Pierluisi pide igualdad para Puerto Rico en el Congreso

Pierluisi pide igualdad para Puerto Rico en el Congreso

Por Primerahora.com07/08/2015 |12:02 p.m.
«Si continúan tratándonos como ciudadanos de segunda clase, no pretendan estar sorprendidos cuando caemos”, dijo Pierluisi. 

En su turno de debate congresional, el comisionado residente argumentó que la condición territorial es la causa de la crisis fiscal que atraviesa el Gobierno.

El comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, exigió este miércoles al Congreso de los Estados Unidos que le otorgue la estadidad a Puerto Rico, “con los mismos derechos y responsabilidades que a los demás ciudadanos americanos en los estados”, ya que a su juicio la condición territorial es la causa de la crisis fiscal que atraviesa el Gobierno.

El emplazamiento lo hizo durante un turno que solicitó para hablar ante los congresistas en el hemiciclo de la Cámara de Representantes federal.

“Si el público americano está bajo la impresión de que Puerto Rico es el único culpable de esta crisis, está equivocado”, dijo Pierluisi a sus colegas en la Cámara federal.

“Mi mensaje a mis colegas es este: si ustedes nos dan los mismos derechos y responsabilidades que a nuestros conciudadanos americanos y nos dejan avanzar o fracasar por nuestros méritos, nos levantaremos.  Pero si continúan tratándonos como ciudadanos de segunda clase, no pretendan estar sorprendidos cuando caemos”, dijo Pierluisi.

En su mensaje, remitido por escrito a los medios de comunicación de la Isla, destacó que “el origen del problema en Puerto Rico no está en su gente, talentosa y muy trabajadora.  No está en que nuestros líderes políticos -que no son ni mejor ni peor que sus contrapartes en otras jurisdicciones americanas- a veces también prometen de más y cumplen de menos.  La causa fundamental del problema es nuestro status político, que ha creado un sistema que hace que sea extremadamente difícil tener éxito, y que sea excepcionalmente fácil fracasar”.

Añadió que “la crisis que enfrenta Puerto Rico es real, y debe ser confrontada con compostura, competencia y franqueza”.

En su mensaje, Pierluisi destacó la participación de los boricuas en la milicia, así como el que no se le permite a los ciudadanos americanos residentes en la Isla ejercer su derecho al voto por el presidente de los Estados Unidos ni escoger congresistas.

Además, el comisionado destacó que, como territorio, Puerto Rico recibe menos beneficios que otros estados de menor población, como por ejemplo, en el programa de salud del Medicaid, y en la oportunidad de acogerse al Capítulo 9 del Código de Quiebras federal.

“Por lo tanto, está privado de apoyo económico crítico”, dijo.

“Para compensar el déficit de fondos federales el gobierno de Puerto Rico ha tomado prestado en gran medida, lo que ayuda a explicar por qué tiene una deuda excesiva.  En los últimos años, 250,000 residentes de la Isla se han trasladado a los estados y estos números continúan creciendo. Una vez llegan a los estados, estos puertorriqueños tienen derecho a voz y voto y la igualdad bajo la ley de los derechos que se les niega en Puerto Rico. Esta es una situación intolerable. Mis constituyentes han tolerado esta injusticia por suficiente tiempo y no lo van a tolerar más.  Votaron por la estadidad en un referéndum local en el 2012, y votarán por la estadidad de nuevo, en un número aún mayor, en un referéndum federal en el año 2017”, dijo Pierluisi.

Sobre la crisis fiscal, Pierluisi alegó que a raíz de las expresiones hechas por el gobernador Alejandro García Padilla de que el gobierno está a punto del impago, el valor de las acciones de los bancos locales se desplomaron entre un 10% y un 15%, los bonos de Puerto Rico se vendieron a descuentos históricos, y las casas acreditadoras degradaron aún más el crédito del gobierno.

