En los últimos años el Partido Popular Democrático ha tenido una recua de corruptelas que han hecho de ese partido una grotesca caricatura de lo que otrora fuera. Si don Luis Muñoz Marín resucitara no podría creer lo que estaría

 viendo y volvería frustrado, descorazonado y avergonzado a la tumba fría. Su PPD, sin una definición ideológica, sin un proyecto de país, con el solo objetivo o fin de combatir la estadidad y llegar al poder para vulgarmente saquear la colonia, es hoy una guarida de ineptos y ladrones.

Luego del pueblo haber rechazado en el plebiscito del 6 de noviembre de 2012 el presente estatus colonial y haberle concedido una victoria pírrica a su candidato a la gobernación Alejandro García Padilla, el pasado cuatrienio comenzó con la corruptela de los Anaudi Hernández /García Padilla /Perelló. Prosiguiendo con la administración más funesta en nuestra historia capitaneada por el inepto AGP y su hermano Tony, responsable principal por la corruptela de las Becas Presidenciales y la deshonrosa destitución -por primera vez en la historia- de toda la cúpula de la UPR. Esa nefasta administración, luego de su derrota, cerró el cuatrienio dejándole a la actual administración un gobierno en quiebra con un déficit de $7,600 millones.

El presente cuatrienio comenzó para el PPD con la bochornosa y antidemocrática postura de huirse de participar en el plebiscito descolonizador del 11 de junio en el que la opción de su criatura estaba presente como lo que es: el territorio no incorporado. Supuestamente por no estar presente la palabra ELA en la papeleta, se optó por el boicot. La verdadera razón fue por el terror a sufrir una apabullante derrota que le hubiera puesto el último clavo al ataúd donde está metido el PPD.

Tan pronto se supieron los resultados del plebiscito y el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, expresara: “Puerto Rico habló, ahora el Congreso tiene que actuar”, el presidente del PPD, Héctor Ferrer, engañosa y maliciosamente manifestó que la Casa Blanca se estaba “zapateando del resultado del plebiscito”. Esas palabras de Spicer tienen gran importancia.

 No son lo que quiere pintar Héctor Ferrer para tratar de minimizar lo sucedido, engañar al Pueblo en su empeño de que aquí no ha pasado nada y seguir chapoteando en la colonia de la que por décadas han vivido.

Sean Spicer correctamente indicó el camino que ahora tiene que recorrerse por ese primer paso que dimos el pasado 11 de junio. Es al Congreso al que le corresponde actuar para continuar el proceso iniciado y no a la Casa Blanca, porque somos un territorio no incorporado bajo los poderes plenarios del Congreso… una colonia.

 Bajo esa condición estamos sujetos a la voluntad del Congreso. De allí es que tiene que salir un proyecto de admisión que sea aprobado por ese cuerpo y luego por el Senado. Es entonces que el presidente actúa firmando el proyecto para convertirlo en ley. No es Casa Blanca la que tiene que actuar ahora, es el Congreso.

No podemos permitir seguir dejándonos engañar por los populares que quieren continuar chupando de la poca leche que le queda a la ubre del ELA colonial.

Pero como si el anterior exabrupto no fuera suficiente, desconcertado ante el apabullante triunfo de la estadidad, en un arrebato de frustración e inconsistencia y sin encomendarse a nadie, Héctor Ferrer retó al gobernador a llevar a cabo un plebiscito estadidad Sí o No. ¿Adiós mis cuartos, pero y dónde está el ELA en esa propuesta?

 ¿No era la ausencia del ELA la razón para el boicot al plebiscito que acaba de llevarse a cabo?

Apenas transcurridos seis meses de la derrota electoral y diez días de la plebiscitaria, surge el primer escándalo de corrupción del PPD en el presente cuatrienio. El pasado secretario de Recreación y Deportes, Ramón Orta, íntimo amigo del derrotado candidato a la gobernación David Bernier y de AGP, junto a otro amigo íntimo del alma, Miguel Sosa, director de Finanzas del entonces candidato a la gobernación David Bernier y otros cuatro populares, han sido acusados por la Fiscalía federal, arrestados por fraude y por supuestamente desfalcar al Departamento de Educación por $10 millones de fondos federales.

A estos acusados les asiste el derecho a la presunción de inocencia, pero el presidente Héctor Ferrer ya los encontró culpables, desligándose rápida y cobardemente de ellos, de Bernier y de todo lo ocurrido en el PPD durante la campaña en la cual él fuera candidato a comisionado residente. Pronto veremos más acusaciones para miembros prominentes del PPD. Llueve y no escampa para ese partido.