Desde hace décadas los tribunales, federales y estatales, han resuelto que el estado tiene un deber indelegable de administrar procesos primaristas para velar y garantizar la igual protección de las leyes de los electores que quieren ejercer su derecho fundamental al voto, y, a su vez, velar por el derecho de los aspirantes a una candidatura. También han resuelto que el estado tiene un deber de fiscalizar las elecciones que consisten de un proceso integrado por las primarias de los partidos y la votación final entre los candidatos de cada partido. Una vez la ley conforma ese proceso y provee para su funcionamiento, incluyendo un mandato presupuestario, no se puede pretender que los partidos lo costeen afectando así su efectividad como canalizadores de alternativas para el votante en un proceso vital para la democracia.
En Puerto Rico, como en toda democracia, los partidos políticos son hechura del Pueblo, salvo con una distinción; los partidos políticos puertorriqueños tienen garantía constitucional. El mejor ejemplo lo es la representatividad proporcional en las cámaras legislativas de los partidos políticos inscritos. Lamentablemente, la presidenta de la CEE, Liza García, quiere cercenar ese derecho.
Si la osada Liza no puede defender su presupuesto para cumplir con su responsabilidad de celebrar primarias y fortalecer el sistema democrático, debe renunciar al cargo e irse a modelar a otra parte, o ser destituida por incompetencia crasa. No defender el presupuesto de la CEE es solo otra acción deliberada, de las muchas, para poner en desventaja electoral al PNP, y al proceso de primarias de los partidos nacionales que cada cuatro años se celebra en Puerto Rico, como en los cincuenta estados de la Unión. Toda la prensa nacional se enfocará en Puerto Rico y la CEE, mientras el Partido Republicano celebre su primaria el domingo, 13 de marzo de 2016, y el Partido Demócrata la suya en verano, antes del 15 de junio de 2016. Liza empujará la agenda soberanista de esta administración para que parezcamos una república exigua de derechos, como lo son Argentina o Venezuela, y así la presidenta de la CEE ser reina por un día.
Liza ignora la comunicación del Partido Republicano para solicitar que la CEE administre su primaria. Por otro lado, vemos a la actual administración del PPD, a la que pertenece la presidenta de la CEE, quejarse cuando el Congreso republicano ve con resquemor y hondas reservas, la legislación para atender la quiebra fiscal del gobierno de Puerto Rico.
Se trata de una estrategia del PPD para retener el dinero presupuestado para el pago de la deuda de Puerto Rico para en la campaña del 2016 comprar votos, como se hace en Argentina y Venezuela. Esto incluye, separar la papeleta del Comisionado Residente para aislar la jurisdicción federal a una sola papeleta, darle el voto en papeletas estatales a los no ciudadanos y a los ilegales, y así tratar de evitar que el gobierno federal, que es el único que impone justicia en la jurisdicción colonial, no pueda procesar a nadie por el fraude a la Ley Electoral que ya tienen planificado.
Esas son las cosas de Liza; mujer de elegante vestir, de actuar prepotente y vanidad insuperable, de estricto pensar político partidista, que quiere matar la democracia con el veneno de su pasión… el de su pasión política, por supuesto.
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