En la mañana del sábado 18 de abril de 2009, en un cordel entre dos columnas de hierro del Pabellón de la Paz en el Parque Luis Muñoz Rivera en Puerta de Tierra, se colgaron 26 hojas de papel muy singulares.
Compartían espacio con cientos de obras de arte en diferentes formatos, de diferentes artistas, en la segunda edición del proyecto El Pulguero de los Artistas, una actividad organizada por la gestora cultural suizo-boricua Lisa Ladner y el artista Carmelo Sobrino, para que los artistas llevaran sus piezas y las ofrecieran o exhibieran en un mercado abierto, experimental, durante dos días.
El primer de estos, vestida con un pantalón amarillo brillante y una blusa en tonos ocre, y apoyada en una silla de ruedas, se hizo presente la escritora Rosario Ferré (quien falleció la noche del jueves 18 de febrero a los 77 años) para acercarse al cordel donde el viento levantaba y devolvía a su lugar las 26 coloridas acuarelas que ella misma había realizado.
“Después de ser diagnosticada con Parkison empecé a pintar acuarelas para mostrar una síntesis entre la realidad y el subconsciente. Por eso, mis acuarelas son muy orgánicas y surrealista”, habría escrito hacia esa fecha la hija del exgobernador y filántropo Luis A. Ferré, en un blog todavía visible en la red informática.
De esa manera, la laureada escritora que dos años antes había comenzado a experimentar esos trazos, mostraba una nueva faena creativa no conocida por muchos, que bien le comenzaba a servir de gestión terapéutica, pero también como ejercicio de catarsis productiva ante su nueva realidad.
En un espacio común y alejado de toda pretensión, tuvo lugar su primera exposición, donde las imágenes pintadas mostraban paisajes con figuras de personajes que flotan e interactúan con el ambiente vegetal y la fauna. Trazos limpios, simples y en sentido de constante movimiento.
“Estoy muy contenta de que vuelva a ocurrir el segundo Pulguero de los Artistas en Pabellón de la Paz del Parque Muñoz Rivera ubicada en el Viejo San Juan. ¡Míralo!”, habría escrito también en su blog.
Según los creadores del Pulguero, “Ferré desarrolló un estilo artístico que se puede comparar con su literatura: el realismo se entreteje con la subconsciencia mientras el surrealismo existe paralelo a referencias concretas que la amante de las artes hace por ejemplo a obras del pintor Marc Chagall. La autora dibuja y pinta paisajes que recuerda de sus viajes y los puebla con figuras que nacen orgánicamente de los árboles y tierras. Hasta los títulos de los dibujos y acuarelas nos enseñan que en su cuerpo frágil, el espíritu animado sigue vivo”.
También destacaron que la obra de Ferré, “nos cuenta de lo que le conmueve mientras que sus capacidades del habla se deterioran: el amor, el dolor, los sueños, las memorias y la fantasía”.
La armonía de colores y el balance de elementos en las piezas distinguían su juicio al trabajarlas y su sensibilidad hacia el arte, una experiencia siempre presente en su formación, al calor de un padre para quien la contemplación creativa de la plástica ocupó un lugar importante.
Rosario escritora, Rosario artista.
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