La demócrata Clinton dijo que su rival republicano está promoviendo una versión “trumpeada” de la así llamada “economía del goteo”, una filosofía enfocada en aplicar recortes fiscales para los ricos para que luego ese dinero se traspase a otros sectores. Pidió incrementar el salario mínimo federal, gastar más en proyectos de infraestructura y garantizar un sueldo igual para las mujeres.

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Trump esbozó políticas que dijo han provocado que los empleos estadounidenses sean trasladados al extranjero, en parte debido a acuerdos comerciales internacionales que Clinton ha respaldado.
En la primera frase de su primer debate con su rival demócrata, Trump mencionó a México con el fin de orientar la discusión hacia la fuga de empresas de EE. UU. buscando abaratar costes instalándose en otros países.

China fue el segundo país que mencionó el magnate y al que también culpó de la pérdida de empleos en estados del cinturón industrial de Estados Unidos, como Ohio y Michigan.

“Tenemos que impedir que las empresas dejen [Estados Unidos]”, afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de imponer impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países y luego pretendan vender sus productos en territorio estadounidense.

“Se van a muchos otros países. Fijémonos en lo que China está haciendo a nuestro país en términos de nuestra producción”, cargó Trump, quien consideró que el país asiático y otras naciones están usando a Estados Unidos como “una hucha” para reconstruir su economía.

El magnate reiteró su rechazo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés), que consideró el “peor tratado que posiblemente se ha firmado nunca” y “la peor cosa” para la industria manufacturera de Estados Unidos.

“Cuando vendemos a México, hay un impuesto; cuando nos venden a nosotros, no lo hay. Es un acuerdo defectuoso. Tenemos que parar para que dejen de robarnos nuestros puestos de trabajo”, afirmó Trump, quien prometió que, si llega a la Casa Blanca, creará una gran cantidad de empleos.

Entretanto, Clinton ripostó: “Hay muchos grandes empresarios que ni siquiera se han acogido una vez a la bancarrota. Usted lo ha hecho seis veces”, insistió la candidata demócrata, quien ironizó si con esa experiencia Trump piensa negociar la deuda nacional del país.

Además de las grandes bancarrotas que ocurrieron durante la crisis económica, incluyendo a General Motors (GM), Lehman Brothers y la mayoría de las principales líneas aéreas del país, menos del 20 % de las empresas públicas con activos de 1,000 millones de dólares o más se han declarado en bancarrota en los últimos 30 años, según datos de Bankruptcy.com.

Trump nunca se ha declarado en quiebra de manera individual, sin embargo, ha presentado seis quiebras empresariales, lo que lo coloca entre los empresarios que más se han acogido a esta práctica en el país, según la misma fuente.

Sobre el tema de ley y orden, Clinton culpó a las armas de la violencia que golpea a la comunidad afroamericana, mientras que su rival pidió “ley y orden” para acabar con la tensión racial entre los afroamericanos y la Policía.

“Hay dos palabras que la secretaria Clinton no quiere usar, que son ley y orden”, resaltó Trump, quien en el primer debate presidencial consideró que la policía “tiene miedo de hacer cualquier cosa” y, por ello, consideró que se han multiplicado los tiroteos en ciudades como Chicago (Illinois).

Frente a ello, Clinton ofreció tres recetas contra las tensiones raciales: restablecer la confianza entre la policía y las comunidades afroamericanas, entrenar a los agentes y atajar la “epidemia” de la violencia armada, que se cobra de manera desproporcionada las vidas de varones afroamericanos.

“La raza sigue siendo un gran desafío para nuestro país. Todavía determina mucho: determina dónde la gente vive, qué tipo de educación recibe y determina cómo son tratados por el sistema penal”, reconoció Clinton. metro