Los estudiantes del recinto de Río Piedras ratificaron el pasado miércoles el voto para continuar indefinidamente la huelga ilegal que llevan a cabo desde el 28 de marzo. La votación fue contundente con 1,933 votos a favor de continuarla y 533 votos en contra.

Para el pasado jueves el Tribunal Apelativo había expedido un mandamus para que la administración del recinto abriera los portones y permitiera el acceso al campus, so pena de desacato. Hasta la misma mañana del miércoles, la presidenta interina, Dra. Nivia Fernández, no sabía qué hacer. Pensaba llevar a cabo el jueves por la mañana frente a los portones una especie de acto ecuménico con religiosos de las distintas denominaciones, miembros de la facultad, personas de la sociedad civil, etcétera para que se abrieran los portones en un ambiente de diálogo y paz, invocando la política de no confrontación, ahora con el nombre de política de convivencia. Pero la guardia universitaria, llamada a abrir los portones, había comunicado desde el miércoles que de ratificarse la huelga rehusarían hacerlo. Esto en un claro desafío e insubordinación a la autoridad de la presidenta y la rectora interinas.

No abrieron los portones a las seis de la mañana del jueves como ordenara el tribunal, colocándose las autoridades universitarias ante un claro acto de desacato. Habrá que ver cuál será la acción del tribunal ante esta situación. El licenciado Pedro Vázquez -abogado de los estudiantes de derecho que querían entrar- explicó que mañana martes habrá una vista para informar al tribunal respecto a las acciones que se han llevado a cabo por la parte demandada.

Ante esta situación de huelga indefinida es de esperarse que la Msche próximamente le retire la acreditación al recinto de Río Piedras. Esto conllevaría perder todos los fondos federales incluyendo los de investigación. Esta situación -particularmente en este recinto- tendría un efecto aniquilador pues toda la investigación se echaría a perder y posiblemente sería necesario devolver fondos por millones de dólares. A esto se le sumaría el abandono de la institución por parte de los investigadores, lo que sería un golpe devastador. Ante este escenario el recinto tendría que cerrar sus puertas de forma indefinida.

Ante la inacción de la administración para proteger las instalaciones -basándose en la política de no confrontación- los huelguistas se han apoderado del recinto, permaneciendo adentro para constituirlo en el bunker y punta de lanza de la revolución. Allí -como en ocasiones anteriores- campean por su respeto, pernoctando, saqueando y deteriorando más las ya en precario instalaciones físicas. La única opción para evitar esto sería removerlos con la Policía.

Desafortunadamente debo señalar la gran responsabilidad que en todo esto ha tenido la mayoría silenciosa de los estudiantes que supuestamente quieren seguir estudiando. Si estos se hubieran presentado en grupo mayoritario (3,000 o 4,000) a las asambleas previas y el pasado miércoles al Coliseo, hubiesen sido la mayoría necesaria para impedir esta huelga con las nefastas consecuencias de pérdida de graduación, de trabajo y posibilidad de la inadmisión a escuelas graduadas que esta representará para ellos. Esta mayoría le ha cedido una vez más el espacio a la minoría violenta ruidosa. Hay que preguntarse qué dirán ahora sus padres al ver tronchados los sacrificios e inversión en los estudios de sus hijos. Si esos padres les aconsejaron no meterse en ese “revolú” entonces son igualmente responsables por su suerte y merecen irse a llorar para maternidad. “Cuando las mayorías callan, las minorías deciden.”

No nos llamemos a engaño. Todo este episodio es parte del plan ideológico de los separatistas para tomar la Universidad como punta de lanza para detener el avance de la estadidad ante la implosión del ELA y la proximidad del plebiscito descolonizador para tomar la “suprema decisión”.

Esta experiencia universitaria debemos trasladarla al escenario mayor de Puerto Rico. En este escenario los sindicatos, socialistas, separatistas en mogolla con el PIP y los populares tratarán de boicotear el plebiscito del 11 de junio en el que nos jugamos nuestro futuro. Esa mogolla llevará a cabo actividades masivas ese día para tratar de intimidar y de impedir nuestra participación en esa consulta. Si nos intimidan y no vamos a votar en la consulta, la consecuencia será dejarles que controlen el destino de la Isla y nos lleven irremediablemente hacia una república socialista al estilo de Cuba y Venezuela.

Los que veneramos nuestra ciudadanía americana, nuestra relación con los Estados Unidos y deseamos estrecharla aún más, no podemos permitir que nos intimiden e impidan expresar nuestra preferencia. Vamos todos a votar por la estadidad en ese plebiscito. Aprendamos de esta experiencia en la UPR.