Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés

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Un gobierno tiene que ser trasparente y responsivo. No veo esa actitud en San Juan. Pongamos el récord sobre la mesa. El gobernador Rosselló, ante unos allanamientos en Toa Baja, procuró la renuncia de su comisionado electoral para evitar la mera apariencia, aunque no había señalamientos contra el exalcalde. El gobernador consiguió la renuncia del alcalde de Guaynabo ante señalamientos muy serios. El gobernador destituyó a un jefe de agencia por negligencia supervisando a sus empleados. Ante cuestionamientos sobre algunos contratos en el Ejecutivo y en la Asamblea Legislativa, tanto el gobernador como los presidentes camerales han explicado de frente y con datos sus fundamentos para otorgar cada uno de estos. De acuerdo o no con las justificaciones, se ha dado el frente y expuesto las razones.

No puedo decir lo mismo de la alcaldesa Carmen Yulín. Primero, analicemos el pasado de la alcaldesa no tan lejano. Ella negó que conociera a Anaudi Hernández y resultó que hasta estuvo en su mansión en Aguadilla recogiendo dinero para su campaña. Negó que contratara a la hermana de Anaudi y resultó que tuvo varios contratos con San Juan. Negó negligencia en las operaciones de Casa Cuna y resultó que todo era un desastre. Negó que hubiera un aumento propuesto al costo de matrícula del Colegio Universitario de San Juan y resultó que sí lo había. ¿Cómo Yulín ha resuelto cada uno de estos asuntos? Echándoles la culpa a terceros, cantándose en desconocimiento o con memoria selectiva. 

El más reciente capítulo es producto de un allanamiento de la Oficina de la Contralora por unos contratos del municipio con unos donantes de su campaña que tienen vínculos con su secretario municipal. Primero, la alcaldesa afirmó que podía ser una investigación relacionada al exalcalde Santini. Desmentida esa posibilidad se escudó en lo “atípico” de un allanamiento de la Oficina de la Contralora. Ante el hecho que la Oficina de la Contralora realiza estas acciones con regularidad, decidió ordenar una “auditoría” interna. ¿Para qué? Para echarles la culpa a terceros, cantarse en desconocimiento y con memoria selectiva. Apunta esa Iván que no te duraré toda la vida.

Por: Lcdo. Iván Rivera

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Ramón, como dice el refrán, “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”. El problema de la alcaldesa de San Juan, más allá de fallas administrativas, es de personalidad. Siente una vocación de autoproyección que a la larga le cuesta caro. Por un lado, alega que está al pendiente hasta del más mínimo detalle de lo que ocurre en su administración, despidiendo empleados por “boberías” de mantenimiento y ornato. Pero, por el otro, se le han pasado los eventos llamativos que desglosas. Las auditorias están de moda. Bajo ese planteamiento, más allá de echarles culpas a terceros, se congela el balón y cuando se formulan preguntas sobre el tema, la respuesta perfecta es: “eso está bajo auditoría”, evitando así las complicaciones de explicar.

Pero, el más reciente evento en la administración municipal de San Juan es síntoma de un mal mayor. Se trata del problema de tener 78 regulaciones de compras y subastas diferentes en cada uno de los municipios del País sin un ente independiente supervisor de las mismas. Así, por ejemplo, en el municipio de Guaynabo se gastaron, según informes de la Oficina del Contralor, $764,695 en zafacones sin el debido proceso ni subastas. Además, en esa misma municipalidad, le dieron contratos de supervisión de obras al padre de Rivera Schatz, a pesar de estar suspendida su licencia de ingeniero desde el 2008 por la suma de $710,000. Si hacemos la lista de situaciones análogas necesitaremos 710 mil columnas como esta.

Claro está, no puedo darle la espalda a la realidad de que el caso de Yulín es trascendental para el devenir del País. Se trata de la persona que para algunos es el reducto final de posibilidades de futuro para el PPD. Si a eso se suma la incapacidad demostrada de su actual presidente para realizar oposición responsable, se deja la colectividad a expensas de que surja una generación de líderes y caras nuevas capaces de erigir un norte ideológico coherente para el partido que pueda aglutinar apoyo mayoritario o desaparecer. De lo contrario, el destino del País continuará en manos de un 42%.