La Universidad de Puerto Rico al garete
La inacción, la falta de consecuencias y de medidas disciplinarias ante los actos delictivos de estos vándalos son el estímulo necesario para que repitan impunemente sus actuaciones
Los incidentes de la noche del pasado jueves 27 de abril, en los que una turba de estudiantes comunistas, socialistas, anarquistas, revoltosos y los profesores que los indoctrinan, estimulan e incitan, entraron por la fuerza a la reunión de la Junta de Gobierno que se llevaba a cabo en el edificio de la Administración Central de la UPR, dejó claramente demostrado que ellos controlan la Universidad de Puerto Rico, particularmente el recinto de Río Piedras. Las imágenes del espectáculo que allí ocurrió fueron estremecedoras y demostrativas de la anarquía, del desorden y el descontrol que reina en la institución.
Ese jueves negro, la presidenta interina, Dra. Nivia Fernández, fue insultada, amenazada, agraviada y aterrorizada por las turbas violentas, al extremo de tener que ser protegida por sentirse amenazada en su integridad física. Esta es la segunda ocasión en que ella ha sido aterrada por turbas universitarias. En las imágenes vimos cómo los miembros de la Junta de Gobierno fueron rodeados e inmovilizados por una cadena de terroristas, delincuentes que les impidieron moverse de sus asientos. Para todos los efectos, los tenían secuestrados. Bajo esas condiciones los intimidaron y forzaron a firmar un documento que contenía una serie de demandas y condiciones irrazonables que ya habían sido consideradas y rechazadas en infinidad de ocasiones por las autoridades de la institución y del gobierno.
Al firmar ese documento bajo intimidación, los miembros de la Junta de Gobierno cobardemente claudicaron a su función de dirigir la Institución. Al salir de la reunión el presidente de la Junta, Dr. Carlos Pérez, manifestó estar considerando renunciar. Por vergüenza deben todos renunciar a sus puestos. Esa es la opción más adecuada pues ya no hay manera de que, como cuerpo, puedan ser efectivos en la dirección institucional.
Estas demandas -y otras en ocasiones anteriores como cuotas, aumentos en matrícula, etc.- son la excusa para los paros, huelgas y el desorden. La verdadera razón para todo el actual desastre es que la UPR (particularmente el recinto de Río Piedras) ha sido tomada desde hace mucho tiempo por la extrema izquierda como punta de lanza ideológica para crear caos, desestabilizar el gobierno con el fin de alejar la posibilidad de la estadidad para la Isla y llevar a Puerto Rico, mediante una revolución, a constituirse en una república castrista/chavista. Creer lo contrario es estar enajenado de la realidad o tratar de tapar el cielo con la mano.
Al día siguiente, en entrevista radial, la presidenta interina manifestó que, a pesar de las agresiones, amenazas, el vandalismo, el caos y la ingobernabilidad, ella se reafirma en la pusilánime política de no confrontación para no solicitar la presencia de la Policía en la institución. Manifestó que el diálogo sosegado es el recurso que ella prefiere para lidiar con la situación. La presidenta interina demuestra gran ingenuidad e ignorancia. Con estos vándalos, revoltosos e intolerantes entrenados en Cuba y Venezuela, el diálogo no funciona, pues su instrumento para imponer su criterio e ideas es la intimidación y el uso de la fuerza. La actual administración ha cedido la gobernanza y el orden institucional a los revoltosos con el resultado de que muy probablemente la Universidad habrá de perder la acreditación de la Msche. De esto ocurrir tendrán que cerrarla, o por lo menos aquellas unidades que se mantengan en estas condiciones. Si eso es lo que quieren, pues serán complacidos.
Como síntoma de su cobardía, los directivos de la UPR no habían presentado querella alguna contra los delincuentes manifestantes. El cobarde apego a la pusilánime política de no confrontación les impide tomar acción disciplinaria contra los delincuentes porque eso sería confrontarlos. Pero también es menester reconocer que además de lo anterior, gran parte de los dirigentes -particularmente los actuales rectores- comulgan con las posturas separatistas socialistas de los estudiantes y los estimulan en su agenda. En otras palabras, son cómplices de la actual situación. Recordemos que estos funcionarios son parte de la pasada administración que, capitaneada desde las sombras por Antonio García Padilla, hace tiempo les entregó la institución a los separatistas revolucionarios.
La inacción, la falta de consecuencias y de medidas disciplinarias ante los actos delictivos de estos vándalos son el estímulo necesario para que repitan impunemente sus actuaciones.
A los amables lectores les exhorto a que analicen cómo sería Puerto Rico si cae en manos de estos mal llamados estudiantes universitarios de hoy (pichones de dictadores), pues ellos serían los líderes futuros de la república socialista de Puerto Rico presidida por Carmen Yulín. ¿Es eso lo que quieres para Puerto Rico?
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