Por Máximo Cerame-Vivas
Puerto Rico es una islita a la que le sobran fuentes de energía. Pero parece tener un enchule con los combustibles fósiles que será difícil de apaciguar. Lo último en la avenida es un gasoducto de Florida a Puerto Rico para suplirnos de combustible fósil. ¡Claro que se pueden tender gasoductos kilométricos sobre tierra donde se puedan colgar tubos sobre pilotes, o enterrarlos, para cruzar países! Pero poner una tubería de gasoducto en el fondo del mar son otros veinte pesos. La gente piensa que el lecho marino es una superficie uniforme,
de leves pendientes, sobre la cual se puede descansar un gasoducto sin problemas, puestecito no más. Nada más lejos de la verdad. Un cable submarino se puede ir desenrollando y éste se puede ir acomodando solo. Pero los tubos vienen en secciones que hay que sellar una a la otra y acomodarlos con mayor rigor.
¿En qué tramo de fondo se va a poner el tubo? El tramo de fondo entre Florida y Puerto Rico no es un tramo nivelado. Esos fondos pueden ser muy accidentados. Habría que hacer varios cruceros de sondeos de investigación entre Puerto Rico y Florida para trazar la ruta más conveniente y menos riesgosa para tender un gasoducto. Estos sondeos oceanográficos pueden costar millones de dólares y tardar algún tiempo. Sugiero que los interesados busquen en Internet perfiles de fondo en torno a Puerto Rico, para que se convenzan de cuan irregular puede ser ese fondo.
No hay peor ciego que el que no quiera ver. Hay mucho furor por el “calentamiento global”, olvidándose algunos de que el globo terráqueo es y siempre ha sido una pelota caliente que todavía se está enfriando. Lo más fresco, claro está, es la superficie del planeta. Lo más caliente es lo que está bajo nuestros pies y hacia el centro. En términos generales, el gradiente geotermal es de 1°C por cada cuarenta metros de profundidad, o hacia abajo. La temperatura de la tierra aumenta unos 25°C por kilómetro. Aunque hay minas de 9,000 pies de profundidad,
1.7 millas hacia abajo, a los 6,500 pies ya no se puede estar a menos que se refrigere esa mina con aire acondicionado. No se puede tocar la piedra sin que se sufran severas quemaduras en las manos. Teóricamente, una horadación de más de cinco kilómetros nos llevaría a temperaturas sobre el punto de ebullición del agua. En este modelo, un túnel hacia abajo donde se pueda inyectar agua hasta ebullición, con un túnel que salga del fondo de este en un ángulo leve, nos daría un chorro de vapor constante que podría mover una turbina y generar
electricidad. Aparte de los costos de horadación y equipo, el “combustible” aquí —el calor de la tierra— es gratis. Todo en suelo propio y sin tener que exportar billetes a ningún otro país. Además nos sobra sol, y viento, y un mar que se mueve en corrientes, oleaje y mareas y además variable en temperaturas a diferentes profundidades. En países donde el magma de la tierra está más cerca
de la superficie, se genera energía eléctrica gracias al calor geotermal.
Mi gente, hay maneras de generar energía eléctrica en Puerto Rico de forma que aprovechemos nuestros propios recursos naturales y donde no haya que hacer rico a ningún agente representante de los intereses de combustibles fósiles. Sí, se puede. ¡Claro que hay gastos iniciales! Pero el combustible es gratis. ¡Claro que sería diferente! Puerto Rico podría entonces sentar cátedra de cómo se
puede ser autosuficiente en asuntos de energía.
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