Ricardo Rosselló ganó la gobernación de Puerto Rico con la promesa de que convertiría la Isla en el estado 51. Horas luego de que Rosselló celebrara su triunfo, Estados Unidos amaneció con Donald Trump como presidente, un republicano que ni siquiera visitó a Puerto Rico durante la campaña primarista.
Aun así, los estadistas republicanos y demócratas se expresaron confiados en que Rosselló y la comisionada residente electa, Jenniffer González, tendrán éxito radicando el Plan Tennessee. Este mecanismo fue usado por varios estados para lograr la admisión como estado de Estados Unidos.
Kenneth McClintock, uno de los líderes del Partido Demócrata aquí insistió en que Trump comenzó a bajar ya el discurso de discrimen contra las minorías que lo llevó hasta la presidencia.
“Tengo que reconocer, como demócrata, que la plataforma republicana es y siempre ha sido más clara en apoyo directo a la estadidad que la plataforma demócrata que apoya la estadidad sujeto a ciertas condiciones”, dijo McClintock. “El reto siempre ha sido, y no ha variado, llevar a los congresistas y senadores a convertir en acción la palabra empeñada en la plataforma”.
McClintock, quien hizo campaña activa aquí y allá por la candidata demócrata Hillary Clinton, admitió sentir duda ante el futuro de
Puerto Rico con Trump en Casa Blanca.
“Mucha duda porque es un ser enigmático que ha dicho unas cosas duras en la campaña, pero modificó algunas cosas. Hay que ahora ver cuáles son sus verdaderos planes”, dijo McClintock. “No lo estoy justificando, pero en el espíritu de que ganó, hay que analizar qué cosas está dispuesto a hacer para aumentar la tendencia del favor republicano en grupos minoritarios”.
Trump no contó con esos grupos minoritarios para llegar a la presidencia, sino todo lo contrario. No se escondió para dejar saber su desprecio por los negros, los hispanos, las mujeres, los veteranos y las personas con impedimentos.
Eliminada la Mentira del ELA, No Se Puede Planificar el Futuro de Puerto Rico sin Conocer a Dónde Vamos y lo que Seremos.
Ahora, los novoprogresistas pretenden conseguir la estadidad para Puerto Rico, lo que lo convertiría en el primer estado hispano con una tendencia a favorecer a los demócratas.
En este escenario, ¿debe el PNP seguir con sus planes de radicar el Plan Tennessee?, se le preguntó.
“Es el mecanismo que en el pasado ha demostrado ser un agente acelerador para llegar a la meta y la aspiración de una mayoría del pueblo de Puerto Rico es la de convertirse en estado”.
El Partido Republicano aquí no endosó la candidatura de Trump y lo criticaron duramente. En un momento dado la presidenta del Partido Republicano aquí, Jenniffer González, dijo sentir vergüenza de que este sea el candidato de su colectividad.
Zoraida Fonalledas, ‘national committewoman’ del Partido Republicano aquí, también se mostró confiada de que los planes de convertir a Puerto Rico en estado pueden prosperar en un gobierno dirigido por Trump.
“Trump apoya la estadidad para Puerto Rico. Él nos ayudó en la plataforma del Partido Republicano y eso está puesto ahí y su gente, cuando estábamos haciendo esos cambios, nos respaldaron. Yo creo que sí. Nunca se refirió a Puerto Rico, pero hay muchas cosas que nos unen dentro del Partido Republicano. Creo que sí va a haber buena química”, dijo Fonalledas.
Sobre los estadounidenses que han comenzado a decir –en broma y en serio- que hay estados que deben separarse de la unión en respuesta a la elección de Trump, dijo que “en la democracia hay que aceptar los resultados. Hillary Clinton aceptó eso y dijo que está dispuesta a ayudar y seguir con lo que ella cree de proteger las minorías”.
El presidente del Partido Demócrata aquí, Roberto Prats, no está tan seguro. Recordó que el Partido Republicano lleva años incluyendo en su plataforma un compromiso con la estadidad sin que este se convierta en realidad.
“Donald Trump no tiene vínculos fuertes con la estructura política de Puerto Rico y la estructura política de Puerto Rico no lo ha apoyado ni en la convención nominadora. Él no tiene una deuda de gratitud con Puerto Rico y el reto del gobernador electo y del liderato electo es cómo insertar a Puerto Rico en una agenda de Casa Blanca”.
Recordó que el éxito de Trump se dio a base de un discurso en contra de los hispanos. Eso, aseguró, hace cuesta arriba que ahora acepte un estado hispano.
“Yo no veo espacio para ese tipo de política pública. Si hubiera sido un Congreso demócrata ese asunto podía resonar con más insistencia, pero no veo a Puerto Rico ubicado como un punto en la agenda presidencial, lo veo más como una nota al calce”, dijo Prats.
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