El paisaje de la quiebra, necesariamente es el deterioro y la desolación. Queda marcado por los que se marcharon en busca de trabajo y comida, y los que no pudieron cumplir con sus obligaciones.
A simple vista resalta el retrato de casas y comercios clausurados y abandonados, también vandalizados e invadidos por la naturaleza circundante.
La ciudad de Detroit en Michigan, tal vez resulte uno de los ejemplos recientes más evidentes del colapso económico de una localidad. Baja poblacional, altos índices de pobreza, un considerable aumento en el desempleo y una oferta reducida de servicios públicos para los ciudadanos.
Esas señales no escapan al ojo puertorriqueño en el entorno isleño. Con una alta tasa de ejecuciones hipotecarias de familias que no han podido cumplir con el pago de estas, ya son frecuentes las propiedades residenciales y comerciales vacías y hasta abandonadas. Al igual están los proyectos de construcción malogrados, particularmente en segmentos de alto costo, invadidos ya por la maleza y el vandalismo.
Fuera de Estados Unidos, la nación más poderosa y líder financiero del mundo, la evidencia no es muy distinta. La quiebra de Grecia y la falta de liquidez, ya no en el gobierno sino en el bolsillo inmediato de sus residentes, pronto se tradujo en la restricción para comer. Sistemas financieros colapsados donde el ajuste de las instituciones detuvo la posibilidad de la gente hasta para manejar la disposición de sus ahorros, recientemente volvió a rondar y ya les llega el tercer rescate europeo. La deuda total de Grecia suma 312,000 millones de euros, que representan un 174.7% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Tampoco fue distinto en Argentina con la gran crisis financiera hacia finales de los 1990 y principios del 2000, en medio de la cual la desconfianza inversora y la fuga de capital marcaron la debacle mayor del país. Esto generó una de las dinámicas de la historia económica reciente más significativa en cuanto al retiro de caudales de las instituciones financieras, ante la desconfianza y falta de garantías.
El evidente deterioro en ciudades como Buenos Aires y el reclamo ciudadano inmerso en la pobreza extrema está muy vivo en la memoria. Todavía los pleitos legales de acreedores y compradores de su deuda pública, gestionan por la vía judicial el recobró de sus inversiones. Su PIB llegó a caer hasta un 20% en el peor momento de la crisis. La deuda externa de Argentina al cierre de 2014 tuvo un crecimiento de 4.5% y se colocó en $147,457 millones.
En medio del rescate europeo a Grecia, la reorganización fiscal de Detroit y los pleitos legales asociados a la deuda en Argentina, el mundo observa a Puerto Rico al registro reciente del primer impago en su historia y la espera de un plan fiscal que deberá modificar sus contratos financieros y el orden de su política fiscal.
Carlos Antonio Otero, EL VOCERO
Periodista con 24 años de experiencia en la cobertura de temas económicos, política, tribunales y cultura en diferentes periódicos y revistas. Estudió periodismo en la Universidad del Sagrado Corazón e historia y cultura puertorriqueña en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe.
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