Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés
Twitter: @SecAsuntosPR
Hablemos del problema de fondo de esta coyuntura histórica que hoy llamamos “Junta”. Estamos ante otro capítulo de nuestra novela colonial que data de los tiempos de España. Los españoles y los Estados Unidos perpetuaron la colonia bajo distintos regímenes “legales”. En 1898, EE.UU. lo hizo con un gobierno militar y en 1900 bajo la Ley Foraker (presidente nombraba al gobernador).
Luego de la Ley Jones en 1917, la Constitución del ELA en 1952 fue la herramienta que utilizó el Congreso para no reconocer a los ciudadanos americanos de Puerto Rico los derechos que tendrían en un estado. Sánchez Valle y Promesa en 2016 destruyeron el mito de que teníamos la misma autonomía que tiene un estado bajo la Enmienda X de la Constitución federal. Esta disposición impide que el gobierno federal intervenga en asuntos locales de los estados como sería imponerles una junta que les diga qué cobran y en qué gastan.
El Congreso le impuso una junta a Washington DC porque no es estado y está bajo su jurisdicción directa por ser la capital. La junta de la ciudad de New York fue creada por una legislatura estatal y no por el Congreso. Detroit, que es una ciudad y no un estado, participó de un proceso voluntario de quiebra, lo que no constituye una imposición del Congreso. Nosotros, por ser colonia, tenemos una junta que equivale al régimen de la Ley Foraker. Iván, el repudio del gobernador y el mío a este elemento colonial está en el récord desde el día 1.
Por eso, es importante resolver nuestro problema colonial que permite este tipo de imposición y que nos limita los derechos y la participación en programas federales para incentivar nuestra economía. El 11 de junio de 2017 tendremos la oportunidad de resolver el problema de estatus con las únicas alternativas que reconoce el derecho internacional y la Constitución de los Estados Unidos, a saber, la Estadidad, la Independencia o la Libre Asociación. Resolver este problema impedirá que estemos bajo dictaduras antidemocráticas en 1900, en 2017 o en el futuro.
Por: Lcdo. Iván Rivera
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Ramón, sabes que en el planteamiento sobre la condición colonial del País coincidimos. Para algunos de los ilusos que piensan que pueden atacar la legalidad de la “Junta Colonial” y de la Ley Promesa en los tribunales, les recuerdo que la Corte Suprema de la metrópoli notificó su determinación en el caso de Sánchez Valle en horas previas a la aprobación de dicho estatuto. Eso no es casualidad. Incluso, el récord legislativo de dicha ley está plagado de opiniones de reconocidos constitucionalistas que respaldaron la misma al palio de la “cláusula territorial” de su Constitución. “Pero una cosa es estar colonizado y otra cosa es actuar como colonizado”.
Mientras el hacha va y viene para que finalmente sea resuelto dicho problema colonial, tenemos que velar por nuestro futuro y el de nuestros hijos. Las que parece serán medidas impositivas de la “Junta”, amigo mío, nos enterrarán en un decrecimiento económico inmediato que podría posteriormente tardar generaciones completas para nuestra recuperación. Pretenden que nuestros estudiantes universitarios más pobres pasen hambre a diario, que nuestros retirados no tengan dinero para comprar sus medicamentos, que nuestras carreteras y vías de tránsito se desboronen y se desmantelen nuestros automóviles o que nuestros empleados públicos tengan que escoger entre almorzar o echarles gasolina a sus carros.
Al gobernador y su equipo administrativo, así como a nuestros legisladores, no les quedará de otra que la desobediencia civil y desacatar toda orden de la “junta de perdición fiscal” que atente contra nuestro futuro y contra los más vulnerables. De aquí al día 11 de junio, Ramón, estaré ahí junto con un grupo de distinguidos defensores de la libre asociación luchando, al igual que tú, por adelantar la descolonización de nuestra patria. Pero, mientras llega la hora de arrancarnos la camisa de fuerza que presupone el colonialismo por la vía que sea posible, tenemos que estar juntos luchando contra las imposiciones coloniales que sean injustas aunque sea sacrificando nuestra libertad. Si el gobernador, en el momento indicado, tiene la valentía de desacatar las órdenes de la junta, que sepa que estaré ahí a su lado apoyándolo. De lo contrario, no.
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