Lecciones de una elección atípica

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ADVERTENCIA: Esto es una columna de opinión, no un concurso de simpatías. Si usted entiende que no tiene la capacidad para leer con la mente abierta la opinión de otras personas sin ofenderse y entrar en cólera con el que escribe; hágase un favor y no continúe leyendo. Su salud mental es más importante para mí. Si por el contrario cree que puede leer otra opinión sin desencajarse y de manera respetuosa, compartir la opinión o incluso de la misma manera respetuosa diferir, siga leyendo. Me encanta crear reacción de manera respetuosa. De las diferencias se alimenta la democracia y del respeto se alimentan los modales.

10 de noviembre de 2016

Debo admitir que la expectativa con las pasadas elecciones del 8 de noviembre era alta en todo Puerto Rico. Había mucha tensión. La campaña se estaba volviendo bien sucia, al punto de tocar a las familias de los candidatos. En fin, que la guerra estaba declarada y todo se valía. Pero llegó el día de las elecciones y comenzó un proceso que quizas no muchos pudieron augurar, pero que ciertamente a más de uno causó sorpresa al final del día.

Pues el día comenzó con lo que aparentaba una masiva movilización de electores como no recuerdo haberla visto. Eso daba la impresión de que mi predicción de que iba a haber una baja participación, se iba por el drenaje. Las filas eran interminables, las caras de júbilo eran notables. Al momento de escribir esta columna, hubo 1,565,339 de electores, versus 1,878,969, para un total de 313,630 electores menos que en las elecciones del 2012. Las razones para este descenso pueden ser muchas, desde la migración masiva que ha habido en este cuatrienio de más de 400,000 personas, la apatía electoral debido a que ya la gente esté cansada de los políticos, o el factor lentitud de las máquinas de escrutinio electrónico. Se sabe de casos en los que las personas al tardarse horas haciendo fila, se fueron y no votaron. En fin que las razones pueden ser muchas, pero de que hubo un descenso lo hubo y de cerca de un 16.69%.

Otro factor que me gustaría presentarles es el de votos íntegros vs votos mixtos o por candidatura. Siempre he creído en el voto mixto. Se por experiencia que los partidos recurren a pedir voto íntegro porque saben que en sus papeletas hay personas que aunque hayan pasado por el crisól de un proceso de primarias, que no merecen estar allí, ya sea porque no tienen la preparación, por corrupción, problemas morales, etc. La cuestión es que desde hace unas semanas vengo pidiendo que no se vote íntegro en las redes, a modo de servicio público. Incluso la columna del lunes prévio a las elecciones expliqué que tipo de políticos ha traido el voto íntegro, lamentablemente no los mejores. Pues bien, aún cuando un 72% de los votantes en estas elecciones decidieron “rajar” la papeleta, lo cierto es que casi un tercio de los mismos prefirió votar mixto o por candidatura (para un 28%). Ahora bien, si lo comparamos con los números del 2012, veremos que el voto mixto o por candidatura solo obtuvo 4.86% , o sea, hubo para estas elecciones un 23.14% de aumento, aún cuando la participación fue mucho menor a la elección del 2012. Esos números aunque son aún bajos, muestran una renuencia del electorado a dar un voto ciego a los  partidos. O sea, ha habido un deterioro al llamado a votar íntegro de las colectividades y un arraigo a tomar en serio las elecciones.  Pero otra de las sorpresas para muchos (no en mi caso), fue el escaso margen de la victoria de Ricardo Rosselló versus un David Bernier. Los resultados de la elección ponían a Ricardo Rosselló con 41.76%, David Bernier con 38.93%, Alexandra Lúgaro con 11.11%, Manuel Cidre con 5.72%, María de Lourdes Santiago con 2.13% y Rafael Bernabe con 0.34%. Estos resultados le dieron la victoria a Ricardo Rosselló, pero no fue tan contundente como las encuestas vaticinaban, ni como sus portavoces en la radio Luis Davila Colón y Cucusa Hernández predecían, al decir todos los días que sería una victoria por doble dígito. Apenas superó a Bernier por un 2.83%, cantidad similar (y que indicaba a diario por las redes) a los resultados de las primarias, en las que Ricardo Rosselló aventajó a Pedro Pieruisi por apenas 2.28%. Otra vez mis pronosticos se cumplían.

Pero si analizamos y desmenuzamos aún más estos resultados, en esta elección atípica, Ricardo Rosselló parece deberle su victoria a los candidatos independientes. Me explico.  Si tomamos el 16.83% que sacaron ambos candidatos independientes y los distribuimos, le restamos 0.87% para darselo al PIP para que salga inscrito y 2.66% para que el PPT saliera igualmente inscrito, aún quedan 13.30%, que según palabras de los propios lideres del PNP incluyendo a Ricardo Rosselló, indicaban que estos candidatos solo le restaban votos al PPD. En ese caso, si sumamos ese 13.30% al 38.93% de Bernier, pondría al PPD a ganar la gobernación por 52.23%, siendo una victoría contundente sobre Ricardo Rosselló. Increible si se piensa que debido a este muy mal gobierno, habría un voto castigo. Pero seamos honestos, los candidatos independientes debieron afectar a ambos partidos, obviamente en cantidades mayores al PPD, por lo que aún cuando se diluyeran los votos entre el PNP y PPD, es muy probable que se repita el que fuese Bernier quien ganáse.

