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Pedro Pierluisi: “Grandes inversiones de mejoras capitales tienen que venir del sector privado”. (Wanda Liz Vega Dávila)

Para el comisionado residente y presidente del opositor Partido Nuevo Progresista (PNP),  Pedro Pierluisi, la afirmación del gobernador  Alejandro García Padilla  en torno a la incapacidad del Gobierno de pagar la deuda pública no es más que un acto desesperado para presionar por una especie de rescate del gobierno federal.

Según el más alto funcionario penepé en la actual administración, una buena porción de la deuda pública, que consolidada sobrepasa los $72,000 millones, no confronta problema alguno, por lo que no debe estar sujeta a una reestructuración o moratoria. Pierluisi entiende que en lugar de invertir el servicio de la deuda en proyectos de desarrollo económico, se debe entrar en Alianzas Público Privadas para promover el crecimiento de las riquezas en Puerto Rico.

Pierluisi, en una entrevista con  El Nuevo Día  en su despacho en el antiguo edificio de Medicina Tropical en San Juan, dijo que entiende que la crisis es seria y que el escenario actual puede ser la oportunidad que se esperaba para promover los cambios que necesita el Gobierno. No obstante, rechazó el supuesto pesimismo que refleja el informe sobre la economía del País elaborado por la economista  Anne O. Krueger. Alegó que los problemas del Gobierno son de gerencia y manejo de las finanzas.

Esta semana usted criticó la afirmación del gobernador de que la deuda es impagable. Usted afirma que sí se puede pagar. ¿Cómo sustenta ese argumento?

—Es pagable. Lo importante es que manejemos las emisiones particulares como mejor corresponda. Hay 17 entidades del Gobierno que han hecho emisiones. Cada una de esas emisiones tienen sus propios términos y condiciones. En esto lo que tenemos que hacer es actuar como buenos padres de familia y cuando se anticipa que vence una emisión o hay un pago importante y no se tiene el efectivo disponible, pues hay que sentarse a la mesa y modificar los términos ya sea extendiendo el vencimiento o establecer una nueva tasa de intereses o puede hacerse un refinanciamiento clásico. Estar hablando que la deuda, como si fuera una sola, es impagable, no hace sentido. Diría que es hasta irresponsable, porque así no funciona el sistema financiero y así no es que se tiene que atender la deuda del Gobierno de Puerto Rico.

Refinanciar y negociar intereses y tiempo de repago… ¿no es eso lo que ha estado haciendo el Gobierno?

—Eso es lo que se ha hecho en el pasado, refinanciando emisiones en la medida que no se tenían los fondos para hacer los pagos en su vencimiento o buscando mejores intereses, pero al mismo tiempo se incurrió en nueva deuda. Aquí se acumuló una deuda que ronda los $73,000 millones. Yo lo que creo es que no trae nada positivo, que es tóxico decir que toda esa deuda es impagable. También no hace sentido hablar de una moratoria en el pago de esa deuda. Eso no funciona así. Hay algunas entidades con deuda que se maneja perfectamente bien y que los pagos de principal e intereses son manejables. Pero tienes entidades como la AEE que está en un acuerdo de indulgencia y ahora está negociando con sus acreedores porque no pudo pagar. Se tienen que ver los casos uno a uno.

La premisa del Gobierno es que se necesita aliviar el servicio a la deuda para inyectar capital a la economía en proyectos de desarrollo económico. Es una idea para que crezca la economía. 

—Está totalmente equivocada la premisa del gobernador. Si lo que buscas es financiamiento adicional, no le puedes decir a los acreedores de antemano que no estás en posición de pagar. Si ese es el mensaje que envías nadie te va a prestar.

Pero es que ya nadie le presta dinero al Gobierno. La idea es usar lo que se ahorraría al dejar de pagar toda la deuda para los proyectos de desarrollo económico que se necesitan.

—Decir que tienes el mercado cerrado, pues ese puede ser el caso como resultado de las degradaciones que hemos recibido en estos últimos dos años y la falta de credibilidad de la presente administración en los mercados. Ahora… así no es que vamos a crear el ambiente para que Puerto Rico eche para adelante.

¿Y de dónde se puede sacar el dinero para echar a correr la economía si no es de ahorros?

—Primero tienes que rehabilitar tu credibilidad. Grandes inversiones de mejoras capitales en Puerto Rico tienen que venir del sector privado por vía de Alianzas Público Privadas. Ahí tú entras en acuerdos con entes privados que se convierten hasta cierto punto en socios del Gobierno para lograr ese objetivo, que puede ser una carretera, la construcción de un embalse, una nueva planta de generación de energía. Pensar que el Gobierno puede seguir haciendo grandes emisiones de bonos no es real ni es razonable. Ahora bien, el Gobierno necesita todos los años una línea de crédito, que son los Trans (notas de anticipación de impuestos, que no son más que préstamos a corto plazo que se usan para financiar los gastos del Gobierno durante los primeros meses de cada año fiscal). Si sabes que necesitas eso, no puedes de entrada decir que no estás en posición de pagar. Si ese es el mensaje que envías, pues es completamente negativo. Ni hablar del impacto que tiene esto en las carteras de inversión de entidades como las cooperativas, los bancos y el inversionista criollo que ha invertido en los bonos del Gobierno. La única estrategia es de crear una crisis para ver si con eso alguien viene al rescate. En eso están totalmente equivocados. Nosotros somos parte del sistema estadounidense. Hay que entender el sistema político. En ese sistema, a los estados no se les rescata y menos aún se rescata un territorio. En ese sistema a los municipios y entidades públicas sí se les permite que se reorganicen por el Tribunal de Quiebra. Como a nosotros no se nos permite eso, pues estamos dando la batalla. Crearuna crisis con una expectativa que no es real no ayuda en nada cuando daña el nombre de Puerto Rico.

