Apenas comenzando el primer año de su primer cuatrienio como gobernador, el honorable Ricardo Antonio Rosselló Nevares ha promovido importantes cambios a la manera en que se atienden los asuntos medulares para el bien colectivo. A este esfuerzo se han unido, en evidente cumplimiento con el compromiso que hicimos con el Pueblo durante la campaña electoral, tanto el liderato legislativo como el equipo de trabajo designado en las diferentes dependencias de la rama ejecutiva.

Esta administración está enviando un mensaje claro y contundente de que a Puerto Rico le esperan tiempos mejores; que juntos convertiremos cada reto heredado en una oportunidad de futuro. Las órdenes ejecutivas emitidas por el gobernador han estado dirigidas a la óptima utilización de los recursos disponibles, la reducción de costos en las agencias gubernamentales y la adecuada coordinación de estrategias que no tan solo eviten la duplicidad de esfuerzos, sino que promuevan el desarrollo socioeconómico de Puerto Rico desde diferentes perspectivas, pero en un frente común y teniendo como norte el bienestar general de cada residente de la Isla.

Asimismo, la legislación presentada hasta el momento ha dejado saber al mundo que hay una nueva visión de Puerto Rico y que esta administración reconoce el importante papel que desempeña la empresa privada y el libre comercio en el desarrollo de los pueblos. Lo anterior, unido a la política pública de protección de nuestra gente, de su derecho a recibir atención médica oportuna y adecuada, así como a determinar si ha de abrirse camino dentro de las oportunidades que se han de presentar para nuevas empresas y pequeños negocios o si ha de definir nuevas jornadas en sus actuales lugares de trabajo. En fin, han sido puestos en manos de nuestra legislatura, en tiempo récord y en primera instancia, aquellas reformas que los electores, al avalar el Plan para Puerto Rico, entendieron urgentes y necesarias para comenzar a movernos en la dirección correcta. Esto, para regresar lo antes posible a la ruta de progreso de la cual nos alejó la pasada administración debido a su constante inercia y mala costumbre de desinformar a nuestra gente, a nuestros acreedores y a sus propios oficiales.

El camino al éxito y el logro oportuno de cada una de nuestras metas está en la capacidad de enfrentarnos a nuestro presente con la visión de que un mejor Puerto Rico es posible y con la misión de construirlo con la fe puesta en Dios Todopoderoso y en la sabiduría de un pueblo que, utilizando aquella frase del afamado autor Denis Waitley, sabe que “el verdadero riesgo es hacer nada”. En ese sentido podemos definir la postura de la presente y recién inaugurada administración, más que como “meramente reformista” como una “eficientemente proactiva”. Stephen R. Covey expresó sobre el particular que “ser proactivo es más que tomar la iniciativa” añadiendo que “es reconocer que somos responsables de nuestras propias elecciones y que tenemos la libertad de escoger basándonos en principios y valores en vez de temperamentos y condiciones”; dejando meridianamente claro en su descripción que “las personas proactivas son agentes de cambio y eligen no ser víctimas, no ser reaccionarios ni culpar a otras personas”. El tiempo de señalar lo que estuvo mal quedó atrás. Nuestra mirada apunta al horizonte, al mañana, al Nuevo Puerto Rico. Nuestra gente puede confiar en que nos levantaremos como pueblo y presentados los hallazgos que, por mandato de ley, nos corresponde comunicar sobre la transición gubernamental, solamente nos moverá, como rama ejecutiva, el continuar el camino que emprendimos mucho antes del segundo día de enero; uno lleno de oportunidades para todo buen puertorriqueño.

Por: Lcdo. William Villafañe, Secretario de la Gobernación

El pasado lunes, 2 de enero de 2017, Puerto Rico comenzó a escribir una nueva página en la historia. A primeras horas de la importante fecha, Ricardo Antonio Rosselló Nevares juramentó al cargo de Gobernador de todos los puertorriqueños en la Sede del Tribunal Supremo de Puerto Rico; acto que más tarde en el día replicó en las escalinatas de nuestro emblemático Capitolio.  Allí, junto al Pueblo, percibí como en situaciones tan trascendentales y transformadoras como de la que fuimos testigos sí se pueden entremezclar el realismo con el optimismo; el escenario político y fiscal del presente con la seguridad de que, con esfuerzo, enfoque y dedicación, el mañana será mejor.

Puerto Rico era el Puerto Pobre en el 1898 y los Americanos fueron recibidos con flores, alegría y como Libertadores

El Gobernador Rosselló Nevares aseveró, en más de una ocasión, que los retos a los que nos hemos de enfrentar dan también paso a nuevas oportunidades.  Levine y Crom, colaboradores en diferentes publicaciones de Carnegie & Associates, Inc. nos recuerdan la importancia de proponernos objetivos “que sean claros, que sean un desafío y que sean alcanzables.” Del Plan para Puerto Rico avalado en las urnas el pasado 8 de noviembre, surgen claramente nuestros compromisos con el Pueblo y la manera en que cumplir con cada uno de ellos nos acerca más al objetivo de esta nueva administración gubernamental.  Del documento se desprende que, a pesar de la situación  política, moral y fiscal en que se ha traspasado la responsabilidad sobre el desarrollo socioeconómico y bienestar general de nuestra gente, cada una de nuestras metas sigue siendo viable y esencial para garantizar una óptima calidad de vida a quienes residen en la Isla y los hermanos y hermanas que pronto estarán de regreso en casa.  La ruta de progreso ha sido trazada y tomada por hombres y mujeres que, siguiendo el mandato del Pueblo, han jurado levantar a Puerto Rico y colocarlo en el sitial al que aspira y merece tanto en la constelación de estrellas que representan la Nación a la que pertenecemos, como ante los vecinos y hermanos latinoamericanos que conocen las cualidades y capacidades del más valioso recurso con que contamos: nuestra gente.

Bien describen los mencionados autores la segunda característica que deben tener nuestras metas. Como dejara entrever nuestro Gobernador en su Mensaje Inaugural, enfrentaremos cada reto con acciones; dejando atrás el drama y desafiando con cortés gallardía a los opuestos a todo y a los recurrentes profetas del desastre.  Porque lo que otros puedan percibir como obstáculos, se develará ante los ojos de nuestra gente como nuevas y grandes oportunidades.  Hoy por hoy, cada fase del camino que hemos de tomar ha sido delineada y está siendo ya implantada con una nueva visión de lo que podemos alcanzar cuando nos lo proponemos y, sobretodo, confiamos en nosotros mismos como ciudadanos y ciudadanas a quienes les ha correspondido vivir no sólo cuando Puerto Rico fue llevado a tocar fondo,  si no cuando aunaremos esfuerzos para triunfar una vez más ante la adversidad.

La legislación presentada y las Órdenes Ejecutivas firmadas por el honorable Ricardo Rosselló son muestra de los tiempos por venir, de la manera en que se visualiza y viabiliza nuestro futuro.   Mientras hay quienes ven la crisis fiscal que enfrentamos como nuestro más grande escollo, hay quienes la vemos como la oportunidad de crear un Gobierno más ágil y eficiente.  Con la fe que nos caracteriza como Pueblo, el compromiso de quienes quieren verdaderamente construir un mejor Puerto Rico para las futuras generaciones y la unidad de propósito para crear oportunidades donde antes solo se percibía desesperanza, lograremos aquello que nos hemos propuesto y más.  Este es el Nuevo Comienzo.