Y antes que algunos fanaticos que me leen a escondidas comiencen sus ataques, les tengo otras números adicionales y que ponen esto aún más interesante. Si tomamos los números que han obtenido los candidatos a la gobernación por el PNP desde el 2008 hasta ahora en el 2016, veremos un panorama muy interesante. Veremos que en el 2008 Luis Fortuño obtuvo 1,025,965 votos, ganando sobre Anibal Acevedo Vilá. En el 2012 Luis Fortuño obtiene 884,775 votos, perdiendo la elección contra Alejandro García Padilla, y Ricardo Rosselló en las elecciones del 2016 obtiene 649,791 votos, ganando la contienda electoral sobre David Bernier. Pero si miramos los números con la cabeza fría, veremos que del 2012 al 2016, Ricardo y el PNP perdieron 234,984 votantes, cantidad muy similar a los votos sacados por Pedro Pierluisi en la Primaria PNP en donde sacó 228,498 votos. Podríamos concluir que el efecto de Pierluisistas descontentos y que no se unieron al llamado de #UnidadPNP del partido, bien puede ser la razón de esa pérdida de votos. La realidad es que si sumamos a la migración y el factor de que probablemente los candidatos independientes bien pudieron afectar los números del PNP, aún cuando la colectividad lo quiera negar. Y si a eso sumamos que la campaña de Bernier estuvo plagada de errores y “cargó con el muerto” de un gobierno abusador, corrupto e incapaz, y además el caso Anaudi y la convicción de los 11 acusados, eso afectó grandemente a Bernier. No me mal interpreten. Ricardo ganó la elección. Los números ahí están, pero no ganó facil. No fue una victoria contundente como sus seguidores esperaban. Ganó por una serie de factores que afectaron mayormente al candidato del PPD.

Ahora bien, otra de las sorpresas de la noche fue la derrota de Leo Díaz Urbina contra Carmen Yulín Cruz. Yulín le ganó a Leo Díaz 77,399 votos contra 64,260, o sea con unos 13,139 votos de ventaja. Si tomamos las elecciones del 2012 donde Carmen Yulín le ganó al incumbente Jorge Santini 88,893 versus 83,107, concluimos que Carmen Yulín perdió cerca de 11,494 votos de una elección a la otra. Pero Leo Díaz sacó 18,847 votos menos que Jorge Santini, lo que hace que su performance sea mucho menor que el otrora alcalde. Gracias a esta victoria de Carmen Yulín, ya hay quienes vaticinan que ella recogerá las cenizas del Partido Popular Democrático y se consolidará como líder y posible candidata a la gobernación por ese partido para el 2020. Además su poder en el PPD se incrementó sustancialmente, por lo que la veremos lidereando varias iniciativas que traten de sabotear los esfuerzos de un Ricardo Rosselló como gobernador.

Estas elecciones fueron muy atípicas y raras. Municipios PNP cayeron por primera vez ante el PPD como es el caso de Loiza y Vega Alta. Aún cuando el PNP ganara la gobernación y una mayoría legislativa, 45 de los 78 municipios fueron ganados por el PPD, copando la mayoría de los mismos. Además tenemos el caso de un José Vargas Vidot que superó a Thomas Rivera Schatz con 155,778 votos versus 149,585, o sea una ventaja de 6,193 votos. Si tomamos en cuenta que Vargas Vidot no tenía siquiera un comité, no tenía la estructura de un partido respaldándolo, no tenía los cientos de miles de dolares que tenía Thomas Rivera Schatz, tenemos que concluir que Vargas Vidot le propinó al “Tiburón” una tremenda mordida, relegándolo al segundo lugar en la contienda. Lamentablemente el Presidente de los cuerpos legislativos lo seleccionan la mayoría, así que aunque Thomas no saco más votos de Vargas Vidot, este último no será el Presidente del Senado. Injusto, pero así son las reglas en la Casa de las Leyes.

En fin amigo lector, aparte del clásico “chiji-chijá” que tienen hoy los que ganaron y las lagrimas que tienen quienes perdieron, los partidos deben entrar todos en un proceso de instrospección profundo. Los números que dieron ventaja a unos, bien pudieron darle la ventaja a otros. Otros que se creían los “reyes de la comarca”, quedaron relegados a segundo lugar y bastiones históricos fueron arrebatados sorpresivamente. Quizás estamos ante los albores del fin de la partidocracia como la conocemos. Está en manos de nosotros como electores, ver esto y meditarlo. Los partiddos deben hacer lo propio si desean ser opción para el 2020. Vamos en la dirección correcta. ¿Qué aún quedan lampreas y sanguijuelas que salieron elegidas? Lamentablemente así es. Ahora nos toca a todos meditar sobre el evento electoral y seguir poco a poco limpiando la casa, si es que los partidos no lo hacen. Esta elección fue histórica y creo firmemente que vamos en la dirección correcta como electores y como pueblo. Asi nos ayude Dios.

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