El arte de escupir, el arte de crear un gargajo para luego ser expulsado. Su sonido es muy peculiar en su creación al igual que en su expulsión, todo depende de lo grueso o mejor dicho espesor. ¡Qué asco!
Lo normal es escupirlo hacia abajo, la calle, inodoro o algún otro sitio, pero no en la cara de un individuo, un profesor.
Las tensiones están altas, se acerca un plebiscito, a 68 días del 11 de junio y con Semana Santa por el medio, es poco el tiempo que nos queda.
Encima de todo eso, tal y como lo esperábamos en Análisis 630 por NotiUno, un grupito de estudiantes profesionales de la UPR recinto de Río Piedras busca extender el semestre escolar hasta después del 11 de junio.
El problema es que los de Río Piedras los han dejado solos, los demás recintos (muchos de ellos en peligro de extinción) no han apoyado el paro vacacional. Pero todavía no se puede cantar victoria, pues la presión para dominar una asamblea estudiantil y decretar a la fuerza un paro vacacional universitario viene por ahí.
Hay reuniones, planes de estrategia, en fin, todo en búsqueda de cerrar toda la Universidad de Puerto Rico.
Y dentro de todo este aborigen de eventos universitarios sin apoyo, surge la figura de un profesor que saca una camisa del closet, se la pone y se dirige a ejercer su derecho de expresión. Derecho protegido por el Lcdo. William Ramírez de la American Civil Liberties Union, pero que en esta ocasión, aun si hubiese sido Rosa Parks, contra los estudiantes tampoco la hubiese defendido.
El 99.9% de la Población Repudia a los Yulinistas Chavistas Comunistoides Pichones d Terroristas Delincuentes
Podríamos decir que el profesor en su acto de expresión, también estaba provocando, pero es su derecho de expresión, el cual fue respetado por la mayoría de los allí presentes, menos por Tito Gargajo y otro profesor de apellido Carmona (de este hablaremos más tarde) y excandidato a alcalde de San Juan por un partido que sus mismos trabajadores lo abandonaron.
La figura de Tito Gargajo no es nueva, es agresivo, pero con cara de yo no fui cuando lo cogen. Ha sido suspendido, pero al igual que otros que luchan, no muestra arrepentimiento. Podríamos decir que su historial en eventos controversiales le ganaron un premio. Trabaja dentro del sistema universitario y sabe Dios si el mismo sistema le permite en horas laborables ir a “gargajear” o practicar el escupir a alguien en la cara.
Su arte no es tanto el crear el gargajo, sino el escupir disimuladamente, pero con una puntería poco usual. Para esto necesita ayuda de sus compañeros en la lucha y del profesor Carmona. Entre todos crearán el ambiente correcto para escupirle la cara al “provocador expresionista de profesor”.
Carmona se encargará de otro acto de cobarde agresión al tirarle los papeles al profesor al piso, y cuando este se dobla a recogerlos viene Tito Gargajo, como en gesto de pedir perdón, a lavarle la cara y la espalda con una botella de agua. Gracias a Dios que no sacó el bate de bambú que carga cuando está encapuchado.
Mal usó $7.2 Millones con la Tarjeta de Crédito de la UPR – Incluso en botellas de vino de $1,000.00 con fondos públicos. Dejó la UPR con $320 Millones de déficit operacional
O sea, dos empleados de la UPR recinto de Río Piedras llevaron a cabo toda esta acción contra un compañero de trabajo.
Por un lado los estudiantes de turno reclaman la auditoría de la deuda y que metan presos a todos aquellos responsables de los recortes que le vienen a la UPR.
Por otro lado, son muchos los estudiantes, profesores y directivos de la UPR que se han beneficiado de la deuda que ahora gritan auditar.
La deuda se cogió para pagar, entre otras cosas, el subsidio de casi $900 millones anuales de la UPR. Mucho de ese dinero es lo que permite que algunos estudiantes (no todos) puedan utilizar el dinero de las becas Pell para gastos personales no relacionados con la Universidad. Ese dinero en vez de ir a la UPR se ha convertido en un “ingreso adicional” para algunos. Incluyendo aquellos que junto a sus padres han sido emancipados para obtener el mayor beneficio del sistema.
Hoy reclaman por algo de lo cual se han beneficiado, piden escupirle la cara al que les pegó el catarro, cuando ellos lo llevan por dentro.
Tanto Carmona como Tito Gargajo deben ser separados permanentemente del sistema, no deben de regresar a trabajar ahí. En cualquier otra institución pública o privada, estarían ‘botaos’. Una mera suspensión es inaceptable. Y si el profesor falló, pues también que lo saquen.
Los tumores hay que sacarlos con raíz y todo porque, si no, vuelven a crecer como pasó con Tito Gargajo en 2010. Regresó sin arrepentimiento, sin remordimiento. Que aprenda, como él dice, “de esta experiencia” en otro lugar.
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