Mezquindad olímpica – Por MARIO RAMOS MÉNDEZ

Mezquindad olímpica

Mientras esto sucedía, el Puerto Rico real permanecía incólume

08/23/16. San Juan, PR. Caravana con los atletas olímpicos que participaron en Río 2016,  desde el Comite Olimpico hasta el Coliseo de Puerto Rico Jose Miguel Agrelot. (Carlos Rivera Giusti/EL VOCERO)

Carlos Rivera Giusti / EL VOCERO.  26 de agosto del 2016

En Puerto Rico el ciclo olímpico trae consigo el discurso ideológico que pregona el sector independentista del PPD, el independentismo no afiliado y un sector mayoritario de la prensa. Los conceptos de “nación” y “nacionalidad” cimentan, a sus anchas, el deporte puertorriqueño convirtiendo a este y al olimpismo, en general, en una de las actividades privadas más politizadas en nuestra historia contemporánea. La medalla de oro ganada por la tenista Mónica Puig evidenció este fenómeno.

Celebrada por la inmensa mayoría de los puertorriqueños, un sector de la clase política utilizó a su antojo ese triunfo con claros y deleznables propósitos políticos. Hubo independentistas que compararon a la atleta olímpica con las figuras del procerato puertorriqueño y periodistas que manifestaron con deleite orgásmico que en el olimpismo Puerto Rico es una nación soberana. Tal parece, que la tesis que plantea que el olimpismo reafirma la nación cultural, pero es un dique contra la descolonización que, a su vez, fortalece la condición política actual, quedó evidenciado nuevamente. (Véase a Antonio Sotomayor, The Sovereign Colony: Olympic Sport, National Identity, and International Politics in Puerto Rico).

Nación y nacionalidad, términos con diversas acepciones, son conceptos que en significado cultural pueden representarse en la bandera e himno, la música, la cultura y, de reciente cuño, el olimpismo. El idioma ha trascendido este fenómeno, como lo evidencia la diáspora puertorriqueña, que reafirma su puertorriqueñidad en inglés. Ese conjunto, sin lugar a dudas, puede ser determinante para que Puerto Rico, en términos antropológicos y culturales, sea considerado una nación. Sin embargo, la exaltación acomodaticia y con propósitos proselitistas claros, con exclusión expresa de otros sectores con diferendo en el pensar político, lo convierten en un discurso ideológico más que empaña y flagela, al mismo tiempo, la alegría que el pueblo entero pueda sentir en un momento como ese.

Con motivo de todo esto, un grupo de puertorriqueños le restregó en la cara a otros puertorriqueños, que constituyen un amplio sector del país, en términos políticos, la medalla de oro obtenida por Mónica Puig. Todo por pura mezquindad política. Los mismos que hablan de equidad, del respeto a la orientación de género, del respeto a lo plural, no aceptan que en su propia patria haya diversidad de todo orden, incluyendo a estadistas. Su respeto solo es en la coincidencia, no en el disenso. Todo ello producto del hondo prejuicio que reprimen.

Mientras esto sucedía, el Puerto Rico real permanecía incólume. La cotidianidad del puertorriqueño seguía su devenir histórico, el de los perennes problemas vitales del ciudadano de carne y hueso: las madres solteras, los envejecientes, los desempleados, los estudiantes escolares y universitarios, las víctimas del crimen, los problemas de vivienda y de salud, padecieron del olvido como lo han padecido siempre. La medalla de oro no los sacó del ostracismo social y económico. Su inmediatez no cuenta porque no abona al discurso ideológico que se ha convertido en un cantar bisiesto.

En el deporte puertorriqueño ahora hay una nueva disciplina; la mezquindad política que usa los símbolos y el espíritu olímpico como un balón político para adelantar unas agendas ideológicas con el único propósito de alejarnos de los Estados Unidos. No importa la realidad social ni económica del puertorriqueño. Jugar a la república, aunque en lo demás seamos colonia; jugar a que somos soberanos, aunque la indigencia tenga carta de ciudadanía, vale más que el grito y desespero de los que de verdad sienten y padecen. Solo una medalla de oro sacó a la superficie ese sentimiento malsano de un grupo contra otro. Me pregunto, ¿qué hubiera pasado si hubiesen sido dos medallas?

Mario Ramos Méndez

MARIO RAMOS MÉNDEZ

Historiador

Para trabajar por la Estadidad: http://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/

You must be logged in to post a comment Login

Para trabajar por la Estadidad: http://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/
Para trabajar por la Estadidad: http://estado51prusa.com Seminarios-pnp.com https://twitter.com/EstadoPRUSA https://www.facebook.com/EstadoPRUSA/