Podríamos hablar de corrupción y los arrestos del FBI, de la política y la venta de ascensos en la Policía de Puerto Rico; de los acosos sexuales a que se someten todos los días mujeres policías o de la pelea que lleva el Departamento de Justicia federal por abajo para tumbarle la cabeza al oficial de probatoria de la Policía.

Todo lo antes mencionado, al igual que mucho más que no he mencionado, son síntomas de una enfermedad, pero no son La Enfermedad.

Lo importante es devolverle la credibilidad de la Policía y Agencias del Orden, para que la Ciudadanía ayude a atajar la criminalidad

La verdadera crisis en la Policía de Puerto Rico está en el rompimiento que hay en la cadena de mando, lo que en inglés se conoce como el “chain of command”. Esa cadena de mando es hoy en día más importante que la misma reforma o muy bien podría ser su hermana gemela, pero no lo es.

Todo comienza por las dos cabezas que tiene la Policía y ahí es donde todo también debe terminar, pero lamentablemente no es así.

No es así porque hoy esa cadena de mando tiene múltiples cabezas, tanto a nivel estatal como a nivel federal. Algunas de ellas son: el gobernador, la superintendente, los asesores del gobernador (algunos de ellos con escasa experiencia gerencial y casi ninguna supervisando empleados), el secretario del Departamento de Seguridad, los políticos, los alcaldes, el Departamento de Justicia federal, el oficial de probatoria o monitor, el juez Gustavo Gelpí, los asesores legales del juez Gelpí, en fin, aquí todo el mundo sabe, todo el mundo es experto y todos MANDAN.

Al escribir esta columna me doy cuenta de que el desmadre es más grande de lo que pensé al comenzar a escribirla.

Cualquier autoridad operativa por parte de la superintendente, o de quien sea que eventualmente termine ahí, será cuestionada, desafiada por todos los que quieren mandar en la PRPD.

La Policía sigue siendo ROJA y AZUL y los policías lo saben y lo utilizan para su propio beneficio o para destruir ese mismo cuerpo. Los traslados siguen siendo un arma inepta e irresponsable de castigo y la más afectada dentro de todo este laboratorio de testosterona sigue siendo la mujer policía.

Entre los coroneles hay cuatro bandos… imagínese qué revolú. El bando de la súper, el bando de la parte política, el bando de Pesquera y La Fortaleza y el bando que está observando a ver qué queda cuando alguno de los otros tres se ‘vaya a juste’.

Esto lleva a que toda acción trabajada en la cadena de mando y planes sensitivos se filtra a la prensa para hacer daño, sin importar las repercusiones y el detrimento de la institución.

El cambiar al juez, el cambiar a los representantes del Departamento de Justicia federal o al oficial de probatoria, no va a resolver lo antes mencionado; el mal es interno no externo.

Es claramente obvio que los designados por el gobernador no han hecho su trabajo, por lo cual hay que romperlo y volverlo a hacer. Ni la súper, ni los asesores del gobernador han demostrado tener la capacidad, experiencia y conocimiento para trabajar y resolver esta situación. Sí, han sido eficientes en echar culpas y dar excusas que solo benefician su falta de conocimiento y torpeza.

Esta situación no es nueva ni tampoco ha sido creada por esta administración, pero sí mantenida y alimentada.

Ahhh, y que quede CLARO… Pesquera no es la solución, él es el secretario de un nuevo departamento, él es una pieza clave de la solución, pero no es la solución.

El gobernador tiene que agarrar el toro por los cuernos y no solamente darse cuenta que el equipo que él designó para correr la Policía ya no es operante, sino que, al romperse la cadena de mando, él es el llamado a restablecerla y sus asesores deben de reconocer esto, pues ellos son parte del porqué esa cadena está rota.

El problema es uno gerencial y no político. La parte política es uno de los síntomas y esa parte hay que arrancarla de raíz, porque aquí quien manda y va es el gobernador.

Aun cuando es necesaria la renuncia de la súper, no es la única parte de la solución, pues, si no se resuelve el resto de los problemas, la enfermedad seguirá ahí y seguiremos cambiando de súper cada dos años. De igual manera los esfuerzos de Saucedo, La Fortaleza y quizás del juez en sacar al monitor tampoco van a resolver mucho. Miren el desmadre que dejó Warshaw, quien cobró más de $5 millones sin hacer mucho y con mucha probabilidad lo quieran traer de vuelta.

Aquí aparte del gobernador, todos están mirando sus intereses… TODOS y el llamado a velar por los intereses del Pueblo es del comandante en jefe de la Policía de Puerto Rico, el gobernador.