Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés, Secretario de Asuntos Públicos

Luego de cuatro años perdidos en promesas para resolver nuestro problema colonial, la nueva administración presenta la vía para atenderlo en su primer mes y con el espacio para que todos los sectores aporten al Proyecto del Senado 51 (PS51).

Tener espacio para aportar no significa que se tenga que acoger propuestas irrazonables, ilegales e inútiles. El presidente Obama había promulgado en 2014 legislación para resolver nuestro centenario problema colonial con los Estados Unidos. Por disposición federal, dicho proceso debe desembocar en una solución al problema de estatus. Por definición, el problema en sí no puede ser la solución. La colonia y el estatus territorial de Puerto Rico es el problema y negar ese hecho en pleno siglo XXI representa lo peor del pasado.

En la vista sobre el PS51 me sorprendió que los representantes del PPD hayan expresado que tienen una definición de estatus, pero que no la compartirían salvo se garantizara que se incluiría en la consulta de forma íntegra. Primero, los legisladores elegidos por el pueblo tendrían que examinar dicha definición para examinar si cumple con los parámetros legales a nivel local, nacional e internacional. Segundo, ¿cómo es eso que se tiene una definición pero que no puede compartirse ni con la Legislatura, ni con el Pueblo, ni con sus propios correligionarios? ¿Acaso el PPD está compuesto solo por algunos exgobernadores y políticos? Por esa actitud es que no son gobierno hoy.

Los que tuvieron cuatro años para resolver el problema de estatus e hicieron absolutamente nada, ahora quieren entorpecer el proceso. La realidad es una: Puerto Rico está en quiebra y el estatus actual permite que nos impongan una junta antidemocrática como en tiempos de la Ley Foraker (1900). El derecho internacional reconoce solo tres formas de descolonizar una jurisdicción, a saber la integración (estadidad), la independencia o la libre asociación (véase Resolución 1541(XV) de la ONU). La primera es una soberanía dentro de la federación de los Estados Unidos. Las últimas dos son ejercicios de soberanía separada de esa federación. Esas alternativas, las únicas legales, son las que promueve el PS51. ¿Cuál es el miedo?

Por: Lcdo. Iván Rivera

Ramón, por demasiado tiempo dirigentes incidentales de mi partido popular han estado a la defensiva en cuanto al tema del estatus. Han plasmado frases tales como “la grandeza del ELA es su indefinición”, “el crecimiento orgánico del ELA”, “la naturaleza dinámica del ELA”, entre otras. Pero, se ha evitado establecer una definición específica en la que de manera inequívoca y libre de ambages se proponga una relación de asociación libremente determinada entre nuestro pueblo y la federación estadounidense que nos saque de una vez y por todas del yugo que continúa representando para nuestro país la cláusula territorial de la Constitución de EE.UU. Ahora que el PNP ha iniciado una ofensiva recia en cuanto al mencionado tema, escuchamos al unísono el pasado miércoles el grito de “time-out”.

Tú que has practicado el baloncesto sabes que en momentos de avasallador avance pedir tiempo fuera es una buena estrategia para detener el “momentum” del adversario. Pero, ¿qué ocurre cuando se te han agotado los tiempos? No te queda de otra que ir agresivo a “robar” el balón y arremeter con todas tus fuerzas a la ofensiva. El que a mi entender es el mejor estratega con el que cuenta el PPD en estos momentos apuesta a que el árbitro es el gobierno federal y hacía allá ha dirigido sus esfuerzos para que conceda el “time-out”. Podría ser muy buena estrategia. No creo que sea bueno para el país. Cada año de retraso en la solución del problema representa al menos cinco años de retraso económico. ¿Y si el gringo no concede el “time-out”?

A los populares nos ha llegado la hora de robarnos el balón y arremeter fuertemente en la ofensiva en cuanto al estatus. Aunque los proyectos en discusión adolecen de serias deficiencias conceptuales y de elementos antijurídicos que los hacen inviables como proceso de autodeterminación, el PPD se juega su permanencia en el panorama político del País. A la defensiva no podrá sobrevivir mucho más. A los amigos de Ponce, proponer degradarnos al nivel de las Islas Marianas del Norte no es tomar la ofensiva. Como diría Don Rafa Bracero, continuaremos…