Pero se le queda algo… ¿cómo se atiende entonces el déficit cuando se te va tanto dinero en el servicio de la deuda? Estamos hablando de $4,800 millones este año fiscal. 

—Sencillo. Lo primero que tienes que hacer es cambiar el sistema gerencial, presupuestario y contable del Gobierno.

Eso cuesta dinero.

—No, no. La tecnología está suficientemente avanzada para que el costo no sea tan significativo. Ahí sí te digo que cada peso que se invierte se saca más jugo que en cualquier otra área de gobierno. El problema del Gobierno es gerencial y de contabilidad.

Claro, gobiernos populares y penepés dejaron en la última prioridad mejorar los sistemas de información del Gobierno y metieron un montón de batatas políticas en la mediana gerencia cuando no tenían las capacidades para los cargos que se les daba. 

—Las explicaciones sobran salvo que tú no quieres cometer los mismos errores dos veces. Tú lo que has tenido son funcionarios elegidos por el pueblo a cargo del Gobierno de Puerto Rico en diferentes posiciones y cada uno de esos funcionarios deben responder por esos actos. Pero dejando eso atrás, porque ya estamos donde estamos, para el futuro tienes que darte cuenta que no puedes seguir haciendo lo mismo. Cuando digo de cambio me refiero a que la Oficina de Gerencia y Presupuesto debe tener un control gerencial real sobre las distintas agencias del gobierno central para que no se excedan en sus gastos y tienes que tener un solo sistema de contabilidad del Gobierno. Todas las agencias deben estar conectadas entre sí. Los sistemas de Hacienda datan de hace décadas. Todos sabemos cómo ha cambiado la tecnología. De allá para acá lo que se ha hecho son parchos. Ahí amerita invertir. El sistema presupuestario hay que rehacerlo. No se puede esperar un presupuesto más con el sistema actual. Cada agencia debe justificar cada peso que gasta y cada programa que tiene, y tienen que establecerse métricas para medir efectividad. Con la economía como está, que no hay quién pueda diagnosticar un crecimiento de la economía por los próximos años, pues uno tiene que partir de la idea de que los recaudos se van a quedar en el nivel en que están. Si esa es la realidad, hay que ajustarse a eso. Hay que asegurarse que no se gaste un peso de más. Si hay que pagar más en principal e intereses de deuda, pues ese dinero hay que cortarlo en algún lado. Esa es la realidad que vive Puerto Rico.

Ese aumento en la deuda se perfila… ¿por dónde se corta el presupuesto?

—Esas cantidades de aumento no son significativas. Es manejable.

Del año fiscal pasado a este, el aumento en el servicio a la deuda fue de $300 millones. Algunos estimados ponen en los próximos años el servicio de la deuda total rozando los $6,000 millones.

—No. Ahí lo que sucede es que cuando la señora Krueger hace sus estimados parte de unas premisas catastróficas. Uno puede partir de premisas catastróficas o razonables o positivas. El escenario catastrófico dice que como la ley del 4% vence en el 2017, perdemos $2,000 millones. Ese tipo de escenario no se puede anticipar porque es tan sencillo como reautorizar esa ley o decirles a las empresas foráneas que paguen esa aportación por las vías de la contribución sobre ingresos.

El 80% de esas aportaciones de las que habla vienen de seis u ocho compañías. Con que una se vaya, ya se te descuadró por cientos de millones el presupuesto. 

—Son como 12. Si una se va, pues por eso hay que promover a Puerto Rico como centro de manufactura, para sustituirla.

¿Con qué competitividad?

—La tenemos y la seguimos teniendo. Y la podemos mejorar con los costos de energía, de agua y el sistema de permisología del Gobierno. Mi punto es que si te vas a quedar pensando que todo va a salir mal, pues te vas a deprimir. Tienes que trabajar duro, mantener esfuerzo efectivo de promoción de Puerto Rico, pues lo puedes lograr. Puerto Rico tiene de los mejores profesionales del mundo.

Desde hace mucho se habla de cambiar las condiciones laborales, de la deuda, de la reestructuración del Gobierno, pero nunca se hace nada. Hay un miedo electoral en este país que impide progresar. 

—Algunas personas ven problemas y otros ven oportunidades. Ahora hay una oportunidad para hacer lo que no se ha hecho en décadas. La crisis en la que estamos fuerza a que se hagan las reformas que no se han hecho desde hace mucho tiempo y fuerza la disciplina fiscal. No debemos menospreciar la oportunidad que tenemos. Podemos rehabilitar a Puerto Rico, cambiar el rumbo de Puerto Rico para llevarlo al sitial donde debe estar.