Las próximas elecciones, en la mayoría de sus detalles, son una repetición de todas las anteriores. Sin embargo, algunos elementos se nos revelan como una elección atípica que merece análisis. David Bernier y Ricky Rosselló se enfrentan por la candidatura a la gobernación. Bernier carga consigo el lastre de Alejandro García Padilla y su imagen, y Ricky Rosselló, por su parte, carga el lastre político de su apellido y falta de capacidad y experiencia en el servicio público. Ambos, contemporáneos, pudieran ser líderes de transición dentro de sus partidos y del actual devenir político.

En las elecciones de 1964 se dio el fenómeno de un candidato a gobernador nuevo que sustituía a un incumbente de su propio partido. Roberto Sánchez Vilella sustituía a Luis Muñoz Marín. Sánchez Vilella venía de realizar una de las hojas de servicio público más brillantes de la historia. Fue el candidato idóneo para sustituir a Muñoz, que en la piscina del hotel Mayagüez Hilton, lo seleccionó a dedo para que fuera su sucesor. Llevó a cabo una campaña dinámica y logró ganar la gobernación por poco más de 200 mil votos. En segundo lugar quedó don Luis Ferré y el PER, y en tercer lugar el PIP. A Sánchez Vilella lo sustituyó Luis Negrón López en 1968, pero sin éxito por la división dentro del PPD. Primera vez que un sucesor de un partido en el poder perdía una elección.

Las décadas de los setenta y ochenta fueron las intensas décadas del carlismo y rafaelismo. Carlos Romero Barceló y Rafael Hernández Colón; dos líderes fogosos y de mano firme en sus respectivos partidos. El 1992, año de cambio, se vuelve a producir el fenómeno de un aspirante a la gobernación que es miembro del partido incumbente. Es Victoria Muñoz quien aspira a la gobernación; hija del fundador de su partido y que pierde estrepitosamente contra Pedro Rosselló, un cirujano pediatra que había sido candidato a Comisionado Residente por el PNP en las elecciones anteriores. Victoria Muñoz tuvo que cargar con el desgaste de los ocho años de Rafael Hernández Colón.

La elección de 2000 es la cuarta ocasión que un candidato a gobernador, afiliado al partido que gobierna a Puerto Rico, aspira a la gobernación. Carlos Pesquera se enfrenta a Sila Calderón del PPD. Pesquera pierde la elección. Los controversiales ocho años de Rosselló y las decenas de casos de corrupción durante su administración fueron determinantes en el resultado electoral. Nunca antes el hedonismo capitalista había gobernado a Puerto Rico. La paciencia del electorado se agotó en ese momento y adjudicó el caso.

En 2004 el PPD gobernaba a Puerto Rico. En dichas elecciones se enfrentan Pedro Rosselló, que volvió luego de su retiro político, y Aníbal Acevedo Vilá. Fue la quinta ocasión que un partido en el poder postulaba un candidato distinto al de la elección anterior. Los pronósticos tempranos daban a Rosselló como ganador. Sin embargo, los casos de corrupción durante su gobierno y múltiples errores al final de la campaña otorgaron la suerte al candidato del PPD. Aníbal Acevedo Vilá hizo lo que le dio la gana con Pedro Rosselló, que tuvo una de las peores campañas de la historia.

La elección de 2016 es la primera desde 2000 donde los candidatos principales no han aspirado a la gobernación anteriormente. Ambos son nuevos, tienen lastre, y sus respectivos partidos adolecen de una enorme erosión de credibilidad ante el electorado, sin contar el alto grado de desafiliación política. Por eso, viéndolo desde la periferia, me pregunto, ¿veremos en 2016 más un año de abstención que de elección?