Faltando solo días para que los puertorriqueños tengamos la oportunidad de expresarnos en las urnas en torno a nuestro futuro político vienen a mi mente estas palabras pronunciadas en 1933 por el expresidente del Senado, Rafael Martínez Nadal: “Lo que Puerto Rico rechaza con altivez es la perpetuación de un Estado de coloniaje que nos degrada y resta prestigio en el continente Americano a las tradiciones democráticas del pueblo americano”.

Nada más lejos de la verdad, nuestra condición colonial nos degrada, limita nuestras oportunidades de desarrollo y ciertamente desprestigia las tradiciones democráticas. Aún así, hay quienes insisten y hacen lo indecible por mantenernos sumidos en tan indignante condición. Estos seudo patriotas han secuestrado nuestra identidad cultural y nuestros símbolos patrios creyéndose los únicos con derecho sobre ellos.

Por décadas han utilizado nuestra cultura, nuestro idioma, nuestra identidad y nuestro amor por la patria como pretexto para alejar y opacar la lucha por la descolonización de Puerto Rico, atacando a todos los anticolonialistas estadistas que valoramos nuestra identidad cultural. Pues claro, es uno de los pocos mitos que a su entender no ha sido derrotado. A esas personas que solo buscan perpetuar el sistema colonial utilizando como pretexto nuestra identidad les digo, se equivocan. Nuestra identidad como puertorriqueños vive dentro de nosotros, la cultura se inculca en el seno de nuestro hogar y el amor por la patria no se mide por creencias ideológicas.

¿Por qué creo en la Estadidad?  Sencillo, amo a mi patria. Estoy seguro de que es una alternativa digna para luchar por la descolonización de nuestra Borinquen. Porque me duele ver el constante trato desigual al que hemos sido sometidos y que ha contado con el aval de muchos de estos auto denominados “patriotas”, porque me duele saber que cada vez son más los jóvenes que se enlistan en las fuerzas armadas y tienen que seguir instrucciones de un comandante en jefe al que no tienen derecho a elegir. Porque es duro ver cómo nuestras familias se fragmentan y emigran hacia los estados, jóvenes profesionales que se van a producir y a entregar los mejores años de su vida en otras jurisdicciones porque aquí no tienen las mismas oportunidades debido a nuestra condición colonial.

Creo en la estadidad porque no dudo de la grandeza, la inteligencia, capacidad y de la envidiable riqueza cultural del puertorriqueño.

Como Estado obtendremos la representación necesaria y el poder politico para afectar positivamente, no solo a los 3.5 millones de ciudadanos estadounidenses que viven en nuestra isla, sino que también a los millones de puertorriqueños y hermanos latinoamericanos que residen en los diferentes estados. 

Actualmente represento cinco pueblos de mi adorada isla, Aguada, Añasco, Rincón, Moca y Mayagüez. Durante mi campaña mis constituyentes constantemente manifestaban su inconformidad con el sistema colonial. A todos les expresé lo que aquí plasmo, y obtuve el favor del 55 % de los electores del Distrito 18.

Este próximo 11 de junio se celebrará una consulta de estatus en donde la Estadidad estará representada por el triángulo. Esto no se trata de pedir, sino de exigir mediante el sufragio lo que por derecho nos corresponde. Votando por la Estadidad derrotamos el inmovilismo impulsado por aquellos que se esconden en la trinchera colonial. En esta isla nací, crecí, me desarrollé y en esta isla moriré. No cederé en el intento de conseguir la igualdad y la dignidad para todos y les aseguro que más temprano que tarde la más brillante de todas las estrellas estará representada junto con las otras 50. Después de todo la bandera que cambiará no será la nuestra. ¡Estadidad ahora!

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