Dolidos y abochornados – Por THOMAS RIVERA SCHATZ, EX PRESIDENTE DEL SENADO

Dolidos y abochornados

Las metrópolis, siempre han necesitado alianzas con sectores políticos y económicos locales para desatar el colonialismo

US Capitol Building, Washington DC

>Archivo/ELVOCERO

En Washington, D.C. no nos consideran reses como expresó un conocido banquero de Puerto Rico al tiempo que dijo sentirse “dolido y abochornado” por eso. En realidad, nos tratan como todas las metrópolis han tratado a sus colonias a través de la historia. El colonialismo, por su propia naturaleza, implica consecuencias de discrimen y desigualdad política, social y económica. Todas las colonias, terminan en crisis.

Los “dolidos” y “abochornados” con la crisis colonial, siempre lo supieron. Prefirieron, sin embargo, ayudar a sostener el colonialismo mientras les convenía a sus propios intereses y conveniencias empresariales. Ahora, se acabaron los inventos de ‘corporate welfare’ que abultaban con sus depósitos las arcas bancarias para repartir préstamos a mansalva; para inflar artificialmente los mercados hipotecarios y los valores de accionistas bancarios.

Lo que queda es la colonia “al pelao”, cruda y quebrada. ¿De qué se quejan los que se sienten “dolidos” y “abochornados”? Sencillamente, tienen en el plato las consecuencias de lo que ellos mismos ayudaron a cultivar. Es fácil taparse echando culpas a gobiernos y políticos; como si esos intereses económicos y empresariales de aquí tuvieran las “manos limpias” con la existencia, la crisis y la agonía de esta colonia.

Mientras la colonia tenía margen para evolucionar, no se escuchaban los lamentos de los “dolidos” y “abochornados”.TRS-THOMAS-RIVERA-SCHATZ-12-20-11

¿Cuántos millones en intereses y comisiones se ganaron, sin lamentarse, las empresas de los “dolidos” y “abochornados” cuando tramitaban emisiones de bonos coloniales, a sabiendas de que cada una de esas emisiones era un clavo adicional en el ataúd del pueblo de Puerto Rico? Emisiones desesperadas que se realizaban para compensar en algo los cientos de millones que no llegaban a Puerto Rico del Tesoro federal porque somos una colonia discriminada.

Las metrópolis, siempre han necesitado alianzas con sectores políticos y económicos locales para desatar el colonialismo. Esos son los “mogules coloniales”. Los que reciben beneficios y privilegios de la relación colonial.

En el ELA, no fue distinto. Todo el mundo sabe que, durante décadas, aquí hubo grupos y familias empresariales que utilizaron todos sus recursos e influencias para manipular y mantener el sistema colonial. A ellos les convenía, aunque al pueblo en general no. El desgaste de la colonia es tan duro y evidente que también comenzó a tocar los bolsillos de esos grupos y familias pro colonia. Las cajas registradoras cada vez están más lentas. Hay menos clientes debido a la migración masiva; y los que se quedan aquí no pueden pagar o caen en morosidad. Se avecinan tiempos difíciles, incluso, de inestabilidad política. Muchos en el “mogulismo colonial” ahora se preocupan, echan culpas y sacan el panfleto de la alegoría “nacionalistoide” como si se tratara del libreto de cualquier especial navideño del Banco Popular. Son símbolos de ese “mogulismo colonialista”, pero cuando comience a calentarse la calle en la colonia, no quieren ser “tarjetas” de piquetes y protestas. Hasta se cantan simpatizantes de la ideología de los revoltosos con la esperanza de que los dejen quietos.

Esos “dolidos” y “abochornados” viajaban a Washington D.C. con su “dame y dame”, utilizando como excusa el “desarrollo económico” de una colonia insalvable, fueron cómplices de los gobiernos populares aprobando leyes para menospreciar hasta el idioma inglés de nuestros conciudadanos; utilizaban el discurso de antagonismos: “somos distintos a ustedes”, “somos una nación distinta” y todo lo demás. Al igual que los boricuas, en Washington, D.C., tampoco tienen “sangre de horchata”. También se indignan con aquellos que piden, pero no quieren dar ni asumir iguales obligaciones; con aquellos que los desprecian mientras les extienden la mano para pedirles concesiones y privilegios. No tratan a Puerto Rico como reses, sino como una colonia oportunista con “algunos políticos y mogules” colonialistas con ínfulas de potencia antiamericana y latinoamericana.

¿Y después de echar culpas y lamentos: qué proponen los “dolidos” y “abochornados” para sacar a
Puerto Rico de esta crisis colonial que ellos mismos ayudaron a crear? Nada, específicamente nada. Se van por la vía de la anécdota irrelevante, del subterfugio o la evasiva para salir del apuro. Plantean la retórica “nacionalistoide” de que “somos grandes”, “somos capaces” y todo lo que suene al romanticismo insularista. Pero propuesta concreta, ninguna.

Saben que la colonia no tiene remedio y que es la raíz de la crisis. No quieren decirlo porque viven con la esperanza de continuar eximiendo sus ganancias de “taxes” en el IRS. Mientras tanto, si del mareo de los lamentos de los “dolidos” y “abochornados” dependiera, Puerto Rico continuaría siendo una colonia. Richard, díganle la verdad a Puerto Rico: ¡Estadidad Ahora!

THOMAS RIVERA SCHATZ, EX PRESIDENTE DEL SENADO

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