>José M. Saldaña
Expresidente de la UPR

Si madura como pinta, la pretendida reestructuración de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) acabará como el Rosario de la Aurora.
A finales de octubre pasado, la Oficial de Reestructuración (OR) de la AEE, Lisa Donahue, anunció que había llegado a un acuerdo con los acreedores de la Autoridad para la reestructuración de su deuda. (Eventualmente, las aseguradoras de dicha deuda también lo suscribieron). Inmediatamente advertimos sobre las dificultades que presentaría aprobar lo acordado.

Mediante el acuerdo -cuyo borrador en realidad nunca hemos visto- los acreedores acceden a una reducción del 15% de lo que se les debe, así como a otros cambios en los términos en que originalmente se les hubiera tenido que pagar, a cambio de una serie de condiciones incluyendo, entre otras, un aumento en la tarifa de la luz que pagamos los abonados.

Un sinnúmero de los términos pautados en dicho Acuerdo de Reestructuración requieren cambios a las leyes vigentes, por lo cual la administración presentó un proyecto de ley para lograrlo. Para empezar, lo acordado con los bonistas en cuanto al aumento de tarifa que se proponen implantar daría al traste con lo dispuesto en la Reforma Energética aprobada por la Legislatura en el 2014 que le asigna a la Comisión de Energía toda determinación sobre revisiones a la tarifa de la luz.

Dicho proyecto, que la Legislatura no alcanzó a considerar antes del final de la sesión ordinaria, hubiera sido considerado en una sesión extraordinaria, pero el Gobernador nunca la llegó a convocar. En su momento, la OR Donahue dijo que no aprobar el proyecto pondría a riesgo los 15 meses y más de $100 millones que le ha tomado a ella negociar el acuerdo.

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Legisladores con responsabilidad primaria sobre el tema han trabajado, junto a oficiales de la AEE, enmiendas al proyecto, que tampoco hemos visto. No obstante lo buenas que puedan ser las intenciones del Rep. Jesús Santa, quien preside en la Cámara la Comisión Especial para una Nueva Política Energética, o del Sen. Ramón Luis Nieves, quien preside la Comisión de Energía y Asuntos de Agua del Senado, la ambigüedad y falta de especificidad con la que hasta ahora han hablado sobre el contenido concreto del proyecto que se disponen a aprobar auguran que aquí va a haber una garata.

Aquí el único que ha hablado sin rodeos sobre el tema ha sido el presidente del Senado, Eduardo Bhatia, quien en varias ocasiones ha empeñado su palabra al decir “yo no voy a darle espacio a nada que genere un aumento en el costo de la luz”. Confiamos que la cumpla.
Mientras tanto, oposición al proyecto crece, no solo entre los grandes intereses sindicales de la AEE, como la UTIER, sino entre organizaciones del sector privado como la Asociación de Industriales, el Centro Unido de Detallistas y el Instituto de Competitividad y Sostenibilidad Económica.
Al liderato legislativo le recomendamos prudencia. Más vale que dé espacio suficiente en vistas públicas para que todos los sectores puedan expresarse sobre el proyecto. Cuidado con pretender aprobar esto a la trágala, porque el horno no está para pan.

Reiteramos nuestro apoyo al esfuerzo de reestructuración de la AEE. Entendemos perfectamente la monumental tarea que representa restaurar la viabilidad financiera y operacional de una AEE quebrada y disfuncional. Y entendemos la premisa de que todos los sectores interesados deberían contribuir a la solución.

Pero estamos en total desacuerdo con que eso incluya un aumento en la luz a los abonados. Así de claro. Los abonados residenciales han tenido que absorber tantos aumentos en impuestos, arbitrios y contribuciones en los pasados tres años que sencillamente no aguantan ni uno más. Igualmente, los abonados comerciales e industriales no pueden sobrellevar un aumento más en el costo de hacer negocios, a no ser que queramos que se sigan yendo a la quiebra.

Aquí la promesa fue bajar la luz, no subirla. Hay que estabilizar y reestructurar a la AEE. Pero los encargados tienen que poder lograrlo sin un aumento en la luz.