La crisis y la estupidez – Por Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado

{Los del PPD, cuyo liderato es en el 90% Chavista/Separatista, aunque su electorado es 90% Pro-USA, creen que Washingto DC No Sabe lo que ocurre en Puerto Rico. Están equivocados. Sí Saben que el PPD los coge de Bobos, y que su lealtad es al Chavismo y dirigir a Puerto Rico a la República Bananera. El último Gran Mentiroso es David Bernier que quiere la Separación con Ciudadanía Americana y Ayudas Federales, algo así como un circulo cuadrado o un triángulo rectangular. Es que alguien en su sano juicio puede pensar que USA es Tan Bobo que le va a entregar el control de su Ciudadanía Americana a una República Chavista?}

La crisis y la estupidez

Las deudas de dinero, sin embargo, solo se resuelven con dinero

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Carlos Rivea Giusti / EL VOCERO
Por Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado4:36 am

El diccionario de la Real Academia define “estupidez” como la “torpeza notable en comprender las cosas”. Atinada definición para lo que está ocurriendo con el manejo de la crisis de la colonia más antigua y poblada del mundo. Es casi imposible determinar con precisión qué es lo peor; si la descomunal crisis socioeconómica que padece este pueblo con la colonia estadolibrista o la estupidez con la que funcionarios, especialistas y asesores -locales y federales- intentan manejarla o, supuestamente, remediarla. Actúan como si tuvieran ante ellos a un paciente agonizante por hemorragias internas, pero la atención que le ofrecen es un tratamiento cosmético y superficial. Todo el mundo sabe que el ELA falleció, pero hay quienes creen que embalsamándolo podría hacerlo lucir vivo o resucitarle.

Mientras Puerto Rico continúe siendo una colonia, nunca podrá salir de la crisis. Podrán crearse más parchos o apariencias, pero ninguna sería solución real ni permanente. Mientras haya gente aquí o en Washington DC planteando cuanto invento se les ocurra, sin atender la raíz del problema, la desigualdad y las limitaciones coloniales, la crisis, la quiebra, el empobrecimiento y la emigración forzosa serán los únicos destinos posibles para nuestro pueblo.

En el ámbito local, este desgobierno estuvo un año, con la ayuda de sus fotutos en algunos medios de prensa, alegando que habían cuadrado las finanzas públicas. Aprobaron la Ley 66 y otras medidas para supuestamente reducir y controlar los gastos de las agencias públicas y más de la mitad nunca cumplieron. Desde que llegaron al poder aprobaron más de 80 aumentos contributivos y tarifarios, redujeron sorpresivamente beneficios de retiro y otras barbaridades más. Prometían que los recaudos públicos crecerían, pero se han reducido. Cuando en febrero de 2014 las agencias evaluadoras del crédito público reclasificaron los bonos del ELA como chatarra, la verdad comenzó a salir a flote. De allá para acá, todos conocemos la historia. La situación de Puerto Rico cada vez es peor. Lo que tenemos, es una economía chatarra.

Cuando se les acabaron las mentiras y las falsas imágenes, cambiaron el discurso. Antes decían que la deuda pública debía y podía ser pagada porque es importante para Puerto Rico mantener acceso al financiamiento; como lo es para cualquier gobierno en el mundo. Ahora, después de mentirles a todos, de ocultar estados financieros auditados durante dos años, entonces cambian el discurso para admitir la crisis y la total ausencia de alternativas. Surgieron los discursos fetichistas de una ley criolla o federal de quiebras para lo que ellos llaman la reestructuración de la deuda pública y suplicar la ayuda económica del gobierno federal. Como si acogerse a la quiebra fuese la gran tabla de salvación. En realidad, la quiebra legal no es otra cosa que la entrada a un largo, complicado y costoso camino al desastre económico y a litigios que serían perdidos por el gobierno colonial.

Los próceres del criollismo insularista, de la falsa puertorriqueñidad, de la soberanía separada de los Estados Unidos, ahora buscan auxilio en la metrópolis. Claro, con más mentiras, con dramatismos exagerados y con el descaro de siquiera presentar los números auditados de la caótica situación de colonia.

Pero si torpe y estúpida ha sido la actuación del desgobierno del PPD en el manejo de esta crisis, igualmente parece serlo la actuación de algunos congresistas y funcionarios en Washington DC.

Quien crea que una junta de control fiscal estatal o federal; o una ley de quiebras estatal o federal, serían las soluciones a los graves problemas estructurales de un sistema político y económico colonial que ya dio lo que podía a base de embrollas y préstamos, se equivoca.

El estilo de calidad de vida de los Estados Unidos que quieren vivir y tienen derecho a vivir los ciudadanos americanos de Puerto Rico, solamente es posible de manera estable y permanente siendo la isla un estado de la Unión. Ninguna junta federal ni ley de quiebras podría viabilizar ese estilo de vida para Puerto Rico. Al contrario, ambos parchos van a dirigidos a forzarnos a vivir con menos, a tener menos calidad de vida y a tener que conformarnos con ser una colonia cada vez más pobre. Esa no es la aspiración de Puerto Rico. Pregúntenle a los cientos de miles de puertorriqueños que han tenido que emigrar a los estados durante los últimos años.

Bien lo dijo el congresista de Alaska, Don Young, durante la última vista congresional. Que si le hubieran hecho caso hace 15 años cuando propuso convertir a Puerto Rico en un estado de la Unión, toda esta crisis no existiría y nadie tendría que estar en el Congreso bregando con los desastres de esta colonia.

Para lo único que serviría una junta federal de control fiscal es para manejar la crisis a corto plazo y estabilizar a Puerto Rico, aunque sin una cura real ni permanente que no existe mientras esto sea una colonia con irreparables defectos.

Las deudas de dinero, sin embargo, solo se resuelven con dinero. Plantear en el Congreso una junta de control sin asignar dinero federal para ayudar a Puerto Rico a pagar parte de su deuda pública durante los próximos 3 a 5 años, sería un ejercicio inútil. Por ejemplo, entre mayo y junio próximos habrá que pagar más de $1,700 millones en deudas. Esa junta federal solo tendría sentido si estuviese acompañada de asistencia económica federal que debería ascender a entre $10 mil y $15 mil millones durante los próximos cinco años. De lo contrario, nada se resolverá aunque nombren en esa junta federal a Indiana Jones con todos sus trucos. Después de todo, esa cantidad de dinero le saldría baratísima al Congreso federal. Ellos, con su indiferencia, han alargado la agonía y el discrimen colonial contra Puerto Rico. Por ser colonia, Puerto Rico recibe del Tesoro federal entre $15 mil y $20 mil millones anuales menos que los recibidos por cualquier estado de la Unión con nuestra misma población y niveles de necesidades.

La junta federal, acompañada de financiamiento federal suficiente, sí tendrían sentido solo para estabilizar esta colonia a corto plazo. Lo contrario, sería otra estupidez que empeoraría y perpetuaría la crisis. De lo demás, nos encargaremos los ciudadanos americanos de Puerto Rico que ya sabemos la verdad y conocemos la mejor alternativa… la igualdad con la estadidad.

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