de la Constitución federal. Todos estos ciudadanos que dieron su lucha, se unen a la lista de los afroamericanos, los inmigrantes, las mujeres y muchos otros que también dieron grandes luchas y hasta pagaron cuotas de sangre para alcanzar sus reclamos de igualdad en la nación. Después de todo, la mayor virtud de la nación de la que somos ciudadanos no es la ausencia del prejuicio y el discrimen porque los hay como en todas partes, sino la presencia de las leyes y las instituciones para vindicar los derechos a la igualdad de aquellos que se sientan discriminados. La hipocresía que denuncio contra el Tribunal Supremo Americano radica en no reconocer los derechos de los ciudadanos americanos que vivimos en la isla de Puerto Rico, a la igualdad plena en todo.

En la democracia, no hay invitación dorada ni camino fácil a la igualdad. Por lo tanto, quien crea que los puertorriqueños lograremos la igualdad de derechos, poderes, responsabilidades y beneficios como ciudadanos americanos porque nos invitarán o nos caerá del cielo, se equivocan. Mientras los ciudadanos americanos de Puerto Rico continuemos deambulando por los laberintos de la desigualdad, el fracaso y la quiebra colonial, nadie nos tratará como iguales. Con mucho respeto digo, esta colonia no es Lázaro ni el gobierno americano es Jesús. Solamente la igualdad con la estadidad nos sacará de esta crisis que cada día se pone peor. Esa igualdad tenemos que lucharla, exigirla y defenderla. Con la ayuda de Dios Puerto Rico puede superarse.

Decía Martin Luther King “Da el primer paso con fe. No tienes por qué ver toda la escalera. Basta con que subas el primer escalón”. El mensaje es claro: si no comienzas a subir la escalera, nunca la subirás; si no das el primer paso hacia la igualdad, nunca la tendrás. Quien se sienta discriminado o privado de sus derechos a la igualdad, tiene que defenderlos dentro de las veredas de la democracia, pero con perseverancia y firmeza. Si alguien no te visualiza como igual, entonces eres tú quien tienes que hacerte valer como tal, sin flaquear ni acomplejarse. Si todos los que bajo la bandera americana han colocado el pie en ese primer escalón lograron la igualdad, entonces Puerto Rico también puede lograr pronto la igualdad con la estadidad. Si luchamos, vencemos. No hay poder en el gobierno federal que detenga la estadidad si la luchamos y la exigimos con fuerza. Si este pueblo flaquea o sucumbe al complejo colonial de inferioridad, entonces el discrimen y la indiferencia prevalecerán.

En el plebiscito de 2012 los ciudadanos americanos de Puerto Rico colocamos el pie en ese primer escalón hacia la igualdad de derechos, poderes, responsabilidades y beneficios. La mayoría de este pueblo votó NO a la Colonia y Sí a la Estadidad. A partir de enero de 2017, la historia cambiará con un nuevo gobierno progresista capaz en la administración gubernamental y con el compromiso de hacer valer la igualdad de derechos y la dignidad de los ciudadanos americanos de Puerto Rico. Contra viento y marea vamos a dar a respetar el reclamo mayoritario de Puerto Rico. Se los aseguro.Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado

 

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