EL VOCERO / Archivo

Algunos puertorriqueños no logran entender que el verdadero poder para resolver el problema colonial está en las manos del pueblo de Puerto Rico, si asumimos voluntad unitaria, con firmeza y militancia.

En algunos sectores, el complejo de inferioridad colonial se ha entronizado durante más de 500 años, primero con España y ahora con los Estados Unidos. Ese complejo, a su vez, ha provocado un equivocado sentido de conformismo y sumisión. Los sumisos, son los que creen que la terminación del colonialismo solo depende de lo que digan o hagan en Washington DC. Se equivocan. No acaban de entender que la burocracia federal que promueve la colonia a perpetuidad, solo depende de que los puertorriqueños continuemos divididos frente al colonialismo; y en que haya un sector inmovilista en la Isla que plantee la quimera de la culminación de un ELA mejorado que no existe y que nunca será posible. El día que Puerto Rico haga un frente amplio, unitario, firme y militante en contra del colonialismo, ese mismo día comienzan a derrumbarse las actitudes indiferentes y pusilánimes en la capital federal. A la burocracia federal se le acabarán los cuentos de “póngase de acuerdo”, “ejerzan su autodeterminación y la aceptaremos”, entre otros cuentos.

El PNP y el PIP creen abierta y decididamente en la descolonización. Por su parte, el PPD, después de décadas de aparentar lo que el ELA no es y de fallidos intentos para reformularlo, comienza a dar indicios de reconocer la verdad. Mientras Puerto Rico continúe subordinado a las enormes limitaciones políticas y económicas de la “Cláusula Territorial” o colonial de la Constitución federal, lo único que les quedaría en las manos a los puertorriqueños serían el empobrecimiento, la quiebra, el subdesarrollo del tercermundismo y la emigración masiva. En sus conciencias, saben que el ELA es insostenible.

Cada vez hay más líderes del PPD que se van abriendo a expresiones tales como: “hay que cambiar el estatus”; “lo que tenemos ya no funciona”; “tenemos que dirigirnos a un estatus no colonial y no territorial”, entre otras. Solo falta que comiencen a poner la acción en el mismo lugar que sus palabras. Ya nadie cree el cuento de que el ELA nos sacó del colonialismo en 1952. Mientras el ELA tenía crédito para embrollarse, algunos creían que funcionaba. Ahora, al ELA se le acabaron el crédito y las apariencias. Su única posibilidad “no territorial y no colonial” es lo que algunos llaman el “ELA Soberano”; es decir, la independencia de Puerto Rico mediante un tratado de libre asociación con los Estados Unidos. A eso, internacionalmente también se le conoce como la república asociada.

El 19 de diciembre, en Caguas, Bernier dijo: “Nuestro proyecto de cara al futuro tiene que ser un ELA no territorial, no colonial, basado en principios claros que nos permitan planificar de cara al futuro”. En esos mismos días, sin embargo, ni siquiera recordaba cómo había votado en el reciente plebiscito de 2012. Inverosímil. Lo peor de todas sus contradicciones, sus “pa’lantes y pa’tras”, es ahora cuando dice que cualquier acción sobre el estatus político debe esperar a la decisión del Tribunal Supremo federal en el caso de Pueblo v. Sánchez Valle, lo que podría ocurrir en junio de este año. Utilizan cualquier excusa para un “después”. La realidad, sin embargo, es que cualquiera que sea la decisión del Supremo en ese caso, en nada eliminaría la condición colonial del ELA. Lo más que podría decidir el Supremo es reiterar que el ELA es una colonia, un territorio bajo la soberanía del Congreso, pero que se reconoce que tiene la autoridad local suficiente para acusar a una persona en la cortes estatales aunque sea procesada o convicta en una corte federal por los mismos hechos criminales, sin violentar la cláusula constitucional que prohíbe la “doble exposición” en este tipo de acusaciones.

Si esa es la decisión que esperan los líderes colonialistas para zafarse de la obligación de enfrentar el problema colonial, alegando que el ELA es soberano y otras pamplinas con juegos de palabras, pues no esperen tanto. El que se pueda acusar a una persona en ambas jurisdicciones -estatal y federal- en nada cambiaría el estatus colonial del ELA. Esa decisión del Supremo federal no reduciría en un solo centavo la deuda pública ni el déficit presupuestario de la colonia. Tampoco evitaría quiebras, la pérdida de más empleos, el colapso de los sistemas de retiro, la emigración de 100 mil puertorriqueños cada año, la falta de inversión ni el colapso de esta economía colonial.

El colonialismo es entendible cuando se impone por la fuerza de las armas y la violencia. Esos tiempos pasaron. Pero jamás podrá entenderse el colonialismo cuando se impone por la sumisión, la pequeñez del oportunismo y la idiotez del colonizado. Eso es lo que los líderes del PPD deben entender.

Hace unos días, Rubén Berríos, presidente del PIP, lanzó una propuesta para descolonizar a Puerto Rico debido a la urgencia de salir de la crisis colonial del ELA. Esa propuesta, aunque con muchos elementos sensatos, comete el mismo error de siempre… tratar de plantear una solución a través de elementos procesales de plebiscito o referéndum, sin que primero todo el liderato político de Puerto Rico haga un pronunciamiento unánime de rechazo al colonialismo. Ese pronunciamiento anticolonialista debe ser el punto de partida y fortalecería las propuestas procesales de cómo y cuándo se realizaría alguna votación.

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