Desde que Pedro Pierluisi asumió la presidencia del PNP se ha enfrentado a innumerables confrontaciones exógenas a su carácter y personalidad que operan como frentes de batalla. Algunas son de hechura de sus enemigos internos y externos, que a toda costa tratan de descarrilarlo como candidato a gobernador de Puerto Rico. Sin embargo, su temple es de reciedumbre espartana.

A nivel interno, Pierluisi tiene en contra a la facción rossellista, encarnada en Ricky Rosselló. Desde un principio, este grupo ha hecho todo lo posible por cercenar los fondos que puedan ser recaudados para las arcas del PNP y para la campaña a gobernador de Pierluisi. Es una manera disidente de hacer política contra los hermanos de la misma sangre. Se trata de un grupo que a toda costa busca incautarse de la presidencia del PNP y la candidatura a la gobernación, pero sin esfuerzo cooperador alguno.

En cambio, los frentes externos de Pierluisi son múltiples. El primero de ellos es el Partido Popular, que está haciendo lo imposible porque él no sea el candidato y lo imposible por ganar las elecciones a toda costa. Esto incluye, gracias a Liza García, presidenta de la CEE, adulterar la ley y el proceso electoral para que el partido de gobierno sea favorecido y su permanencia en el poder sea camino expedito.

También está el estatus. La agenda del comisionado residente ha ganado amplio terreno en el Congreso, pero sus enemigos internos y externos tratan de socavar el trabajo realizado por el presidente de la Palma para evitar que el mismo devenga en capital político. Sin embargo, el desánimo y la frustración no salen a la superficie en este aspecto. Pedro Pierluisi sigue sin descanso buscando que en el Congreso se apruebe un Acta de Admisión para que Puerto Rico pueda, en definitiva, alcanzar la Igualdad.

Otro frente lo es hacer extensivo a Puerto Rico el capítulo 9 de la ley de quiebras federal. Luego de haber presentado un proyecto en el Congreso para esos propósitos, el comisionado residente ha tenido que lidiar con los exabruptos del gobernador y con la resistencia de los mismos bonistas que se oponen al proyecto y tienen de aliados a congresistas republicanos conservadores. Aun los líderes populares que ven con buenos ojos el proyecto no mueven un dedo a favor del mismo. Esto, aparte de los detractores internos.

Hay otros frentes con los que Pierluisi tiene que luchar; el bienestar de los veteranos, madres solteras, envejecientes, salud, educación y seguridad, entre otros. Sin embargo, el éxito de un comisionado residente está más en los contactos y aliados que en el exiguo poder político que posee el cargo que ocupa. No hay antigüedad que valga. Los que representan los territorios en el Congreso de los Estados Unidos no tienen el poder del voto que tienen los representantes de los estados en ambas cámaras.

Rodeado de enemigos de toda clase, Pierluisi está haciendo de tripas corazones. Estableciendo la agenda de trabajo de lo que debe hacerse ahora y lo que debe discutirse en la próxima campaña electoral para ejecución inmediata en el próximo cuatrienio. Contra múltiples frentes, venciéndolos poco a poco con las armas de su experiencia y su convicción, Pedro Pierluisi ha demostrado que podría hacer mucho más por su país como gobernador de todos los puertorriqueños.

Mario Ramos Méndez    Historiador