Nunca antes habíamos enfrentado un plebiscito en donde el ELA estuviese fuera de la papeleta.

Nunca antes las tres ramas del gobierno de los Estados Unidos se habían expresado en un mismo cuatrienio que el ELA no existe. Nunca antes dos presidentes (uno republicano y otro demócrata) en informes separados habían dicho que el ELA no existe. Todos los arriba mencionados han dicho que el ELA no existe, contrario a lo que se nos ha hecho creer desde 1952. Entonces, ¿cómo llegamos de Commonwealth a Estado Libre Asociado?

Si traducimos literalmente la palabra “Commonwealth”, podríamos decir que es bien común. Según el diccionario, es un término que data del Siglo 15. Vuelvo y me pregunto, ¿y cómo cayó esto en la traducción del inglés al español del Estado Libre Asociado?

Peor aun, ¿qué tiene todo esto que ver con lo que nos está pasando? Esas famosas frases de “autonomía fiscal del ELA”, “los poderes autónomos del ELA”, al igual que otras, hoy son cosas del pasado.

El autogobierno dejo de existir y para ello tanto el Congreso de los Estados Unidos como el presidente de aquel entonces Barack Obama, convocaron una cláusula en la Constitución norteamericana para de golpe y porrazo terminar los llamados poderes autónomos del ELA. Lo que está bien CLARO hoy es que por 64 años nos engañaron.

Luego del engaño ¿qué hacemos? Tenemos un gobierno que hace tiempo dejó de ser un “Commonwealth”, dejó de ser para el bien común. Y de paso se convirtió en una máquina de gastar para que unos pocos se enriquecieran y/o obtuvieran beneficios según les venía en gana.
También tenemos un grupo de corporaciones públicas que se bajaron los calzones a las uniones, para que los gerenciales de carrera se beneficiaran y de paso votaran por el partido que regalaba lo que no era de ellos.

Como de igual forma tenemos a todo el gobierno prácticamente sindicalizado en contra del partido que les permitió sindicalizarse. En fin, en vez de tener un “Commonwealth”, lo que tenemos es un “Commondesmother” o desmadre común, porque está en todos lados.

El problema es que hemos vivido una falsa realidad, de riqueza, abundancia, servicios esenciales. El otro problema es cómo lo arreglamos. Claramente el Congreso de los Estados Unidos entiende que ya trabajó ese problema y no quiere volverse a meter o a reabrir el caso. Claramente la ley Promesa es un experimento que muy bien puede ser parte de la solución, pero claramente no lo es en su totalidad, pues la ley dejó muchas áreas importantes fuera. Como muy bien dijo el presidente Barack Obama, “esta legislación no es perfecta, pero es lo mejor que pudimos hacer”.

Lo cual nos vuelve a traer al estatus de nuestra islita.

La lucha debe ser Estadidad o Independencia; si no nos quieren como estado la ruta es clara y precisa: Independencia.

Y de eso se trata el 11 de junio. Todavía no hemos ido con un mandato claro de qué es lo que queremos. Sí el ELA había ganado antes, pero el ELA ya fue rechazado en 2012 por 54% de los votantes, casi un millón, y hoy el ELA no existe, por lo tanto no es una opción.

El continuar como una colonia de los Estados Unidos no nos ayuda en el desarrollo económico que buscamos, en volver a ser la estrella del Caribe. Esa etapa ya pasó y agradecemos todo lo que se hizo por Puerto Rico.

Pero la tecnología y el libre comercio han cambiado todo, el mundo ya no se comunica por telégrafo y tampoco se transporta en aviones de hélice. Las economías mundiales han cambiado, sin embargo nosotros no.

Los estados de la nación norteamericana están protegidos por la confederación, nosotros NO. Las naciones independientes están protegidas por sus tratados y por organizaciones mundiales, nosotros NO. Las economías de los estados crecen con la nación, la nuestra NO.

Las economías mundiales crecen con los avances tecnológicos, de comunicaciones y transportación, la nuestra NO. Los Estados Unidos y las naciones independientes utilizan su moneda y los intereses bancarios según más les convenga, nosotros NO.

En fin, estamos atrapados ante una triste realidad, se nos desbieló el motor y tenemos que decidir entre comprar un carro nuevo o cambiarle el motor.
Por eso en esta ocasión, muy distinto al 1952, no dejes que te engañen, que te traduzcan algo que no existe, que te enamoren con cantos de poder, cuando sigues siendo uno que depende de las migajas de otro.

Sal a votar Estadidad o Independencia/Libre Asociación.