Significado personal del 4 de julio – Por Mario Ramos Méndez

Significado personal del 4 de julio

El caso de Latinoamérica, en conjunto y en específico, es de envergadura para el análisis del impacto histórico del documento y cómo, de igual manera, la adopción de su Carta Magna once años después ayudaría a definir los contornos jurídicos y de geografía política de los emergentes países latinoamericanos

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>Archivo/ELVOCERO                  1 de julio del 2016

Ser americano es un compromiso personal a una ideología de libertad, igualdad y democracia. –Eric Foner.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos el 4 de julio de 1776, donde el genio de Jefferson permea en el significado filosófico del documento, en cierta medida jalona la historia del mundo y, muy en específico, la historia del hemisferio occidental. A partir de ese momento, el documento, primigenio en la historia por ser antesala de un orden político y constitucional, influyó sobre cien subsiguientes declaraciones de independencia alrededor del planeta, que crearon nuevos estados políticos independientes de sus antiguos imperios coloniales (véase a David Armitage, The Declaration of Independence: A Global History).

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USA Nunca Le Ha Fallado a Puerto Rico – Este es el momento de demostrar tu disposición al sacrificio por la Igualdad

El caso de Latinoamérica, en conjunto y en específico, es de envergadura para el análisis del impacto histórico del documento y cómo, de igual manera, la adopción de su Carta Magna once años después ayudaría a definir los contornos jurídicos y de geografía política de los emergentes países latinoamericanos. Es la nueva república americana, como un eco que va ampliando su voz y su pensamiento en el tiempo y espacio históricos, que sirve de brújula que señala el sendero a las viejas colonias que devienen en nuevos estados nacionales. Biografías de Jorge Washington, Benjamín Franklin y Thomas Jefferson se tradujeron al español y se distribuyeron por todo el mundo hispanoamericano, y fueron sugeridas como el nuevo canon a seguir.

La Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos de América –este último documento del que el 10 de septiembre de 1987, en la ciudad de Miami, el Papa Juan Pablo II se expresara como “my own deep respect for the constitutional structure of this democracy”- se entrelazaron en significado con el paso del tiempo. Hablar del significado de uno es como hablar del significado del otro. Hablar de la Constitución es también hablar de los principios rectores de la Declaración de Independencia cuando esta afirma que “todos los hombres han sido creados iguales y que han sido revestidos por el Creador de ciertos derechos inalienables; entre ellos, el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”

El significado filosófico de la Declaración se plasmó en la Carta de Derechos de su Constitución, donde la Primera Enmienda garantiza la plena libertad política y de derechos en todas sus dimensiones; de expresión y de imprenta, de reunión y de profesar alguna o ninguna religión de su preferencia. Y reconoce que la búsqueda de la felicidad es un derecho que tiene el ciudadano.

Como pasó en Latinoamérica en el siglo XIX, en Puerto Rico se dio una interpretación y valoración a los significados de ambos documentos en cuanto a las libertades civiles y políticas, pero con un elemento adicional y, tal vez único, por nuestras particulares circunstancias históricas: la defensa y valoración de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y de la Constitución federal, esta última reconocida como valor fundamental del Pueblo de Puerto Rico en el Preámbulo de la Constitución de hechura criolla que se adoptó en 1952. Puede verse ese desarrollo discursivo en los planteamientos que, a partir de la década del 20 del siglo pasado, ha venido haciendo el movimiento estadista en Puerto Rico.

Se trata de una reafirmación y defensa de la ciudadanía estadounidense, más un valor simbólico que un elemento utilitario y una aspiración, a su vez, de que en nuestro caso “per se” esté revestida de todos los derechos y obligaciones que poseen nuestros ciudadanos en los cincuenta estados de la Unión.

Mario Ramos Méndez

MARIO RAMOS MÉNDEZ

Historiador

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