A pesar de que se cumplen 64 años de la creación del ELA, el 25 de julio de 2016 no será como los anteriores. No habrá fiestas pues no hay nada que celebrar. Aquello de “lo mejor de dos mundos” se vino al suelo y hoy es lo peor de dos mundos.

Con las recientes decisiones del Congreso, del poder ejecutivo federal y del Tribunal Supremo, la metrópolis le asestó el golpe final de muerte al ELA reafirmando que PR es un territorio no incorporado (una colonia) bajo los poderes plenarios del Congreso. Se destruyó así el mito de que en 1952 hubo un acuerdo al estilo de un pacto entre PR y el Congreso para otorgarle un grado de soberanía a Puerto Rico como para sacarlo de la lista de la ONU de territorios sin gobierno propio. El ELA que Muñoz nos vendió en 1952, los poderes de la metrópoli lo mataron en el 2016.

Ante estos demoledores eventos los líderes populares han tenido que concluir que el PPD debe reenfocarse y buscar nuevas opciones. Frente a esa realidad David Bernier convocó -hace unas semanas- a una reunión de la Junta de Gobierno de la colectividad para, supuestamente definir el futuro del ELA. Luego de 5 horas de reunión la Junta salió sin poder definir el ELA. En su lugar apoyaron impulsar para el año próximo -en la remota posibilidad de un triunfo electoral- una consulta de estatus estadidad Sí o No, como mecanismo para supuestamente encaminar la discusión sobre el futuro político de Puerto Rico. No se atreven hacer esa consulta junto con las elecciones de noviembre porque entienden que “la estadidad ganaría de calle”.

De triunfar el No en esa propuesta consulta propusieron una asamblea de estatus que recomendaría al Congreso que nos otorgue la libre asociación. La libre asociación es un tipo de independencia. Para obtener un pacto de libre asociación Puerto Rico tendría que ser un país independiente, libre y soberano, una república. Para entonces pactar con los EE.UU. un tratado que puede ser rescindido por cualquiera de las dos partes en cualquier momento. Con ese estatus los puertorriqueños que nacieran de ahí en adelante no tendrían la ciudadanía americana. Los que ahora la tenemos podríamos retenerla o perderla pues nuestra ciudadanía es estatutaria, o sea por una ley congresional (Jones). No es constitucional. El Congreso podría legislar para que no la retuviéramos pues seríamos un país independiente.

Ahora Bernier convocó al Consejo General de PPD para informarle que su estrategia es dejar el asunto del estatus a un lado. Él sabe que si los populares se definen, se dividen y por ahí se le van las elecciones de noviembre y muere el PPD. Por consiguiente, ha propuesto como futuro para el PPD… regresar al pasado. Volver a las raíces del PPD regresando a las décadas del 30 al 40. Según Bernier, hay que concentrarse en resolver la situación fiscal y económica y en promover el desarrollo. El estatus seria secundario, “no estaría en issue.” Sobre el estatus se hablaría después.

Esta posición contrasta con el informe de Obama del 2011 que señala…”la incertidumbre sobre el estatus está frenando a Puerto Rico en materia económica”. Añade el informe:…”la identificación de la manera más eficaz de contribuir a la economía de Puerto Rico depende de la resolución de la fundamental cuestión del estatus. En resumen, el bienestar económico a largo plazo de Puerto Rico mejoraría considerablemente con una pronta decisión sobre el asunto del estatus”.

De acuerdo a Bernier no se puede caminar y mascar chicle a la vez. Por lo tanto hay que posponer hablar del estatus. El PPD sería ahora un partido no ideológico e ‘inclusivo” donde quepan estadistas, soberanistas, independentistas, socialistas, comunistas y hasta anarquistas. Es decir que el PPD sería cualquier cosa para cualquiera. Sería un vente tú donde quepa hasta la gata. Una mogolla. La idea es, en la indefinición ideológica tratar de obtener votos -particularmente estadistas- para retener el poder mientras por lo bajo socavan la unión permanente con los EE.UU. llevándonos hacia la independencia. Mientras tanto siguen chupando del presupuesto colonial en crisis.

La única opción para detener esta amenaza en gestación es votando masivamente en noviembre por el PNP para movernos definitivamente en ruta hacia la estadidad. Los estadistas que puedan estar todavía disgustados con el resultado de las primarias tienen que anteponer la estadidad por sobre personalismos y pequeñas diferencias y cerrar filas detrás de Ricardo Rosselló. En las elecciones de noviembre se nos va la vida como ciudadanos americanos.