Puerto Rico, me dueles…

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15 de agosto de 2016

ADVERTENCIA: Esto es una columna de opinión, no un concurso de simpatías. Si usted entiende que no tiene la capacidad para leer con la mente abierta la opinión de otras personas sin ofenderse y entrar en cólera con el que escribe; hágase un favor y no continúe leyendo. Su salud mental es más importante para mí. Si por el contrario cree que puede leer otra opinión sin desencajarse y de manera respetuosa, compartir la opinión o incluso de la misma manera respetuosa diferir, siga leyendo. Me encanta crear reacción de manera respetuosa. De las diferencias se alimenta la democracia y del respeto se alimentan los modales.

Anoche mientras acompañaba a mi hijo en la Sala de Emergencia de un CDT de Puerto Rico, vi con horror y vergüenza como luego del triunfo de Mónica Puig al ganar medalla de oro en las Olimpiadas de Rio 2016, una exagerada cantidad de personas a través de las redes sociales enfangaron el triunfo de la nuestra y usando como pretexto esa gran victoria, la emprendieron contra otra tenista puertorriqueña: Gigi Fernández. Lo que vi anoche fue el ejemplo asqueante de un pueblo mezquino, que so color de un nacionalismo acomplejado, usan de portaestandarte el triunfo de una atleta, se apoderan de ella como si tuviesen algún derecho, y usan un evento que ha traído mucha alegría a un pueblo sumido en la tristeza y desesperación, para de alguna forma justificar el daño que quieren hacer.

Ayer en la tarde Mónica Puig nos llenó de gloria porque le trajo a Puerto Rico una medalla de oro en tennis sencillo. Escuchar “La Borinqueña” mientras el rostro de Monica expresaba humildad y alegría, fue espectacular. Pero como siempre hay quien daña lo bueno y ayer centenares de puertorriqueños a los que el tweet de Gigi Fernández el día de la inauguración de Rio 2016 les cayó pesado; ya sea porque no lo entendieron o simplemente por una mezquindad alimentada por los medios, por caducos “expertos” en deportes; dieron rienda suelta al trogloditismo bestial y los insultos a Gigi florecieron, se esparcieron como pólvora. Incluso un insulto de uno de esos trogloditas llegó a ser “trending topic”, porque no hay cosa más cierta, que si un troglodita ve algo que le alimenta el morbo, salen como cucarachas a tropel a como el mono repetir lo que vieron. Así se manifestó el boricua en la tarde y noche del pasado sábado.

Pero si con la demostración vergonzosa de los trogloditas bestiales no fuese suficiente, tuvimos que ver la de los trogloditas políticos faltos de atención. Los políticos que aprovechan cualquier cumpleaños de Barbie o funeral, para pautarse; utilizaron a la propia Mónica Puig para su nueva tanda de pautas. Los ejemplos van desde Bernier pautándose por Twitter que se comunicó por Facetime con Mónica, hasta los que se fotografiaron con su familia felicitando a la campeona olímpica. Pero también aparecieron los políticos acomplejados, que ante su irrelevancia política, sacaron el asunto del status y el olimpismo para justificar su caduca e ilusoria formula de status y justificar de alguna manera los jugosos salarios que devengan por hacer nada, robarnos la paz y la alegría como pueblo. Como ese tenemos el ejemplo de Rossana López León, que aparte de su Photoshop en sus fotos promocionales, nada ha aportado al bienestar de Puerto Rico. Anoche esta troglodita politiquera nos brindo un ejemplo de lo que puede producir el sistema educativo público de Puerto Rico. Ayer ella nos dijo que si Puerto Rico fuese estado, el éxito de Mónica no hubiese causado furor en el pueblo. ¿Con qué derecho esta señora teoriza que eso será así? ¿Acaso no nos hemos en muchas ocasiones sentido orgullosos por los logros de puertorriqueños de tercera o cuarta generación que logran tener éxito en los Estados Unidos y el mundo? Y además si su argumento de pacotilla fuera cierto, ¿quién le da el derecho a opacar un logro de una hija de esta tierra para justificar su acomplejado nacionalismo eunuco? Lo triste es que un supuesto “niño genio de Moca” se haya hecho eco de tan terrible patraña acomplejada de la legisladora soberanista. Pero recuerden, que cuando un troglodita ve a otro, se juntan y satisfacen sus “fetishes”.

Ahora bien, anoche sentí vergüenza de ser puertorriqueño; y me explico antes de que salgan los trogloditas usuales y otros fanáticos de cuneta y me ataquen. Quiero a mi isla con todo el corazón. Escucho “La Borinqueña” y se me pone la piel de gallina. Escucho “Boricua en la Luna” y las lagrimas recorren mi rostro. Amo mi terruño, pero me avergüenza que unos centenares de Neandertales anónimos o conocidos usen el éxito de una boricua para satisfacer sus egos, justificar agendas políticas o simplemente para denigrar a otro boricua como es el caso de la campeona olímpica de tenis en dobles, Gigi Fernández. Si a eso le sumamos que incluso somos un pueblo capaz de crearle una presión indebida estos atletas, que si no logran el éxito o si no lo hacen bajo las reglas no escritas de un nacionalismo caduco, los despreciamos, los odiamos o los denigramos. ¿Cuántas veces hemos atacado o menospreciados a nuestro equipo nacional de baloncesto? Si no logran medallas, dicen algunos que son unos flojos, pero si por casualidad pasa lo que pasó en Atenas en el 2004 cuando le ganamos al equipo de Estados Unidos, se nos sube el ego, y los enaltecemos a nivel de super-héroes. ¿Cuántas veces si gana un Cotto o Culson, lo celebramos, pero si fallan se nos llena la boca de críticas? Eso mismo pasó con Mónica Puig en Toronto 2015 y la pobre incluso pidió perdón por no obtener el oro. ¿Qué hace que nos podamos sentir con el derecho de juzgar a nuestros atletas? ¿Acaso esos que juzgan o insultan a Gigi Fernández alguna vez han entrado a una cancha, han vivido una vida de disciplina, una vida de grandes sacrificios para obtener los logros que ha logrado ella? Como pueblo nos adueñamos de los logros de nuestros atletas, pero no somos capaces de agradecer su esfuerzo si llegan a perder. De verdad que me dueles Puerto Rico. Me dueles porque no respetamos a nuestros hermanos atletas, me dueles porque no respetamos su esfuerzo y sacrificio y me duele que teniendo atletas que nos han traído logros, seamos tan viles que apuntemos con dedo acusador a una Gigi Fernández, quien tanta gloria nos ha dado en Centroamericanos, Panamericanos, Olimpiadas e incluso aún con todas las críticas, han ayudado a este pueblo con el sudor de su frente cuando Puerto Rico la ha necesitado, como cuando el torneo que hizo a favor de las victimas del huracán Georges y que recaudó más de $400,000. No seamos mezquinos.

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