Comenzó regañando públicamente a su propio Gobernador en la inauguración de su mandato pero no cuestionó ninguno de los 97 impuestos. Decía que el IVA era malo, pero propuso el IVU de 11.5 que todos pagamos.

Llegó lamentándose por las finanzas del municipio, sin embargo, gracias al buen crédito y salud de nuestra finanzas, cogió prestado millones de dólares.

Lo trágico no es que armada de una imagen falsa intimidó y engañó a su partido y al propio pueblo, lo trágico es que crea que puede seguir haciéndolo.

Olvida que Puerto Rico atraviesa una crisis fiscal que no le permite el lujo de gastar fondos públicos ayudando a mantener campamentos cuestionables frente al Tribunal Federal.

San Juan no se gobierna con baile y bandana. No se pone el orden amurallando a San Juan con verjas de aluminio y cateando a la gente en las Fiestas de la Calle San Sebastián. No se progresa paralizando obras de futuro porque no tienen su autoría ni abandonando a su suerte a comunidades completas que dependen de ayudas especiales del Municipio de San Juan.

 

Dice un refrán que abriendo los ojos se aprende mas que abriendo la boca, por eso luego de la determinación democrática de los sanjuaneros en el 2012 decidí darle el espacio a la alcaldesa electa. Mantuve silencio por cuatro años.

Igual se dice que el que calla otorga, por eso como sanjuanero soy una voz, soy el eco de tantas voces que ven a nuestra Ciudad en pausa. Una voz que habla con conocimiento.

Pero como todo sanjuanero estuve pendiente de su des-obra, su dejadez, sus cambios de carácter, la lealtad a su verdadero ideal, la independencia y cómo ha utilizado su puesto para ponerlo a la orden del ala soberanista, que muy bien llama Héctor Ferrer, ala independentista.

En San Juan se ha jugado con la confianza del pueblo que valora la ciudadanía americana, que defiende la relación con Estados Unidos y que no aprueba sus curiosas alianzas con los grupos separatistas, y mucho menos que los promueva y mantenga con dinero del pueblo de Puerto Rico.

En San Juan se ha aceptado despachar con declaraciones juradas de funcionarios lo que su alcaldesa no se atreve hacer antes las tantas versiones a medias de su relación con Anaudi.

San Juan está en peligro, la criminalidad está sin freno mientras una  policía municipal atropellada e insultada ve reducir su cuerpo policiaco. Los códigos de orden público son letra muerta.

 

El San Juan de grandes obras y servicios se detuvo como las guaguas que llevaban salud a la comunidad. El progreso en San Juan desapareció así como el borrón inevitable de un experimento llamado ELA para tratar de perpetuar en el poder a personas que disfrazadas de populares, realmente le responden a la izquierda y a estilos de gobiernos que destruyeron la paz, la sociedad y la libertad en Cuba y han derrumbado a Venezuela.

Por cuatro años le dejé su espacio porque era su turno al bate. Aguanté callado ante malas determinaciones que saltaban a la vista. Aguanté ver cómo la prensa que tanto me fiscalizó la dejaban pasar con ficha.  Y tragué gordo más de una vez al ver cómo abandonó proyectos que dejé encaminados.

Pero San Juan no aguanta más.

San Juan no aguanta más mentiras y yo tampoco. Basta con preguntarle a los empleados que lejos de las cámaras suelen ver su verdadero comportamiento, los funcionarios de confianza de su gabinete que se marcharon cansados de los insultos o los cambios de su personalidad.

Hasta que se le cayó el truco y vimos las dos caras de su Partido y de su mandato.

No es hablando jeringonza como le hizo en tono burlón cuando los padres de The School of San Juan le exigieron continuar los grados en la escuela bilingüe. Ni con los súbitos contratos de seis meses para reanudar sus alianzas con algunos grupos pueden tapar el desastre de su administración.

Le pido a todo aquel que añore su ciudadanía americana, que quiera ver progreso en su ciudad, a los que repudian el unionar a los empleados municipales para luego usar  $ 550 mil dólares de sus propias cuotas para pagarle la campaña a la alcaldesa, en un claro “pay for play”.

San Juan añora obras de futuro como el Natatorio, la remodelación de estructuras históricas como la que hicimos en el Teatro Tapia, la Escuela del Deporte, The School of San Juan y nuestro Proyecto cumbre Casa Cuna. Si, la Casa Cuna donde ni despidiendo gente ni radicando cargos, se puede despintar la responsabilidad por la tragedia que allí ocurrió. Claro, si me hubiera pasado a mí, el ataque sería distinto.

San Juan añora transparencia, valentía y progreso. San Juan añora una familia en la Alcaldía y un Alcalde con visión que le devuelva el brillo a sus barrios y sectores, y servicios dignos a su gente. Leo Díaz y su familia tienen el mismo compromiso que tuve yo en el 2000 de entregarle mi vida al trabajo y a la ciudad para dejar un legado y un futuro de esperanza y posibilidades a las nuevas generaciones. Leo Díaz camina de frente y no trabaja con agendas oscuras, ni se esconde detrás de declaraciones juradas por encargo. A San Juan le tiene que ir mejor, nuestra gente anhela ver obra, sentir seguridad y vivir con estabilidad, y ese San Juan sólo es posible de la mano del Lcdo. Leo Díaz, el Dr. Ricardo Rosselló y el Partido Nuevo Progresista para que haya trabajo en equipo.

Tenemos que rescatar a San Juan para los sanjuaneros, con un alcalde que te sirva a ti. No podemos avalar con nuestro voto que se utilicen los fondos del Municipio para financiar la campaña política de una Alcaldesa bajo la sombra de la corrupción del caso de Anaudi y utiliza los recursos de los sanjuaneros para atacar la ciudadanía americana y poner en peligro nuestra relación con los Estados Unidos.

Todos tienen que  salir a votar por Leo Díaz, que nadie se quede para luego lamentarse. Nuestra Ciudad Capital, merece un alcalde a su altura.