Por: Lcdo. Iván Rivera, Twitter: @discusionPR

Ramón, la semana pasada, mientras veía uno de los telediarios sabatinos, seguí la llegada de nuestra medallista de oro Mónica Puig. Desde tempranas horas, cientos de puertorriqueños incluidos niños se apostaron en la salida del aeropuerto con la esperanza de una foto o un autógrafo de la que se ha convertido en su heroína y ejemplo de superación a seguir.

Veía en especial el sudor en esos niños y adolescentes apiñados cerca de una valla de metal. De momento vi a un par de adolescentes en mahonés cortados a la rodilla y camisetas, en la parte interior de la valla de metal que dividía la salida en la que se esperaba a Mónica del resto de los que acudieron a su recibimiento. De inmediato vino a mi mente, ¿pero qué hacen esos chamaquitos ahí? ¿Deben ser los hijos de alguien? A su salida, nuestra medallista dorada saludó efusivamente a la concurrencia y prosiguió su marcha al automóvil que le aguardaba ante el paso de los que le brindaban seguridad. Así, muchos de los niños y adolescentes que tenía la esperanza de una foto con su heroína tendrán que aguardar para otra ocasión. Sin embargo, los dos adolescentes antes descritos como los “hijos de alguien” fueron rápidamente acomodados a la puerta del vehículo de motor que transportaría a Mónica y obtuvieron su foto.

Ramón, esa es la realidad de la administración pública y la política de este país. Al margen de los méritos personales y cualidades de los candidatos y funcionarios prevalece el apellido y que sean “hijos de alguien”. Quizás es algo que genéticamente llevamos impregnados como herencia del caudillismo de los tiempos del dominio español. Pero esa realidad nos afecta en nuestras aspiraciones de desarrollo como pueblo. La misma ha llegado hasta el absurdo de que tenemos al hijo de un ex gobernador aspirando a que su primera experiencia formal de trabajo; gobernar los destinos de toda una nación. Ramón, si Ricardo Rosselló no fuera hijo de quien es, ¿hubiese tenido alguna oportunidad de agenciarse esa candidatura sin haber corrido previamente tan siquiera para asambleísta municipal?

Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés, Facebook: Facebook.com/DiscusionPuertoRico

Iván, Ricardo Rosselló en su candidatura no la tuvo fácil a diferencia de la hija de Muñoz Marín y del hijo de Hernández Colón cuando aspiraron a la gobernación. Esos dos llegaron como los hijos de un ex gobernador y tuvieron su candidatura a la gobernación en bandeja de plata y sin competencia. En el caso de Rosselló, este se midió frente a Pedro Pierluisi, Presidente del PNP y Comisionado Residente por dos cuatrienios.

Pierluisi tuvo el apoyo incondicional de mucha gente que, como yo, entendimos que era nuestra mejor opción para encaminar a Puerto Rico. Rosselló, contra viento y marea, llevó sus propuestas directamente al pueblo estadista. Con su propio trabajo, y sin hacer campaña alrededor de su padre, Rosselló consiguió el apoyo del PNP. Su trabajo acaba y ahora le toca demostrar que puede mantener un partido unido y ganar una elección general. Ese trabajo se está haciendo contra todos los “buenos” deseos del PPD. Iván, ciertamente, Rosselló no ha tenido un trabajo en una agencia de Gobierno, pero eso puede ser un gran atractivo para un electorado que no quiere más de lo mismo ni las malas mañas que hoy se ventilan en la calle Chardón.

Iván, hay otras alternativas como David Bernier que han hecho casi toda su carrera profesional en puestos de confianza con cargo a los chavos que Hacienda nos quita a ti y a mí. Pero, el electorado le da mayor peso a elementos como las propuestas de los candidatos y su forma de reaccionar a ciertos temas. Si fuera solo un análisis de experiencia, Fortuño le hubiera ganado a García Padilla.

Y es que tiene un efecto político mayor los ataques al carácter y liderato del candidato. Ciertamente, Bernier se ha visto perjudicado por su discurso tardío, gris, lánguido y confuso en relación a Perelló y Eder Ortiz. El propio Tatito Hernández insinuó que Bernier demostró falta de carácter al no expresar una posición firme a tiempo. Hoy, su liderato ha quedado fatalmente derrotado. Iván, preocúpate también por las malas experiencias que esas sí que nos han hecho mucho daño.