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WASHINGTON, DC – El gobernador de Puerto Rico afirmó recientemente que la isla no puede pagar todas sus deudas.  En los medios de comunicación abundan las comparaciones con Grecia.  Si Puerto Rico fuera un paciente, la mayoría de los comentaristas han estado diagnosticando mal su enfermedad y recomendando el tratamiento equivocado.  Es necesaria una dosis de realidad.
Puerto Rico es un territorio de Estados Unidos, donde viven 3.5 millones de personas que yo represento en el Congreso.  Los puertorriqueños son ciudadanos americanos desde el 1917 y han servido en el ejército de Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial.  Además, en los estados viven otros cinco millones de individuos de descendencia puertorriqueña y mientras las condiciones en Puerto Rico se deterioran, mis constituyentes se están mudando a los estados a un ritmo de 50 mil personas al año.
La analogía con Grecia es inapropiada.  Puerto Rico no es un país soberano en una unión monetaria con Estados Unidos.  Desde una perspectiva constitucional, Puerto Rico pertenece a los Estados Unidos.  El gobierno federal tiene un poder casi absoluto sobre Puerto Rico, pero ha delegado en la isla casi la misma autoridad sobre sus asuntos locales que la que poseen los estados.
Tal vez en un esfuerzo por ser amables, algunos comentaristas se refieren a Puerto Rico como “Commonwealth” (Estado Libre Asociado), implicando que Puerto Rico tiene un estatus especial.  Pero esta palabra no tiene ningún sentido práctico, como lo demuestra el hecho de que varios estados se llaman a sí mismos «Commonwealth».
La enfermedad de Puerto Rico es una condición crónica.  La tasa de desempleo, la tasa de pobreza y el ingreso familiar siempre han sido peor que los de cualquier estado.  La causa principal es la desigualdad. Los ciudadanos americanos residentes en la Isla no pueden votar por el Presidente ni por senadores y solo tienen a un delegado sin derecho al voto en la Cámara federal.  Es desalentador ver a muchos autoproclamados progresistas que hablan elocuentemente sobre la importancia del derecho al voto, pero callan sobre el tema cuando se trata de Puerto Rico.
El Congreso rutinariamente trata a Puerto Rico y a los demás territorios peor que  a los estados. Considere el Medicaid, que ofrece seguro de salud para los pobres.  Los fondos federales de Medicaid disponibles para los estados son ilimitados, pero limitados para Puerto Rico.  Los mil millones de dólares en asignación anual de Medicaid que Puerto Rico recibe de Washington representan alrededor del 20 por ciento de los $5 mil millones que recibe el Estado de Oregón, de tamaño similar.  A Puerto Rico también se le trata de manera desigual bajo Medicare, a pesar de que mis constituyentes pagan los impuestos federales sobre nómina que financian gran parte de este programa.  La Ley Federal de Cuidado de Salud Asequible -Obamacare- ha sido objeto de debate partidista, pero rara vez se ha mencionado como defecto de la ley el hecho de que los territorios están excluidos de la mayoría de sus nuevos programas y protecciones.
La lista es interminable.  A Puerto Rico se le excluyó del programa de Seguridad de Ingreso Suplementario, que ayuda a los americanos más vulnerables.  El territorio no participa en el programa federal de nutrición; en su lugar recibe fondos en bloque, por lo que recibe $450 millones menos de lo que recibiría si participara en el programa federal de nutrición como los estados. A Puerto Rico se le excluye parcialmente del crédito de impuestos por hijos y totalmente del crédito por ingreso del trabajo que estimula a las personas de bajos recursos a buscar empleo.  A diferencia de los estados, Puerto Rico no puede autorizar a sus corporaciones públicas a buscar alivio bajo el Capítulo 9 del Código Federal de Quiebra, lo que impide su recuperación.
El argumento de que el trato desigual se justifica porque el Congreso no le requiere a los residentes de la isla pagar impuestos federales sobre los ingresos locales es débil. Casi la mitad de todos los hogares en los estados no ganan lo suficiente para pagar impuestos sobre ingresos, pero aún así son tratados con igualdad.   Es más, como resultado de los créditos fiscales federales, es muy probable que  una familia de clase trabajadora compuesta de cuatro miembros en los estados, tenga un ingreso neto mayor que una familia idéntica en Puerto Rico.
No es de extrañar, entonces, que Puerto Rico esté en recesión, tenga una deuda excesiva y pierda su población.  El trato desigual a nivel federal, combinado con la mala gestión a nivel territorial, tienen un efecto perjudicial sobre la economía de la isla.  Para compensar la falta de apoyo federal, el gobierno de Puerto Rico ha tomado prestado en grandes cantidades.  Y cuando mis constituyentes se mudan a los estados, adquieren el derecho a votar por sus líderes nacionales y el derecho a la igualdad de trato ante la ley federal.  Por tanto, lógicamente se van.
Habiendo diagnosticado mal la enfermedad de Puerto Rico, muchos comentaristas recetan la medicina equivocada, como eximir a Puerto Rico del salario mínimo federal. Una propuesta mucho más sabia sería conceder a Puerto Rico un trato más equitativo en los programas federales y créditos contributivos.  El objetivo debería ser cerrar la brecha con los estados, no ampliarla.
A corto plazo, Puerto Rico puede manejar su crisis formulando políticas públicas más inteligentes, pero la única solución duradera es la estadidad.  En una vista pública reciente del Congreso, les dije a mis colegas: “si nos dan los mismos derechos y responsabilidades que a nuestros conciudadanos americanos y nos permiten avanzar o fracasar en nuestros propios méritos, nos levantaremos. Pero si continúan tratándonos como ciudadanos de segunda clase, no finjan estar sorprendidos cuando fracasamos”.
En el 2012, los electores de Puerto Rico rechazaron el estatus territorial y expresaron su preferencia por la estadidad.  El Congreso respondió autorizando una consulta avalada por el gobierno federal.  Yo espero que esta consulta se lleve a cabo en el 2017.  Si los votantes afirman su deseo de admisión, el Congreso tiene que colocar a Puerto Rico en el camino hacia la estadidad.  Para que Puerto Rico prospere, tiene que ser tratado con igualdad. Y para ser tratado con igualdad, tiene que convertirse en estado.

 

Pedro Pierluisi

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