>Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés
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Primero, felicidades a nuestros lectores y que Dios colme sus hogares de salud y paz. Este año 2017 es una gran oportunidad para encarrilar los destinos de Puerto Rico. La democracia es una de las conquistas mundiales más importantes de la era moderna. La democracia aquí es el vehículo que tienen los residentes de la Isla para seleccionar con su voto a las personas que tomarán las decisiones del gobierno. En otras palabras, para escoger las personas que afectarán con sus decisiones su diario vivir y que gastarán su dinero.

Me he quedado perplejo con la frescura con la que el Gobernador saliente, García Padilla, afirmó esta semana que el Gobernador electo, Ricardo Rosselló, no puede nombrar personas de su confianza a las juntas de las principales corporaciones públicas del gobierno. Siempre ha habido una discusión sobre la deseabilidad de darle independencia a las corporaciones públicas versus la hipocresía de ello porque en la práctica no ocurre. Pero, de eso a que García Padilla lo diga es ofensivo.

El 30 de junio de 2013, luego de su elección, García Padilla afirmó, y cito, “la política pública de la Autoridad de Energía Eléctrica [y la AAA] la establezco yo y punto… Al resto de los miembros, les solicito otra vez la renuncia. No confío en ellos”. Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice. Por eso, García Padilla en el 2013 enmendó las leyes de las corporaciones públicas para sacar a los que estaban y poner gente de su confianza. Hoy, sin embargo, se atreve a decir que las juntas de directores no deben responder al gobernador. Ello, en un contexto particular porque, gracias a su mala gestión, estamos en quiebra y tenemos una Junta de Supervisión federal. La ley federal obliga al Gobernador entrante presentar un plan fiscal para todo el Gobierno incluyendo las corporaciones públicas. ¿Cómo lo haría con personas que no le responden ni tienen su visión de gobierno?

Iván, este año 2017 es una gran oportunidad para dejar estos estilos del pasado y darle credibilidad y respeto a la figura del Gobernador.

Por: Lcdo. Iván Rivera

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Ramón, el tema que pones para discusión es para mí uno de los más complicados en cuanto a política y administración pública. En el mismo, chocan dos principios esenciales de la gestión de los asuntos públicos y del modelo de democracia representativa predominante en occidente. Por un lado, tenemos el principio democrático de que la voluntad del Pueblo se vierte en la elección de ciertas personas que de ordinario se proponen como alternativas bajo un “programa de gobierno” o ideas de administración presentadas en el proceso eleccionario. Por el otro, se encuentra el principio que propone la durabilidad de los proyectos y programas para que se puedan percibir resultados al margen del cambio gubernamental cada cuatro años.

No te acostumbres, pero tengo que concederte un punto a favor en esta ocasión. El abismo fiscal que enfrentamos requiere de un plan integral que atienda todas las áreas de administración pública de manera simultánea. Ello, toda vez que la ficción jurídica de la independencia de las corporaciones públicas se encuentra en entre dicho en tanto que la deuda de las mismas y su virtual insolvencia afecta la capacidad crediticia del resto de la “deuda soberana”. La razón es sencilla, la personalidad jurídica independiente de esas entidades fue utilizada de manera negligente por pasadas administraciones solamente para tomar prestado. Por décadas no han tenido independencia presupuestaria ni administrativa, dependiendo, al margen del principio teórico que las creó, de asignaciones presupuestarias con cargo al fondo general o de imposiciones de ley de ordinario motivadas por agendas político partidistas de corte populista.

Si bien es cierto que dentro de un verdadero “proyecto de país” debemos trabajar para que los programas gubernamentales perduren al margen del cambio de gobierno cada cuatro años, en esta coyuntura histórica, absolutamente, todas las áreas de gestión pública deben estar alineadas a un plan a diez años que paulatinamente y velando por no afectar a los más vulnerables, vaya salvando la precaria situación que enfrentamos.

Por último, difiero de tu apreciación de que pueda haber algo de hipocresía en las expresiones de García Padilla pues él ha sido consistente en su inconsistencia.